Ya son conocidas las ventajas del transporte por agua. Gran capacidad de manejo de carga en los puertos, bajo costo de mantenimiento y de inversión, menor impacto ambiental, entre otras. Por eso este sector, reiteradamente postergado en nuestro país, es protagonista en cualquier plan que se proyecte para mejorar la logística.
La Hidrovía Paraguay-Paraná es un sistema fluvial conformado por los ríos Paraguay, Paraná y de la Plata, que se extiende desde el altiplano boliviano y el Mato Grosso, en Brasil, hasta el Océano Atlántico, con un trayecto que supera los 3.400 kilómetros.
La principal ventaja de estas rutas acuáticas es que no precisan ser construidas. Son vías naturales nacidas hace millones de años, que solamente necesitan algunas obras para adecuarlas al transporte. Las inversiones que demandan son bajas comparadas con las que requieren otros medios, por lo cual permite una reducción de los costos logísticos de las exportaciones regionales, en tanto que los beneficios son muy importantes.
Se estima que la producción exportable de los países que integran la cuenca de la Hidrovía -Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay y Uruguay-, llegará a los 190 millones de toneladas para el año 2030. La producción de granos en Argentina será de 130 millones de toneladas para el próximo quinquenio. Además, se calcula que la demanda de buques para despachar aceites y biocombustibles crecerá un 26%.
Pero para aprovechar estas vías navegables es necesario llevar adelante un plan estratégico que pueda pensar el transporte por agua para los próximos años. Antonio Zuidwijk, es una de las personas que más ha estudiado el tema, un calificado conocedor, experto en Logística y Puertos, reconocido por todas las entidades relacionadas con el sector.
“Es necesario estudiar mucho este tema que es fundamental para el futuro del país. En 1976 el Congreso de Estados Unidos creó un grupo de estudio conformado por técnicos, diputados y senadores. Estos tenían la orden del presidente de hacer un programa de transporte hasta el 2000. Esta comisión trabajó tres años y en 1979 publicó sus consejos”, ejemplifica Zuidwijk.
La utilización con mayor participación de unidades con bandera nacional en la Hidrovía no sólo representa un ahorro importante para el productor agropecuario, sino también un multiplicador de mejorar para disminuir otras falencias que afectan a la infraestructura nacional de transporte. Se trata de un importante eje de integración y desarrollo territorial, productivo y comercial de valor netamente estratégico.
Actualmente la marina mercante nacional transporta sólo el 2% de toda la carga de la Hidrovía. El 90% de ese tráfico sale por la flota paraguaya y el 8% restante corresponde a bolivianos y uruguayos. En los últimos años, Paraguay logró conformar la tercera flota fluvial más grande del mundo, detrás de Estados Unidos y China.
En busca de recuperar la bandera nacional, el Congreso argentino sancionó a fines de noviembre del año pasado la ley de marina mercante. A través de esta norma se busca lograr una mayor competitividad para el sector. Según cálculos oficiales, con la nueva norma se incorporarían 10 barcos en el primer año y se espera que antes del próximo lustro los barcos sean 30, con un compromiso de inversión privada aproximada a los 350 millones de dólares.
“Argentina tiene que tener las mismas reglas impositivas que Paraguay. Porque ellos fueron muy inteligentes, han hecho lo que hacen todos los países que quieren tener flota de bandera, como Alemania, Grecia, Dinamarca… Todos les ofrecen a los armadores el mejor sistema impositivo posible. Y esto se hace en Paraguay desde hace más de diez años”, afirma Zuidwijk.
El contexto actual indica que la demanda mundial de alimentos mantiene tasas elevadas de crecimiento y se estima que se mantendrá así en las próximas décadas como consecuencia del mejoramiento de la alimentación en grandes sectores de la población mundial. Este fenómeno se registra en especial en el sudeste asiático, en momentos en que al mismo tiempo la frontera agropecuaria argentina se amplía continuamente.
La suma de todos estos factores, pone en evidencia que Argentina debe hacer foco en el desarrollo de la hidrovía y el transporte fluvial, ya que su potencialidad lo constituye en el medio más conveniente para trasladar los productos a los grandes mercados del mundo.