Según destaca el informe del IPC Congreso, el alza no sólo se aceleró respecto del mes anterior (los precios aumentaron 3,1% en julio), sino que además fue el mayor incremento del año. En el Gran Buenos Aires, la suba fue incluso superior (+4,1% mensual), convirtiéndose en el mayor registro de los últimos dos años.
El equipo económico del Frente Renovador, encabezado por el diputado Marco Lavagna, analizó la marcha de la inflación y el número publicado por INDEC para el octavo mes del año, que a nivel nacional fue de 3,9%. En lo que resta del año, la inflación se mantendrá en valores elevados y en septiembre se espera que supere el 5%.
Como resultado de la fuerte suba de los precios en los últimos meses, la variación interanual llegó a 34,4% en agosto para la medición nacional, acelerándose por cuarto mes consecutivo. Tomando como referencia los últimos seis meses, se observa un alza promedio de 3% mensual, lo que equivale a un incremento anualizado de los precios de más de 42%.
En agosto hubo aumentos puntuales autorizados por el gobierno que impulsaron la inflación, tal como en el transporte público, los combustibles o las cuotas de la medicina prepaga. Por eso, los precios regulados exhibieron una suba de 6,2% en el mes. Sin embargo, el IPC Núcleo, que excluye los precios regulados y el efecto de los estacionales, también registró un importante aumentó en agosto (+3,4%), lo que revela que la aceleración inflacionaria es un fenómeno generalizado y persistente, consecuencia de la suba del dólar de los últimos meses.
En los primeros ocho meses del año, los precios acumularon un alza de 24,3%, quedando a menos de tres puntos porcentuales de la meta central fijada en el acuerdo con el FMI (+27% para el cierre del año). Una parte importante de esta suba obedeció a los aumentos impulsados por el gobierno: los precios regulados acumularon un incremento de 29,4% al cierre de agosto, contra 23,2% en el mismo período de 2017.
Pero además de los incrementos que autorizó el gobierno (la mayoría, asociados a las correcciones tarifarias de los servicios públicos), el resto de los precios exhibió también una dinámica inflacionaria preocupante en el año, sobre todo a partir de mayo cuando los problemas en el mercado cambiario se volvieron más evidentes.
A contramano de la promesa del gobierno (reducir la inflación cerca de 10 puntos porcentuales este año), la inflación de 2018 se encamina a ser la más alta de los últimos 15 años (incluso podría superar el registro de la crisis de 2001): los pronósticos más conservadores refieren a un piso de 40% para el año.
Los aumentos autorizados por el gobierno (siempre por encima de los salarios de los trabajadores) impulsaron la inflación, pero fueron los problemas en el frente cambiario, aún todavía a la expectativa de cuál será su desenlace final, los que enterraron definitivamente las posibilidades de alcanzar un sendero descendente para los incrementos de precios.
La inflación se mantendrá en valores elevados en lo que resta del año, sobre todo porque cada vez son más los precios de la economía que se encuentran atados al dólar, como el caso de las tarifas de los servicios públicos. De hecho, en septiembre se espera que la inflación supere el 5% mensual.