Hay una herramienta muy conocida por todos, utilizada en diferentes ámbitos: el FODA (Fortalezas, Oportunidades, Debilidades y Amenazas). La misma es una herramienta de diagnóstico situacional que muestra tanto aspectos internos como externos de la organización que es de utilidad para tomar decisiones eficientes y orientadas al logro de los objetivos. Dentro de la empresa de familia, se está trabajando con parte de ella (Fortalezas y Debilidades), que involucra aspectos internos, es decir cuestiones que dependen exclusivamente de lo que se analiza: organización, personas, acciones. El abordaje es tanto hacia la empresa, como a la persona y a las relaciones.
Cuando hablamos de Fortalezas, nos referimos a virtudes que reúne una persona, que suman valor, tanto en la organización como al ámbito en el que se desempeña, por ejemplo, familiar o social.
Cuando trabajamos sobre las debilidades, referenciamos los puntos “flacos” que debe mejorar la persona para poder agregar valor al espacio donde se relaciona. En base al resultado se planifican cursos de acción para atenuar las Debilidades y poder transformarlas en Fortalezas.
Estos dos aspectos, al igual que el FODA tradicional, como herramienta, muestran una realidad situacional, una foto en un momento determinado donde cada uno, como individuo/relación familiar es diferente de otros, manifiesta aspectos de su ser, personalidad, capacidad, aptitudes, habilidades y competencias.
Para el trabajo en las empresas de familia, mayormente, pero aplicable a todo modelo de equipo laboral, se utiliza esta herramienta para poder tomar conciencia real de lo que la persona es, lo que hace y puede proyectar dentro del esquema productivo. No se refiere esto a una evaluación de desempeño, que tiene otro costado, al que no abordaremos en esta oportunidad.
Cuando elaboramos el mapa organizacional y relacional de la organización, la evaluación en base a F y D permite ver los perfiles que tienen los individuos en la familia empresaria y revisar el lugar que ocupan en el esquema laboral y relacional. Los deja así en situación de “honestidad” donde la persona a través de este análisis se proyecta y pone en juego el compromiso de desarrollo en el ámbito que se esté trabajando.
Este tipo de herramienta aporta además el beneficio de fijar un punto de partida para la proyección, medición y evaluación de avances que se quieren lograr. Sin embargo, al ser una realidad situacional acotada en el tiempo, si no se la trabaja de manera activa y dinámica pierde su esencia porque se trabaja en ámbitos de alto dinamismo, y esta matriz justamente apoya la gestión del cambio, ayudando la transformación y adaptación para el desarrollo sostenido.
*Lic. Paola Grión
Consultora Organizacional. Especialista en Empresas Familiares
E-mail: paola.grion@gmail.com