El viernes por la mañana en Murmansk, al norte del país, finalizó la peor crisis sufrida por la organización Greenpeace en décadas. El barco llevaba ocho meses retenido, desde que el pasado septiembre las autoridades rusas detuvieran a sus treinta tripulantes, un día después de que los ecologistas trataran de abordar una plataforma petrolífera de Gazprom en el mar de Pechora, en el Ártico, para protestar por la extracción de crudo en ese punto del planeta. Un intento frustrado a base de cañones de agua y de disparos al aire y al agua por parte del ejército ruso.
El asunto desencadenó una crisis que la organización con base en Holanda no vivía desde 1985, cuando los servicios secretos franceses hundieron en Nueva Zelanda el “Rainbow Warrior”, que en aquel entonces luchaba contra las pruebas nucleares en atolones del Pacífico. Esta vez, los 30 del Ártico, tal y como se conoció a los activistas detenidos, fueron acusados de piratería y se enfrentaban a 15 años de prisión. Finalmente, tres meses después fueron liberados, después de una amnistía a presos políticos decretada por el presidente Vladimir Putin, que también dejó ir al ex magnate del petróleo y rival político Mijaíl Jodorkovski y al grupo punk Pussy Riot.
Con los tripulantes liberados en diciembre, faltaba la del barco. El Tribunal Internacional del Derecho del Mar dictó a favor de Holanda en noviembre que la retención era ilegal y ordenó a Rusia que lo liberara inmediatamente. Sin embargo, las autoridades hicieron caso omiso. Hasta esta mañana, cuando finalmente ha sido liberado. La duda ahora está en saber el estado de conservación del barco, que ha pasado nueve meses (entre estos un invierno) sin moverse del puerto de Murmansk.
Quien entonces era capitán del “Arctic Sunrise”, Peter Willcox, declaraba hace unas semanas que volvería a pasar por prisión si con eso se llamaba la atención del problema en el Ártico. “Irónicamente, los rusos nos dieron más publicidad con lo que hicieron“. El director general de Greenpeace, Kumi Naidoo, declaró: “Nuestro barco fue arrestado tras una protesta pacífica contra la extracción de petróleo en aguas internacionales. No había ninguna justificación ni para abordar el barco ni para retenerlo durante ocho meses. Este asunto ha sido un intento de intimidación para aquellos que creen que la extracción de petróleo en un Ártico que se derrite es innecesario y poco seguro. Después de meses sin haber cuidado del barco necesitará reparaciones, pero igual que nuestra campaña, emergerá mejor y más fuerte tras este asunto“.