Académicos y consultores destacaron la decisión del Banco Central de regular tasas de interés y comisiones financieras, como vía para evitar abusos de las entidades prestadoras.
Alejandro Robba, ex subsecretario de Coordinación Económica y hoy profesor de la Universidad Nacional de Moreno (UNM), señaló que “los spreads entre tasas activas y pasivas siempre han sido enormes, pero se potenciaron a partir del aumento de tasas que se da desde fines de 2013, cerrando la posibilidad de seguir financiando el consumo a tasas razonables”.
Robba señaló que “el mercado y la supuesta competencia entre bancos no dio como resultado tasas de interés acordes a la situación macro del país”.
El objetivo del BCRA, añadió, es “recrear el consumo interno, sin resentir la tasa de ganancias de los bancos, que han sido los que más plata han ganado en los últimos años”.
El Banco Central deberá además aprobar las subas de comisiones de los productos y servicios, lo cual “habla a las claras de un Estado que piensa al sistema financiero como un servicio público, y no como un sector económico cualquiera”.
Para Agustín D`Atellis, de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y la agrupación La Gran Makro, la nueva normativa sobre tasas de interés “es una excelente noticia, no sólo para los consumidores, a los que se reducirá el costo de financiamiento, sino también para la economía y su objetivo de sostener el crecimiento y continuar desacelerando la tasa de inflación”.
“Los elevados márgenes con los que trabajan los bancos entre tasas activas y pasivas les genera una muy elevada rentabilidad, pero tienen impacto negativo sobre variables económicas tales como la actividad y la inflación”, consideró D`Attellis.
“Las altas tasas que cobran por crédito al consumo -agregó- terminan teniendo traslado a precios y reducen la actividad, por lo cual contar con menores tasas para los créditos al consumo es positivo, luego de la suba que tuvo lugar con posterioridad a la devaluación del mes de enero”.
Matías Carugati, de Management & Fit Consultora (MyF), dijo a su vez que el objetivo del Banco Central es “abaratar los préstamos al consumo, que se habían encarecido bastante desde comienzos de año y cuyo stock, medido en términos reales, venía retrocediendo”.
A corto plazo, añadió, se busca “alentar el consumo financiado y empujar el nivel de actividad, que se debate entre el estancamiento y la recesión”.
Carugati estimó, no obstante, que la medida “puede tener un impacto menor al esperado”, ya que los ingresos reales y expectativas futuras “vienen muy golpeados en lo que va del año”.
Por otra parte, no descartó “efectos indeseados” como el racionamiento del crédito, en caso de que los bancos opten por defender su rentabilidad.
Otro efecto podría ser la sustitución, si las entidades deciden “prestar dinero a sujetos de menor riesgo, lo que podría empujar a quienes no califican a endeudarse por fuera del sistema, a un costo mucho mayor”.
Ernesto Mattos, también de la UBA y del Centro de Investigación y Gestión de la Economía Solidaria (Ciges), recordó que los préstamos al consumo representan 40% del crédito total, y los prendarios 17%.
Cuestionó luego la suba de tasas, que en el primer caso pasó de 33% en 2001-13 a 45% en los últimos meses, mientras los prendarios están al mismo nivel del lapso de 2002-03, de crisis financiera.
“Durante todo este período sin regulación de la tasa, por cada 100 pesos depositados el banco ganaba entre 30 y 50 pesos, mientras devolvía por depósitos un máximo de 20”, concluyó Mattos.