Luego de negociaciones arduas, y en el anexo I del “Acuerdo sobre la Política Automotriz Común” entre la Argentina y Brasil, quedó incorporado un flex para las piezas que será diseñado por la Comisión Automotor, creada la semana pasada.
Los empresarios llevaron a la mesa de estudio una segmentación de los términos de intercambio en dólares. Según el acuerdo final, “la renegociación del régimen automotor” incluye “el nuevo diseño para el flex, que contemple la discusión de la propuesta argentina sobre los distintos segmentos”.
La diferenciación en el flex en autos terminados y partes expondrá el enorme déficit en las piezas y permitiría mejorarlo en forma directa y con mayor velocidad. La titular de la cartera industrial, Débora Giorgi, defendió el acuerdo y el trabajo conjunto entre ambos países y puntualizó que no se podía ceder más, ya que “era necesario defender la producción y el trabajo”.
El convenio añade que la construcción de una política industrial común para autopartes, al amparo del acuerdo, “considerará la revisión de la estructura arancelaria” y de los diversos mecanismos que perforen los aranceles.
“Volveremos a ocupar el 11 por ciento en el mercado brasileño y podremos exportar 130.000 autos en los próximos doce meses, con una industria que impulse productos de alta tecnología, con materiales de avanzada”, destacó Giorgi.
Con respecto a la situación del mercado interno, objetó a las automotrices que, durante los primeros meses del año, generaron aumentos de precios, que fueron contraproducentes en términos de demanda. “Terminaron generando un clima desfavorable, inclusive para sus propios intereses, y así potenciaron la crisis”, subrayó.