El aumento de los influencers a nivel mundial es el caballito de batalla del marketing digital actual pero, ¿qué pasa si el origen de estos influencers no son personas de carne y hueso? Desde OOX comunicación te contamos porqué los influencers digitales son el futuro.
Una campaña de marketing empieza con despertar el interés de la gente, atrapar su atención y lograr afianzar su confianza entre el producto y el consumidor. Ahora, si esto lo puede realizar una persona con un perfil de Instagram carismático y pegadizo, mejor.
Pero no nos referimos a personas que con un editor de fotos e impecables sonrisas levantan seguidores como pochoclos. Si no seres digitales creados desde cero. Sus imágenes son falsas, sus historias también, pero su impacto es real.
¿Pero cómo un humano digital crea influencia y gana seguidores?
Muchos de estos seres virtuales empiezan con historias que generen empatía, mostrándose a favor de una causa benéfica que atraiga personas de carne y hueso. Por ejemplo, Lil Miquela (con 1,5m de seguidores) se presentó creando un escenario dramático: mostrándose como una víctima que escapó de una red de trata sexual. Esta búsqueda de la presentación es la parte fácil, la parte más difícil es conectar artísticamente con los usuarios y es lo que terminó siendo el disparador para que la contraten algunas marcas de la industria de la moda, que es uno de los principales mercados de Instagram, solo en redes sociales mueve U$ 6 millones.
La verdadera esencia de estos humanos digitales es la ‘ilusión’ de que están ‘solo viviendo su vida’ como el resto de nosotros. Los humanos digitales también necesitan compartir sus emociones y pensamientos tanto como tú o yo, y lo hacen a través de las redes sociales. Por ejemplo, Klaus Biesenbach (con 273 mil seguidores), quien constantemente postea fotos de él mismo ‘pasando el rato’ e interactuando con gente real, pero detrás hay un mensaje, una intencionalidad. Incluso hay compañías como Soul Machine quien realizó una campaña conceptual mostrando como McDonald’s podría emplear humanos digitales para interactuar en el mostrador.
Desde 2018, los consumidores construyen su confianza a través de la gente más que por las compañías. Todo lo relacionado a un humano digital puede ser creado de manera consciente, desde su personalidad hasta sus luchas y cómo resuelve esas luchas, las cuales se usan para generar confianza y eventualmente impulsar una agenda. En muchas maneras son el factor de influencia ideal de un mercado.
Tomemos el caso de la farmacéutica Bayern, que es una de las que más invirtió en publicidad con su producto principal Actron (Ibuprofeno). Actualmente su ruta para vender esta droga es un aviso televisivo que en 1 minuto tiene que crear interés, generar confianza y hacer ‘click’ para venderlo. Pero por qué no destinar una parte ínfima de ese presupuesto a construir una marca de humanos digitales: si es hecha correctamente, estos humanos digitales pueden sutilmente hablar sobre sus problemas, en este caso los clásicos dolores de cabeza y cintura. Con el tiempo con esta fachada de honestidad, ellos pueden promover una agenda, hablar abiertamente sobre este producto.
Pros y contras
Desde los lentes de una corporación, los influencers digitales son confiables y responsables, porque sus acciones pueden ser controladas corporativamente, un influencer digital no va estar estrellando su auto cada dos semanas como Chano Carpentier o Kevin Spacey que resultó un ser abusador sexual.
Es omnipotente: un influencer digital puede dar una conferencia de prensa, realizar un concierto y grabar una campaña con Mostaza al mismo tiempo y no tienen que preocuparse por cansarse o agotarse emocionalmente, ya que el equipo que le da voz es reemplazable.
Una de las contras es la dificultad para adaptar este influencer digital a marcas o productos de menor impacto y con mayor necesidad de contacto con el usuario. En el caso de los productos y servicios que basan su estrategia de marketing en un mayor acompañamiento del cliente, el influencer digital carecerá de efectividad.
Hoy en día la tecnología nos permite interactuar con humanos digitales con pantallas de celular, como en el juego Pokemon Go, y en un futuro cercano con lentes de realidad aumentada u hologramas. Por el momento, los influencers digitales están bajo nuestras narices, cuando encendemos nuestros celulares y podemos verlos en su hábitat, es cuestión de tiempo verlos usados comercialmente.
Dependerá del avance tecnológico para que esta herramienta se vuelva más accesible y abarque más mercados, así como los usuarios los adopten en su cotidianidad.