Una reforma tributaria que redistribuya ingresos y la elaboración de estrategias regionales comunes fueron algunas de las propuestas que académicos y economistas brindaron como formas de dar desde la economía una respuesta a la necesidad de un mundo más igualitario aunque, advirtieron, que cualquiera de ellas debe ser complementada desde la política y la cultura.
“Nos preguntan si la economía puede ayudarnos a construir un mundo de iguales. La respuesta es sí, y nosotros lo hemos hecho desde un modelo económico de redistribución de la riqueza con el que conseguimos que tres millones de personas salieran de la pobreza”, aseguró Teresa Morales Olivera ex ministra de Desarrollo Productivo y Económico de Bolivia.
Y continuó: “Pero también decimos que esos cambios son reversibles si no se hace un trabajo cultural, ideológico y político en la gente que ha salido de la pobreza”; porque sostuvo que “las personas una vez que se incorporaron a los sectores medios, si no hacemos este trabajo cultural y político, olvidan su origen, sus redes de sobrevivencia y se vuelven individualistas”.
La ex ministra sostuvo que este proceso “es natural por la lógica liberal en la que hemos sido educados” y advirtió que la falta de los procesos políticos y culturales que acompañen esa salida de la pobreza “ha sido una falla” de los gobiernos progresistas.
“No han generado la conciencia suficiente de que la promoción social no era sólo fruto de su trabajo, sino de un modelo de país que lo contenía”, subrayó Morales Olivera.
Por su parte, Pierre Salama, de la Universidad París VIII, de Francia, sostuvo que “la economía puede matar y de hecho mató, sobre todos en las épocas de crisis”, pero afirmó que “también puede mejorar la calidad de vida de la gente”.
De todos modos sostuvo que a la economía es necesaria pensarla desde la política porque si se rechaza por completo “sale por la puerta pero regresa por la ventana y de una forma bastante agresiva”.
El académico indicó que para generar una sociedad de iguales, “se necesita una mano abierta para aceptar lo que la economía puede brindar pero sin abandonar la otra con un arma para defenderse”.
En el mismo sentido Klaus Dörre, de Friedrich-Schiller-University Jena, Alemania, aseguró que “la igualdad no va a ser posible sin la redistribución de la riqueza”, y para esto propuso una reforma del sistema impositivo que “imponga impuestos a las aristocracias financieras, a las ganancias de las empresas tecnológicas, entre otros sectores beneficiados”.
El académico alemán sostuvo que “para lograr esta redistribución se necesita que las decisiones dejen de estar en manos de las minorías; que los empleados puedan se copropietarios de las empresas para percibir ganancias, que se rescaten experiencias de autopropiedad como las cooperativas o las organizaciones sin fines de lucro”.
Por su parte, Arnaldo Bocco ex presidente del Banco Central, hizo hincapié en la necesidad de “una integración regional que posibilite el desarrollo de cada economía a partir de una cooperación entre países” y coincidió en la necesidad de “una reforma tributaria” de donde se pueda obtener financiamiento para generar infraestrutura que permita un país más justo y más conectado.
“La economía tiene respuestas pero necesita ser valiente para encararlas en cada país y regionalmente”, sostuvo.
En tanto, Anwar Shaikh, economista pakistaní de la Nueva Escuela para Investigación Social, de Estados Unidos, afirmó que “el capitalismo tiene límites estrictos”, y remarcó que “cuando se abre al comercio se pierde empleo”.
“Creo que hay que leer a (Karl) Marx, sino vamos a seguir chocando con los mismos límites”, aseguró Shaikh.
Por su lado Alicia Girón, docente de Universidad Autónoma de México (UNAM), planteó: que todo “depende de lo que entendamos por economía”.
“La economía ciencia de los recursos escasos, es falso. El objetivo es la creación de un empleo porque todos aquellos que deseen tener un empleo es un derecho humano que dignifica a la persona”, indicó Girón.
A su criterio, “hay que reformular los pensamientos teóricos”, y puntualizó: “Se nos ha enseñado que hay que ahorrar para gastar, pero los gobiernos que han ahorrado para pagar su deuda externa han incrementado la pobreza y restringido el consumo”.