La Asociación Bonaerense de la Industria Naval (ABIN), pujante entidad de activa participación en temas y foros referidos a temas propios de su sector y los referidos a pesca, puertos, educación, metalmecánica e industria en general, fue una de las voces que se expresaron directamente, a través del licenciado Miguel Angel Sánchez, vicepresidente y uno de sus fundadores, ante el Presidente de la Nación, Mauricio Macri, el gobernador de Chubut, Mariano Arcioni, sus respectivos equipos de gobierno, sindicalistas y empresarios, presentes en la reunión llevada a cabo en Puerto Madryn.
“Contamos con doce astilleros privados sólo en el sector pesado. Dos en la provincia de Santa Cruz y 10 en la de Buenos Aires y todos están activos actualmente”, dijo Sánchez al Presidente. “Pero si bien la gran mayoría se dedica principalmente a las reparaciones y transformaciones, tareas que no desvaloramos en lo más mínimo, debemos consolidar una industria naval propia en el mar y en los ríos. Para ello, ello es fundamental diseñar y construir barcos y artefactos navales para el país y para el exterior. No tememos competir con nadie, pero siempre dentro reglas equitativas y claras… No sólo el Estado Nacional sino también los municipios y las provincias deben advertir la importancia de nuestra industria y su impacto favorable en las economías regionales. En este sentido, la presión fiscal impositiva de ninguno de ellos no puede ni debe limitarnos ni retrasarnos”, afirmó el dirigente.
Seguidamente sostuvo que “no compartimos, señor Presidente, la decisión de construir embarcaciones para la seguridad o la defensa del país fuera de Argentina cuando aquí contamos con astilleros públicos y privados, con recursos humanos, con experiencia y antecedentes muy valiosos. Pero la decisión ya está tomada. Igualmente se debería haber previsto, al menos, el desarrollo de alternativas de integración tecnológica con aquellos países y nuestras empresas del sector”, concluyó mientras el ministro de Defensa de la Nación, Oscar Aguad, sólo bajo la cabeza.
Ser Industria entrevistó al referente industrial horas después del cierre del encuentro en la ciudad de Puerto Madryn, para conocer su opinión en diferentes aspectos de la realidad que atraviesa la industria.
P: ¿Cómo se viene trabajando desde el sector que representa con las distintas áreas de gobierno?
R: Desde el ministerio de Producción y Empleo han lanzado el Programa Argentina Exporta, el cual es una iniciativa positiva. Pero, a la vez, se imponen reintegros a la exportación, lo cual es una contradicción objetiva. Igualmente, como nunca tuvimos dudas en que nuestra industria en general y en particular, la naval liviana o pesada, tienen capacidad para lograr nuevos mercados en el mundo, acompañamos el desarrollo de éste plan insistiendo en el reclamo de que la industria naval sea excluida de esta disposición tan negativa que son estos reintegros. Hemos trabajado junto a otras entidades para consensuar una lista de insumos, partes y piezas del sector naval sin capacidad de provisión o inexistencia de producción local, que podrán ser importados con arancel cero de fuera del Mercosur para construir o reparar barcos. De todo ello, salió esta Resolución 7/2019, derivada de la Ley 27418 que instituye el Régimen de Incentivo, Promoción, y Desarrollo de la Industria Naval. En éste tema, quiero destacar especialmente los aportes hechos por ADIMRA (Central y Mar del Plata), FINA, la Cámara de Industriales Metalúrgicos del Sudeste Bonaerense, la Secretaría de Industria de la Nación y su Dirección de Política Automotriz y Regímenes Especiales. Existe una línea de funcionarios, muchos de carrera, que trabajan positivamente en todos estos temas desde las áreas de Industria y Pesca, hoy todos bajo la órbita del ministerio de Producción y Empleo. El diálogo es directo. En la reunión de ésta Mesa no tuvimos oportunidad para desarrollar todos nuestros puntos, dado que somos consientes de que todos merecen expresarse, ya que existen problemas muy duros que siguen perjudicando a las PyMes.
P: ¿Cómo cuáles?
R: En nuestro país, las PyMes sostienen el 70% del empleo, pero en 2016 y 2017 cerraron 2.221 y 2.566 empresas respectivamente, de acuerdo a datos oficiales, mientras que los bancos tuvieron ganancias por $300.000 millones. Además, se soporta una fuerte presión fiscal impositiva por parte de los Estados (nacional, provincial y municipal) y a la vez, el sector financiero bancario impone al sector privado de la producción y los servicios exigencias con tasas inservibles y dañinas. No se nos puede exigir competitividad sólo a los que producimos cuando simultáneamente los sistemas públicos y financieros no son competitivos con los instrumentos que ofrecen. Ambos terminan restándonos no sólo competitividad sino también oportunidades. Hay que advertir también que la posición dominante del Estado, ocasional o no, en ciertas áreas genera perjuicios directos al sector privado. Consideramos que hay que empujar el consumo local promoviendo la producción local; reglamentar el Artículo 10 de la Ley Pyme; las contribuciones patronales bien podrían tomarse a cuenta de IVA.; se debe sancionar pronto una nueva ley de Zonas Francas; lograr la mayor simplicidad y homogeneidad posible en la gestión pública; incentivar real y fuertemente a las inversiones productivas, no a las especulativas e incrementar el monto de desgravación de utilidades reinvertidas. El que compra dólares estadounidenses paga el mismo Impuesto a las Ganancias que aquel que compra máquinas. Mantener el Bono por Bienes de Capital sigue siendo aún una herramienta de sumo valor para el sector industrial. El costo de las ART ya resulta abusivo. Es carga para el empleador y no significa más salario para el que trabaja. Es imperiosa la necesidad tanto de mantener las fuentes laborales como estimular la creación de empleo e incluso promover la formación y capacitación constante de trabajadores y profesionales. Pero también deben reducirse los niveles de litigiosidad judicial, evitando distorsiones que aumentan artificialmente los costos laborales, ordenando y actualizando los convenios. En tal sentido, destaco las intervenciones durante la reunión del doctor Rivera, presidente de CAIPA y del señor Trueba en nombre del sector sindical. Habría ahí un principio de acuerdo sobre la base del mantenimiento de la llamada “paz social”. Particularmente en nuestro caso, alcanzar un convenio colectivo de trabajo único para la industria naval sigue siendo una materia pendiente y en esto, más allá de las cámaras y el sindicato, el gobierno tiene un rol central para normalizar definitivamente esta situación que también afecta a algunos en su competitividad.
P: ¿ABIN y FINA son las entidades que firman convenios colectivos de trabajo a nivel nacional?
R: No, solo la ABIN firma convenios colectivos de trabajo a nivel nacional y otras cámaras.
P: ¿Qué necesita la pesca, según su opinión?
R: Ni mi cámara ni yo somos quienes debamos decir que necesita la pesca argentina. Sería una falta de respeto muy grande hacia ese sector, sus dirigentes y sus empresarios opinar al respecto. Pero estoy seguro que la pesca, como cualquier sector industrial, necesita seguir creciendo. Las inversiones recientes superiores a los u$s 8 millones del Grupo Solimeno en la remodelación y remotorización de su buque pesquero “Ponte de Grande” o las construcciones en Argentina de barcos por parte de la pesca costera, evidencian que el sector puede y quiere consolidarse. Nuestra pesca, por su trascendencia, sin dudas requiere de distintos incentivos. Por ejemplo, para la producción en tierra de diversas especies: merluza, langostino y variado. Tenemos un sector que, además, es realmente estratégico ya que, por el hecho de desarrollar sus propias actividades bajo pabellón nacional en el Mar Argentino es parte fundamental de la ocupación efectiva de nuestros soberanos espacios marítimos. La pesca, en mucha mayor medida y la industria naval, también necesitamos de mayor infraestructura en los puertos. No sólo se trata de cuantas andanas ocupan los barcos, que ya de por sí implica un estado de inseguridad grave que afecta a las personas, a los barcos y a los puertos mismos. El caso del Puerto de Mar del Plata es contundente en éste sentido aunque se trabaja en superar esto, ya que existe toda una cadena de responsabilidades vinculada. Los barcos pescan en aguas provinciales pero también en aguas nacionales por lo que el Estado nacional también debe aportar soluciones específicas y rápidas. En el caso marplatense, el propio Ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, quien conoce muy bien nuestra situación, se ha comprometido hace dos años atrás en incluir en el presupuesto nacional las obras para un nuevo muelle que estamos necesitando. Si bien esto, lamentablemente, hasta ahora no sucedió, confiamos en que se concrete a la mayor brevedad. Por ello, es muy importante que del encuentro realizado haya salido del propio ministro la propuesta de conformar una “submesa”, como se dijo, referida a Puertos y Logística para trabajar estas cuestiones. Necesitamos realmente más espacios operativos, descongestionar y construir nuevos muelles, retirar barcos inactivos, etc. En esto, sin dudas, tanto el Estado como los sectores privados tenemos que trabajar conjuntamente.
P: Un tema que generó mucha polémica fue el referido a las Áreas Marinas Protegidas…
R: Las Áreas Marinas Protegidas no generan polémica en sí mismas. Lo que sí provoca irritaciones son ciertos procedimientos, modos y fundamentos que se utilizan para imponerlas. El secretario de Ambiente y Desarrollo Sustentable, Sergio Bergman, no sólo con sus expresiones sino también con sus fundamentos hizo y hace irritar a muchos y no sólo a los representantes de la pesca. Nosotros, desde un principio, nos hemos manifestado contra el modo de aplicación de éstas áreas. Nadie puede estar en contra de cuidar el medio ambiente y menos aún nuestra fauna ictícola y el mar. Todo lo contrario. Pero se trata de miles de kilómetros cuadrados que quedarían inhabilitados. Bergman insiste exclusivamente con las disposiciones de la FAO pero debe recordar que él es un secretario del Estado argentino, no del organismo internacional. La FAO no tiene miles de kilómetros de un mar tan rico como el nuestro ocupados ilegal e ilegítimamente por una fuerza extranjera; no tiene cientos de barcos robándole sus recursos ictícolas sobre el límite de su espacio marítimo soberano. La irregular situación del Mar Argentino evidencia que tenemos fuertes desventajas con respecto a otros mares donde se aplican esas áreas protegidas. No es la misma situación. Y también hay que advertir que desde 1990 a la actualidad los espacios marinos protegidos se han incrementado en más de un 500% y sin embargo, el índice de deterioro en muchas especies y hábitats marinos no se ha detenido. Fíjese que según datos del INIDEP durante 2017 se detectaron casi 400 buques poteros “robando” en el Mar Argentino que habrían capturado unas 150.000 toneladas de una sola especie: calamar cuyo valor promedio por tonelada de entonces, implicó un volúmen de negocio superior a los u$s 366 millones. Esta situación exige además una posición firme y sostenida de nuestra Cancillería ante los foros internacionales correspondientes en general y particularmente, ante los países involucrados en ésta pesca ilegal. Principalmente China, Corea, Taiwán, España, e incluyendo a Uruguay por ser el puerto de reabastecimiento principal para éstos barcos, advirtiendo a la vez el proyecto de a empresa china Shandong Bao Ma, y sin olvidar por supuesto al Reino Unido con sus desmanejos desde nuestras Islas Malvinas. Vale recordar que la mayoría de estos países forman parte también de la FAO. Me pregunto, incluso, si este organismo internacional prevé algunas áreas marítimas protegidas dentro de las 200 millas náuticas dentro de la zona de exclusión impuesta ilegal e ilegítimamente por el Reino Unido en nuestro espacio marítimo.
En síntesis, todo esto es menos mar y no sólo menos recurso. Tener menos mar es tener menos oportunidades de empleo, de inclusión, de inversiones, de desarrollo y de crecimiento para cualquier país. Esto le debería preocupar a la FAO y particularmente, a Bergman para aportar soluciones como secretario de Estado, como especialista en temas ambientales y como ciudadano argentino. Los acuerdos internacionales de Argentina con éste organismo no son los únicos que debe cumplir nuestro país y si no podemos cumplirlos por la situación que atravesamos entonces habrá que ir a la FAO, explicar, disculparse y modificar lo que sea necesario. Aquí no sólo es la pesca argentina y toda su cadena de valor quien se perjudica, sino también otras actividades productivas, entre ellas, la misma industria naval. El Presidente Macri, precisamente, estuvo atinado al indicar al secretario que esta Mesa también sea incluida en las consultas previas a sus acciones. Entonces, esperamos que así sea y que se nos convoque a todos para resolver esta problemática, modificándola o suspendiéndola, de acuerdo a los intereses y necesidades de los argentinos, no de la FAO.
P: ¿Considera que en éste contexto hay otras acciones que también deben ser desarrolladas?
R: Claro, por supuesto. Ratificar la capacidad de la industria naval argentina en el diseño y construcción de artefactos navales y buque para el transporte de cargas, defensa, seguridad, pesca, investigación, turismo, trabajo, etc. Decir que los apoyos y las asistencias al INIDEP, al CONICET, al Programa Pampa Azul, a la investigación y a nuestros científicos deben ser constantes; lo mismo con respecto a las condiciones de operatividad efectiva que la Armada Argentina y la Prefectura Naval Argentina requieren para cumplir debidamente con sus acciones de custodia y preservación de nuestros recursos, entre otras. También debe incentivarse para que sean los barcos pesqueros argentinos los que “invadan” aquella milla 200.
Sin una visión geoestratégica, consensuada, práctica y objetiva de nuestros intereses marítimos y fluviales no tenemos futuro en un país que tiene uno de los espacios marítimos más extensos y fértiles del Hemisferio Sur, con una Zona Económica exclusiva de casi 1.530.000km2 de superficie, que contiene pesquerías comerciales, cuencas hidrocarburíferas y yacimientos minerales de gran relevancia estratégica. Es decir, que contiene el presente y el futuro de millones de argentinos.
P: Ud. se expresó también sobre la importancia de la industria naval para los municipios y las provincias.
R: Así es. Tenemos toda una cadena de valor directa, integrada por astilleros pesados y livianos, privados y públicos, talleres, proveedores, estudios, escuelas técnicas, universidades, docentes, estudiantes, obreros, técnicos y profesionales cuya acción impacta a favor de las economías regionales, generando empleos e inversiones, e indirecta con relación a las comunidades portuarias y todas las actividades de servicios y producción que allí se desarrollan. Esto debe advertirlo y valorarlo la clase política argentina toda, estén donde estén y sean quienes sean. Termino siempre repitiendo la misma frase: la industria naval, como la industria en general, es parte de las soluciones y no de los problemas. Entonces, sepan “usarnos” para resolver problemas, para dar respuestas de empleo a la gente que tanta falta hace. Con empleo hay oportunidades, hay salud, hay educación, hay inclusión y su relación con la pobreza es inversamente proporcional.
P: ¿En éste sentido entonces Usted incluye a privados y públicos, como por ejemplo al Astillero Río Santiago?
R: Exactamente, a todos, sin ninguna distinción e incluyendo también a los talleres navales y a toda la cadena de valor. En nuestro país, los espacios públicos con capacidad industrial naval son fundamentalmente el Astillero de Río Santiago, Tandanor y los diques de carena y su respectivo complejo en la Base Naval de Puerto Belgrano. En el caso del Río Santiago, ante todo hay que advertir que se trata de una de las principales empresas metalmecánicas del país, con todo lo que ello implica en lo real y en lo potencial. En mi opinión, como toda industria, debe actualizarse en base a las ventajas competitivas que ya tiene; cambiar o readaptar su matriz productiva y operativa; planificar e investigar mercados internos, locales y regionales, como así también externos en base a los productos y servicios que mejor sabe y puede hacer con la mejor calidad y precio; integrarse e integrar a ciertos sectores privados e incluso públicos nacionales e internacionales.
Construir, reparar y transformar grandes artefactos navales es uno de sus fuertes pero también tiene una gran oportunidad en el campo del petróleo, gas, minería, energías, metalmecánica pesada, transporte y material ferroviario, ciertos equipos para la defensa y la seguridad, proyectos especiales, diseño, ingeniería, investigación, etc. La capacidad y el prestigio técnico y profesional que tiene es uno de sus principales capitales. En síntesis, aquí hay una sola cosa que no hay que hacer y eso es cerrarlo.
P: ¿Considera que el Programa de Reconversión de Flota Pesquera es una alternativa viable?
R: Sí, viable y urgente. Primero, quiero destacar la convocatoria hecha el año pasado por el Subsecretario de Pesca de la Nación a la industria naval para sumarnos a un espacio dentro de su área, inclusión que no se había hecho antes. Esto nos ha permitido interactuar junto al sector pesquero y los equipos de esa subsecretaría, incluso también hubo reuniones con los sectores sindicales relacionados. Así, se han intercambiado criterios, necesidades y perspectivas de cada uno. Consideramos que la reconversión de parte de la flota pesquera argentina es, sin dudas, un asunto primordial por razones de seguridad, principalmente, y también de productividad, competitividad, sustentabilidad, eficiencia, etc., que nos involucra a todos y que no puedan quedar libradas a las improvisaciones como tampoco a las mezquindades de nadie. Momentos previos al encuentro de la Mesa se nos hizo llegar un primer borrador del proyecto normativo de Renovación de Flota Pesquera. Ahora, deberemos debatir propuestas y definir consensos entre las partes directamente involucradas: la pesca y la industria naval. Serán claves todas las contribuciones que se realicen. Ojalá, entre todos lleguemos pronto a encontrar las coincidencias y ponernos en marcha.
P: ¿Cuál es su conclusión sobre esta reunión celebrada en Puerto Madryn?
R: Siempre que existan espacios de diálogo entre distintos sectores relacionados donde, además, se acuerde una agenda y plazos para lograr objetivos, es positivo. Los representantes tanto de los sectores empresarios, sindicales y públicos de las provincias de Chubut y Buenos Aires, más concretamente de Mar del Plata, hemos planteado de manera concreta nuestros puntos de vista. El hecho de que participe un Presidente y su gabinete no es menor tampoco. Ahora con la conformación de nuevas sub mesas o mesas relacionadas dado los temas planteados, esto se fortalece. El Presidente puso plazo para alcanzar ciertas definiciones, por lo que sus funcionarios deberán trabajar puntualmente y nosotros, desde el sector privado, deberemos trabajar con objetividad e inteligencia. Todos estamos necesitando fundamentalmente hechos concretos y prácticos, que reviertan la situación actual que atravesamos.