Dos hechos sacudieron al precio de la soja en los últimos meses, la escalada de tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, y la epidemia incontenible aún de fiebre porcina africana en China, frenaron la gran demanda de soja mundial pero al mismo tiempo le abrieron las puertas a la exportación de carne vacuna argentina.
En los últimos meses el precio de la soja vario como nunca principalmente para Estados Unidos, Brasil y Argentina. Si para enero la tonelada de soja costaba $us 350, desde la escalada de medidas económicas de subas arancelarias entre Estados Unidos y China, este mes la soja llegó a una baja histórica de $us 288. Se estiman pérdidas entre de entre $us 2.400 millones y $us 3.000 millones para los productores, mientras que el Gobierno perdería entre $us 650 y $us 830 millones de recaudación por la retención de soja, toda una pérdida para el Gobierno que veía en este rubro, una de las pocos salvavidas para la crisis que atraviesa el país.
A esto se agrega que China no pudo erradicar aún la fiebre porcina africana que es mortal para los cerdos, y cuyo brote empezó en agosto de 2018, esto significó el sacrificio de miles de cerdos para evitar la expansión de la enfermedad con el efecto de la disminución de la demanda de soja que se prolongará hasta 2020. Siendo China el principal mercado para la soja, principal alimento de los cerdos y ante la crisis sanitaria, se abre una puerta para la demanda de proteína animal que deberán cubrir con importaciones y es donde Argentina debe que apuntar.
“La sojización” del campo parece encontrar unas de sus grandes consecuencias en estos momentos; mientras la reapertura de frigorificos, como el de la planta El Centenario, en la localidad santafesina de Venado Tuerto, por parte del grupo brasileño Minerva, o el reciente acuerdo firmado con China sobre los protocolos previos de ingreso de carne fría y congelada de carne con hueso al país asiático, son muestras de la potencial apertura del mercado chino para las carnes vacunas argentinas.