Levantá tu mano si compartes o te comparten una contraseña de Netflix. Ahora, rápido, bajala antes que Disney te vea. Cuando la compañía lance su servicio Disney + a finales de este año, comenzará a implementar lo que llama “mitigación de la piratería”, desde el día uno, en parte para evitar que sus usuarios empiecen a compartir sus contraseñas. Lo que nos hace preguntar: ¿es realmente piratería compartir información de nuestras cuentas de streaming con otra persona?
En una rueda de prensa en conjunto entre representantes de Disney y Charter Communications (la compañía de mass media parte del soporte tecnológico de Disney), el gigante de los medios declaró que “implementaría reglas y técnicas comerciales para abordar temas como el acceso no autorizado y el intercambio de sus contraseñas”. En otras palabras, si esperabas compartir tu suscripción con un amigo o tu pareja, podrías correr el riesgo de ganarte la ira de Mickey.
La forma que podría tomar esta ira es una incógnita por el momento. De hecho no está claro cómo Disney podría rastrear quién comparte las contraseñas en primer lugar. En la Feria Internacional de Electrónica de este año, una compañía llamada Synamedia demostró una plataforma que podía rastrear cosas como dónde está mirando un usuario, qué transmisiones simultáneas se estaban realizando y hasta patrones de visualización, todo en un esfuerzo por descubrir posibles usuario que estén compartiendo una contraseña. La meta sería decir, con un alto grado de confianza, la diferencia entre alguien que comparte con un amigo en otra ciudad, presumiblemente negando un acceso a otro suscriptor y reconocer a un usuario legítimo que solo está de viaje. Lo cual es más difícil de lo que parece.
Pero digamos, que los que comparten contraseña se pueden encontrar: ¿qué medidas podría tomar Disney? La compañía no respondió a una solicitud de preguntas, pero una venta adicional que le aparezca a un usuario, por ejemplo, “Parece que estás compartiendo una cuenta ¿No te gustaría tener la tuya?”, podría ser una medida. Incluso Synamedia le dijo al medio The Verge, que los señuelos funcionan mejor que los garrotes. Algo así, como Spotify ‘molesta’ a los usuarios que tienen una cuenta no paga.
Sin embargo, según un especialista del Centro de Medios Digitales, Jon Festinger, perseguir las contraseñas compartidas es “extraordinariamente tonto”. Pero agrega: “las empresas cometen errores….. Disney es muy seria acerca de sus derechos de propiedad intelectual (PI), así que no creo que sea del todo chocante que decidan ese camino”.
Si bien Disney puede ser conocido por proteger su PI, su postura sutilmente agresiva, puede ser un poco impactante. En el comunicado de prensa, Disney describe estos esfuerzos como “mitigación de la piratería”. Solo hay un problema con esa fase: cuando se trata de propiedad intelectual (PI), ‘piratería’ no es un término legal en absoluto.Y si lo fuera, no se aplicaría a compartir contraseñas.
“La piratería es un coloquialismo. No es un término legal, a menos que se aplique a alta mar”, dice Festinger. “Tan pronto como estás hablando de piratería y no estas hablando de alta mar, no estás hablando de la ley… Estas siendo intencionalmente impreciso”. Disney con sus abogados de PI altamente capacitados, es sin duda consciente de las leyes que los infractores de contraseñas violan, o no. Definir el compartir contraseñas como piratería, por lo tanto, no es una distinción legal, sino de marca.
La piratería, incluso como coloquialismo, se ha referido históricamente, a hacer copias ilegales de un medio de comunicación. En su momento, descargar canciones MP3 en Estados Unidos, descarga de películas por torrents, etc. Pero con el streaming de las plataformas como Netflix, HBO Go y ahora Disney +, no se realiza ninguna copia. Reproduces una película desde los servidores de Netflix, HBO Go, o Disney +, y nunca se almacena en tu dispositivo en su totalidad. Compartir tu contraseña le da acceso a esa otra persona a esa función, acceso que habría tenido que pagar si no se le hubiese compartido la contraseña, pero no le permite realizar ninguna copia. Y así, no puede haber infracción de derechos de autor.
Eso coloca a Disney en un área turbia, legalmente hablando. En algunos lugares en Estados Unidos, como Tennessee, compartir una contraseña es explícitamente legal, aunque en la práctica esto se usa principalmente para evitar que las personas vendan el acceso a su cuenta a muchas personas, pero en la mayoría de los lugares, no existe una ley específica que impida el intercambio de contraseñas.
La única vía legal a la que pueden recurrir es en sus términos de servicio. Enterrados en el documento legal masivo que todos tendemos a pasar por alto, hay términos que indican que un usuario acepta no compartir su contraseña con nadie. Esto es algo que hipotéticamente, Disney podría incluir en los términos de su plataforma. Netflix, HBO lo tienen. Por ejemplo, este es un pasaje de los términos de uso de Netflix:
“El titular de la cuenta debe mantener el control sobre los dispositivos preparados para Netflix que se utilizan para acceder al servicio y no revelar la contraseña o los detalles del método de pago asociado a la cuenta de nadie”
Si Netflix lo decide, podría hacer uso de esa disposición, pero no lo hará. Según su Ceo, Reed Hastings, en 2016, eso se debe a que la compañía considera que el intercambio de contraseñas es “algo positivo”. Como él lo explica, es más probable que un adolescente que crece tomando prestada la contraseña de sus padres, eventualmente compre su propia suscripción. Un estudiante universitario sin trabajo que toma prestada una contraseña de sus amigos, puede obtener su propia suscripción una vez que salga de la facultad y consiga trabajo. Pero eso no sucederá sino se hacen adictos al servicio. Desde este punto de vista, hacer la vista gorda al intercambio de contraseñas, es el equivalente de streaming, a un supermercado que entrega muestras gratis.
De hecho, Netflix va por el camino opuesto. Una serie de transmisiones simultáneas, está integrada en el costo de una suscripción. El plan más barato detendrá más de una transmisión a la vez. El siguiente nivel permitirá dos. La opción más cara permite la transmisión de cuatro personas a la vez. Incluso pueden crear sus propias cuentas, para obtener sus propias recomendaciones. Si compartir tu contraseña es piratería, Netflix está navegando con la bandera negra, a tu lado.
Pero independientemente de lo que decida hacer Disney, deberá cuidar en no frustrar demasiado a los clientes. Si bien, tiene el derecho legal de hacer cumplir cualquiera de sus términos de uso, presionar demasiado puede generar resentimientos en sus usuarios y demasiado resentimiento de ellos, puede traducirse en una acción gubernamental. “Si eres tan duro con la aplicación de la ley, a pesar de que se te permite serlo. ¿El resentimiento que creaste implicaría que las agencias gubernamentales analicen más profundamente tus prácticas?
Claro, está no sería la primera vez que un propietario de derechos ha tenido que sopesar sus opciones de aplicación a través de la lente de cuánto podría molestar a los clientes potenciales. La industria discográfica, por ejemplo, molestó a los fanáticos de la música al demandar a las personas que descargaron MP3 individuales, una política que finalmente terminó a fines de la década del 2000.
En última instancia, el problema puede deberse a un conflicto entre dos de las principales identidades de Disney. Por un lado, es un feroz protector de su propia PI, el más valioso en todo el entretenimiento (compró los derechos de Star Wars y Los Simpsons entre otros). En la otra mano, se denomina como un vendedor de felicidad. Cambiar la forma en que un usuario es soberana de su contraseña, podría terminar generando odio en algunos de sus clientes. Muchos de los cuáles no ven piratería en compartir su contraseña. Puede aumentar los ingresos por su PI, pero puede generar muchos clientes descontentos con los propietarios de la corporación que tiene como slogan, el Lugar Más Feliz de la Tierra.