En 2011, cerca de 2,5 mil millones de personas en el mundo estaban sin bancarizar, según el Banco Mundial. Para el 2016, en el mundo ya habían más smartphones que personas con cuentas de banco, eso se debió a que en regiones de Asia-Pacífico y el Oriente Medio, millones de personas aumentaron el uso de smartphones pero no hubo el mismo crecimiento en cuentas bancarias.
La creciente disponibilidad de celulares más baratos en mercados emergentes es una de las tendencias de consumo más importante de hoy en día. La penetración de los smartphones ya alcanzó un 46% en 2019, comparado con un 23% en 2012 y un 29% en el Oriente Medio. El rápido crecimiento significa que los dueños de estos celulares superaron a los titulares de cuentas bancarias en la mayoría de los países emergentes de Asia (China, Malasia, Indonesia, Tailandia, India, Pakistán y Bangladesh).
Para 2012, los residentes de esos países asiáticos tenían más smartphones que tarjetas de débito o crédito: Pero no todos estos nuevos usuarios de smartphones usan sus celulares con los mismos propósitos que los usuarios en las economías desarrolladas. Muchos no entran a internet por lo caro que son los planes de datos y los servicios deficientes. Sin embargo dado la falta de acceso a la banca formal, hay más oportunidades para la industria del “dinero móvil”, en estos mercados, que en los Estados Unidos u otros países ricos. En Kenia, considerado un país líder en el mundo del dinero móvil, el valor de las transacciones realizadas a través de móviles celulares, alcanzó más de $us 16 mil millones en 2017. Sería un gran impulso para esta industria, si sucede lo mismo en países de poblaciones masivas como China, Indonesia o Egipto.
En los últimos meses, los esfuerzos del sector de telecomunicación para desarrollar dispositivos que contengan tecnología de encriptación y blockchain, como el Samsung Galaxy Note 10, así como el modelo “Acute Angule”, de la exchange de criptomonedas, Huobi, que funcionará en base a blockchain y se espera que se lance este 11 de septiembre. Ambas compañías, son solo un parte del sector de telecomunicaciones que ven en el mercado asiático una gran potencia posibilidad para aprovechar esa falta de bancarización y llevar a la criptografía a gran escala.