Luego de pedir que el país no ingrese al bloque Brics y de quejarse por las DJAI, alertan que, por el swap cambiario, el Gobierno puede privilegiar compras al país asiático.
La pomposa alianza estratégica integral que firmaron el fin de semana Argentina y China puso en alerta a empresarios brasileños, que sospechan que el país podría favorecer importaciones desde la potencia asiática en detrimento del socio del Mercosur.
La Federación Industrial de San Pablo (Fiesp) y la Asociación Brasileña de Industria de Máquinas y Equipos (Abimaq), principal exportador a Argentina de maquinaria y piezas desde ese país, plantearon al gobierno de Brasil su oposición a que el socio del Mercosur se incorpore al bloque Brics. Los industriales brasileños se quejan de las restricciones comerciales impuestas por el gobierno de Cristina Fernández y creen que los acuerdos con China podrían complicarles todavía más el menguante mercado.
Dos cosas inquietan a los brasileños. Hasta el momento, el único aliado estratégico integral de Argentina era Brasil. Los empresarios de ese país, que en reiteradas veces se quejaron por las trabas a las importaciones que impuso el Gobierno, temen que el nuevo estatus de la relación bilateral con China vaya más allá del financiamiento de obras de infraestructura y el swap cambiario que anunció el fin de semana el Gobierno por u$s 11.000 millones.
Integrantes de la Fiesp y Abimaq llamaron el fin de semana a Miguel Ponce, gerente de Relaciones Institucionales de la Cámara de Importadores de Argentina (CIRA). Ponce los tranquilizó: Técnicamente, no se firmó ninguna nueva herramienta en términos comerciales, dijo el argentino. No existe ningún listado de sectores comerciales que vayan a ser impulsados. Se habló en términos generales y es muy distinto el estatus que tiene Argentina con Brasil, socios del Mercosur, que la relación con China, que es más a futuro, explicó Ponce.
Eso no impide que, tácitamente, Argentina comience a agilizar las Declaraciones Juradas de Anticipo de Importación (DJAI) de origen chino. Ese es el otro temor de los brasileños. La administración del comercio vía DJAI es más o menos arbitraria. Argentina decide qué deja pasar y qué no en función de distintos parámetros. Meses atrás, por ejemplo, liberó importaciones para el sector automotriz, ante la crisis que atraviesa el sector. La sospecha de los empresarios del país vecino es que las mieles entre Argentina y China signifiquen un trato privilegiado para los productos que provienen desde Asia, como buena parte de las piezas que van a Tierra del Fuego para ensamblar electrodomésticos.
Si hay un swap de u$s 11.000 millones (con China) sospechan que a nivel comercial se podrían financiar más exportaciones chinas y que la aprobación de las DJAI podría verse facilitada, aunque esto no pueda ponerse por escrito, dijo Ponce. Las DJAI se pueden empezar a aprobar de manera más fluida, como consiguieron las autopartistas después del último parate de Renault en mayo, siguió.
Las DJAI fueron el principal tema de conversación entre Ponce y el director de comercio exterior de Abimaq, Klaus Curt Müller, la semana pasada, en Brasil, según consignó el diario Valor. De acuerdo a datos de Abimaq, la exportación de maquinaria de Brasil a América latina cayó 5,9% interanual en los primeros cinco meses de 2014 a u$s 1.800 millones, con Argentina como principal comprador.
Para Dante Sica, director de la consultora Abeceb.com, el temor de los brasileños es infundado. ”Es claro que China ha tenido presencia en los últimos años desde el punto de vista de inversiones y financiamiento de la obra pública, pero no creo que vaya a haber un cambio radical, porque el papel de la administración de comercio pone límites”, afirmó.
En lo formal, los empresarios brasileños pidieron a la presidenta Dilma Rousseff que no favorezca el ingreso de Argentina al bloque Brics por la sanción que impuso la Organización Mundial de Comercio (OMC) al país, que sería notificado esta semana. Ante el reclamo de Europa, Estados Unidos y Japón, la OMC rechazó las Licencias No Automáticas (LNA) y las DJAI que aplicó el país, y facultó a los países que se hayan sentido perjudicados a tomar medidas espejo, es decir, a bloquear exportaciones. Eso podría significar una pérdida de mercados por u$s 5.000 millones o más, de concretarse. El país todavía puede apelar.