El próximo decenio será un período clave en el manejo de los recursos. Las economías deberán planificar de manera sustentable el uso de materias primas para lograr maximizar la eficiencia. Emergencia climática, crecimiento desmesurado de los desechos, polución, calentamiento global, guerra comercial, coronavirus, por citar sólo algunos de los problemas que enfrentan las ciudades globales.
La tendencia indica que los países se encaminan hacia el desarrollo de energías renovables, regulación del carbono, impulso a las finanzas verdes, economía circular, acuerdos de colaboración entre empresas sobre la nueva economía del plástico y minerales del futuro. Se acelera el desarrollo de productos y/o servicios que tengan en cuenta los desafíos ambientales y sociales.
El Acuerdo Global de la Nueva Economía del Plástico (The New Plastics Economy Global Commitment) plantea una nueva regulación para los envases plásticos con el objetivo de erradicar el desperdicio y la contaminación. El acuerdo firmado por 250 organizaciones vincula productores, minoristas, recicladores, comercios y compañías que producen envases plásticos para reconocidas marcas del mercado.
Entre los objetivos figuran los conceptos: ELIMINAR – INNOVAR – CIRCULAR. La digitalización de la cadena de suministro de productos llegó para quedarse. Materiales innovadores, impresión 3D, polímeros de alta tecnología.
Desde que comenzaron a fabricarse las baterías de litio para teléfonos celulares, computadoras y autos eléctricos, la demanda de éste mineral crece día a día. El crecimiento de la demanda proviene de los fabricantes de baterías para vehículos eléctricos y más recientemente para el almacenamiento de energías renovables.
Argentina es el cuarto país con mayores reservas de litio, en las provincias de Catamarca, Jujuy y Salta. Las ventajas competitivas del “oro blanco” para estas provincias son múltiples: atracción de inversiones, aumento de las exportaciones, incremento fiscal, creación de empleo. Estas ventajas podrían ser utilizadas en cadenas de valor, desarrollo de materiales, procesos químicos y de servicios como mantenimiento y logística. Los procesos deberán analizarse en el marco de acuerdos entre gobierno, ciencia, tecnología y sectores productivos.
La realidad nos enfrenta a competir en cadenas globales de valor en donde la internacionalización es un factor clave. Las dificultades de inversión tecnológica y altos costos de capital suponen alianzas estratégicas entre las empresas. Si analizamos las industrias aliadas se encuentran las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC).
En Australia todos los proyectos mayores a los USD 500 mn deben desarrollar un estudio de impacto que incluya posibilidades de vinculaciones, transferencia de conocimiento, alianzas estratégicas y comunicación de los resultados que facilite a las empresas locales, la oportunidad de convertirse en proveedores de las compañías mineras, recibiendo asistencia técnica del gobierno.
En Brasil, el Plan Nacional de Minería 2030 desarrolló un mapa de la cadena de proveedores de bienes y servicios de la minería. Empresas privadas impulsan programas de asistencia a proveedores mediante herramientas de financiamiento, capacitación y rondas de negocios para pymes. Mediante iniciativas público – privadas conjuntas desarrollan empresas con tecnología en las cadenas de producción de la industria minera y transformación de minerales. El programa INOVA MINERAL trabaja en el desarrollo de tecnologías en las cadenas de valor de los “Minerales del Futuro” (litio, cobalto, molibdeno, grafito, grupo del platino, tierras raras, niobio). Los Fondos sectoriales para las industrias extractivas (minería, gas y petróleo) provienen de regalías y tributos que pagan las empresas del sector y que contribuyen a desarrollar proyectos de innovación tecnológica. En Chile, se creó el programa de Proveedores de Clase Mundial en base a un proyecto público – privado cuyo objetivo es desarrollar proveedores intensivos en conocimiento y soluciones tecnológicas que pueden ser impulso para otros sectores y mercados. En México, el FIFOMI otorga financiamiento para proyectos de desarrollo de nuevas tecnologías para la minería, incluyendo objetivos de preservación ambiental.
En Bolivia el proyecto de explotación de litio en el Salar de Uyuni busca desarrollar la cadena de valor hasta la fabricación de baterías de ion-litio.
Sin embargo, la región aún posee un impacto limitado si se la compara con los países desarrollados en recursos no renovables. Argentina ha ratificado su intención de avanzar en este sentido con la firma del Acuerdo Federal Minero del 13 de junio de 2017. Se han intensificado las exploraciones, aunque las distintas fases de desarrollo van de un período entre 7 y 10 años. Según estimaciones, entre 2017 y 2022 la producción de litio en el país podría incrementarse 388% de 37.500 a 145.500 tn de carbonato de litio. Sin lugar a dudas, el camino está trazado. Superar la competencia, será todo un desafío.
*Por Lic. Silvia Ladino. Director Pyempresa. Vocal Cámara de Comercio Argentina-Paraguay. Consultor en el área de Comercio, Industria y Comercio Exterior de la CAME.