Detrás del drama económico y sanitario se encuentra siempre el riesgo de ceder ante los personalismos, las ideas totalitarias y los aventureros mezquinos de la política con sus sueños de mayor segregación. La desesperación de tantos, muy golpeados por esta nueva realidad, nos pondrá frente a la amenaza, tanto en nuestro país como en el mundo, de que los cantos de sirena de pretendidos revolucionarios y reaccionarios se hagan carne.
Este momento de unidad debe ser aprovechado para darle forma a ese gran acuerdo de políticas de Estado para el desarrollo tantas veces referido pero nunca realizado. Es urgente saldar viejas deudas no sólo con el mundo sino con los propios argentinos tantas veces defraudados por sus representantes. Considero que aquellos que tengan auténtica vocación de servicio no debieran dejarse tentar por la crítica fácil hacia quien piense distinto sino antes bien sentarse a dialogar para delinear y desarrollar el futuro.
Este presente caótico representa una gran oportunidad para que el presidente, así como lo viene haciendo con gobernadores e intendentes de todo signo partidario, convoque a todas las fuerzas políticas democráticas a generar acuerdos que definan como vamos a insertarnos en el escenario post pandémico.
El presente y el futuro inmediato de la Argentina requieren un gesto de grandeza de los dirigentes de las distintas fuerzas políticas, de los representantes de la sociedad civil y del mundo del trabajo. Posiblemente la pandemia nos enfrente al peor escenario económico y social de la historia del país y será indispensable que cada uno, desde su lugar, estemos a la altura del esfuerzo hecho por toda la sociedad.
Es imperioso reconstruir el aparato productivo, facilitar la creación de nuevas empresas y puestos de trabajo, reconstituir nuestro mercado interno acompañado de estrategias que nos permitan potenciar la exportación de productos que den valor agregado a nuestras producciones agropecuarias y abrir mercados para que los alimentos argentinos alcancen un lugar destacado en las góndolas de los supermercados del mundo.
En esa línea también es reconocido internacionalmente nuestro capital humano y eso debe traducirse a su vez en más empleos de calidad. Debemos facilitar la exportación del trabajo argentino en el rubro servicios.
Tenemos que adoptar una política clara para fomentar y estimular modos de producción sustentables, modernizar la matriz energética con una fuerte inversión en fuentes renovables y limpias, premiar e impulsar la economía circular como así también la conectividad en todo el territorio.
Esta situación también dejó en flagrante evidencia la gran inequidad social y económica que vive nuestra población. Está a la vista la necesidad de invertir en educación e investigación aplicada en el país con un porcentaje relevante del presupuesto escalonado por objetivos. La centralidad que tomó el eje Salud Pública hace indispensable que el Estado ofrezca una cobertura universal y gratuita de calidad.
Otra enseñanza clara de esta pandemia es la urgente necesidad de reforzar el federalismo y las autonomías municipales en consonancia con estrategias que fomenten la descentralización de la población. Es necesaria una revolución de infraestructura pública en todo el país para el desarrollo de oportunidades laborales en cada una de las provincias. Los problemas propios de la concentración poblacional en grandes urbes están a la vista al tiempo que emerge una nueva realidad: el trabajo a distancia, que en muchos rubros continuará una vez pasada esta etapa de aislamiento. Debemos ofrecer incentivos impositivos para la movilidad de la población. Esta nueva infraestructura con servicios públicos de calidad, conexión a internet, rutas, aeropuertos y demás elementos nos ayudarán a preparar el territorio nacional para insertarse como actor relevante una vez que el turismo retome su actividad.
Las presentes líneas, escritas desde una intensa experiencia de gestión, sólo pretenden aportar constructivamente a tal diálogo que muchos argentinos esperamos desde hace décadas que finalmente se plasme para brindar un presente y futuro digno para todos.
*Por Gustavo Posse, Intendente de San Isidro.