Se avecina una nueva etapa desde el primer aislamiento social y obligatorio de marzo del 2020, producto del crecimiento de la pandemia que afectaba al mundo, y comenzaba a hacer lo propio en la Argentina, el Covid-19.
Podemos analizar este tiempo transcurrido desde distintos enfoques, pero no se puede discutir la estrategia desarrollada por el Gobierno, teniendo en cuenta que la República Argentina, más allá de su delicada situación económica, estaba carente de un sistema de salud que pudiera dar respuesta al crecimiento del virus y las consecuencias que éste iba a producir con solo observar el efecto devastador que esta pandemia estaba causando en países como China, Italia, España, EEUU para citar algunos ejemplos, optando así, como primera medida, priorizar la vida por encima de la economía.
Seguramente, en este tiempo transcurrido se hayan cometido aciertos y errores, pero es imposible pensar en que las medidas adoptadas iban a producir un 100% de éxito en la lucha contra una pandemia, el Covid-19, que se había expandido rápidamente por el mundo pero de la cual no se tenía conocimiento o antecedente de cómo enfrentarla, lo que produjo que día a día se fuera descubriendo su evolución y ante ese escenario qué nuevas medidas tomar para continuar así la lucha, con la esperanza de erradicarla definitivamente con el descubrimiento de una vacuna en un futuro no muy lejano, sin perder de vista el objetivo principal consistente en transitar ese camino con el menor costo de vidas posible.
Por eso, hoy estamos ante una nueva etapa, donde considero que las autoridades gubernamentales ya hicieron gran parte del trabajo, que seguramente aún les queda la tarea de la asistencia hospitalaria; el control de los transportes; de los servicios públicos; de los protocolos sanitarios que pongan en marcha el aparato productivo nuevamente con la apertura de industrias, comercios, obras y servicios que le devuelven el trabajo a millones de argentinos; como así también la efectivización de medidas que empujen el crecimiento económico; de medidas fiscales; crediticias y todas aquellas para las que sea imprescindible contar con la intervención del Estado.
El resto debe resolverlo la propia sociedad, utilizando un solo término que sintetiza cómo cumplir desde el rol que dentro de nuestra sociedad le corresponda a cada uno: COVID-19/CONCIENCIA.
Gracias señores gobernantes por todo lo realizado y lo que continúen realizando de aquí en adelante, y permítanle a la sociedad asumir la responsabilidad de sus actos.
*Por Carlos J. Molinari. Empresario.