Este cambio de siglo está signado por una transformación de conciencia con respecto al rol femenino en la sociedad. El tema está instalado, y eso es un gran avance que debe continuar más allá de los discursos “políticamente correctos”.
Debemos llamar a la inclusión y equidad de las mujeres en el mundo de los negocios. En la Argentina existen importantes diferencias entre hombres y mujeres en cuanto a la igualdad de oportunidades en el plano económico. Una igualdad económica implica igualdad de derechos, de oportunidades, de libertad para todas las personas de nuestro país.
Para lograr vencer todas las barreras actuales a las que se enfrentan las mujeres empresarias y emprendedoras, recomiendo seguir una serie de recomendaciones:
A las empresas: que incorporen más mujeres en los ámbitos de decisión y liderazgo, en las finanzas, en los procesos de compras. Que entiendan que somos socias igualitarias. Que busquen proveedoras mujeres: ambas partes serán beneficiadas.
A los inversores: que inviertan en proyectos de mujeres. ¡Busquen que hay! Hay mujeres muy capaces abiertas y con igual derecho a nuevas oportunidades.
A las entidades de crédito: que diseñen créditos y financiamientos exclusivos para emprendedoras, más flexibles y con menos requisitos.
Al Gobierno: que establezca políticas claras, aplicables y sostenibles en el largo plazo, basadas en apoyos concretos a emprendimientos de mujeres, desde el acceso al crédito, la apertura de empresas propiedad de mujeres con menos burocracia, más simplificada, con beneficios, por ejemplo: algunos meses de gracia para los impuestos. Inclusive que promueva las compras públicas a empresas de mujeres, como el sello “Empresa mujer”. Y que esto sea accesible, que no haga falta tanta burocracia para acceder. Si realmente quieren ayudar, que por favor simplifique las cosas.
Y también políticas por licencias parentales (por maternidad y por paternidad) y otras que ayuden a equilibrar la mesa para estar ambos en un plano de igualdad.
Miremos el caso de países como Italia, como Sudáfrica, que adoptaron políticas concretas para empresas de mujeres. Siguiendo este ejemplo, sin lugar a dudas tendremos incorporado un 50% más de la fuerza empresarial poderosísima, que generará riquezas y empleo.
Y si tenemos alguna duda de que esto trae beneficio económico para el país, miremos los paradigmas de naciones que vienen adelantadas en políticas de igualdad como Islandia, Noruega, Finlandia. Sus sociedades son más igualitarias y sus economías son fuertes y estables. Y, como si esto fuera poco, estos Países tienen mejor índice de felicidad…tendrá algo que ver la equidad?
A las instituciones: que articulen en todos los niveles para lograr la equidad de género y para proponer e impulsar políticas de Estado, mostrando ejemplos de buenas prácticas que inspiren a la sociedad en su conjunto.
A las mujeres: mi llamado a la acción es superar el preconcepto del techo de cristal, el piso pegajoso y todos esos discursos que muchas veces llevan al conformismo, que se usan para justificar, para no salir a defender nuestros derechos y ganar nuestros espacios. Sabemos que para lograr cambios profundos se tienen que hacer esfuerzos adicionales, hay que estar dispuestas a romper una inercia de siglos. Estar empoderadas es el primer paso necesario. Pero no es suficiente. No basta con simplemente estar empoderadas: debemos también ocupar espacios de poder.
A la sociedad toda: involucrarse más, no pensar en que “son cosas de mujeres”, como algo de segundo plano, de menor importancia. Es un problema social y nadie puede quedar ajeno. No apoyar eventos y paneles donde no se haya convocado a mujeres. Necesitamos debatir más. Y necesitamos que las palabras sean seguidas por actos. No basta con hablar sobre el tema y dictar leyes: debemos llevarlas a la acción, y debemos hacerlo juntos, hombres y mujeres a la par.
Es un tema que nos involucra a todos, es un compromiso de toda la sociedad.
Por Delia Flores, directora del Grupo Empresarial de Mujeres Argentinas (GEMA).