De repente, más de la mitad de la humanidad debió recluirse en su casa e Internet se convirtió para centenares de millones de personas casi en la única forma de vinculación con el resto de los seres queridos y amigos, con los compañeros de trabajo o clientes. En definitiva, con el mundo exterior en todas sus formas.
Explotaron los zooms, la descarga de aplicaciones se incrementó en forma exponencial, la circulación de videos subió en forma exuberante, volaron las métricas de Netflix y Spotify y de cuanto sitio estuvo activo en la pandemia, la transmisión de datos de todo tipo aumentó en forma astronómica y, sin embargo, más allá de situaciones muy puntuales, no hubo ningún colapso generalizado del sistema.
¿Por qué fue posible esta robustez?
La respuesta remite a una multiplicidad de factores pero una parte importante de ella se contesta desde una zona de la red de redes que permanece invisible ante nuestros ojos y va mucho más allá del proveedor de servicio que pagamos y de los mega que hayamos contratado.
Según un informe preparado por los especialistas Héctor Huici y Roberto Iglesias para LACNIC, los llamados “Puntos de Intercambio de Internet (IXP, por sus siglas en inglés de Internet Exchange Point)” juegan un papel clave en mejorar la performance de nuestra navegación y la experiencia de contenidos por la red en cualquier país en general, pero sobre todo en aquellos como la Argentina y sus vecinos, que están alejados de los centros neurálgicos de la web, en Europa o Estados Unidos.
LACNIC es una organización no gubernamental internacional, establecida en Uruguay en el año 2002 y su función es asignar y administrar los recursos de numeración de Internet, los IP, para la región. El trabajo preparado para la entidad por Huici e Iglesias se llama “Inter conectados: estudio sobre puntos de Intercambio de Internet (IXP) y sus ventajas” y forma parte del Programa Líderes que financia trabajos sobre Gobernanza en Internet.
Allí los autores afirman que cuando un país cuenta con una adecuada red de IXP puede evitar lo que se llama “tromboning”, es decir el proceso por el cual el tráfico local sale del área y luego vuelve para llegar a un destino a otra red de la misma área. La metáfora alude al movimiento de ida y vuelta del trombón, y pretende graficar algo que era muy común en Latinoamérica en los comienzos de internet, cuando el tráfico de una red para llegar a un país limítrofe o incluso a una red distinta del mismo país debía viajar a los Estados Unidos (en algunos pocos casos a Europa) —donde se consumaba la interconexión de ambas redes— y luego regresar.
“Más allá de la creciente globalización, por una obvia cuestión geográfica y de entorno cultural, la mayoría de los contactos entre personas, así como el consumo de contenidos y servicios, tiene lugar en un mismo país o región”, explican Huici e Iglesias. Se parte de la base de que, “cuanto más lejos geográficamente se encuentre el punto de interconexión entre dos redes y entre un usuario final y otro de cada una de ellas (o entre un usuario final y un servicio o contenido al que se pretenda acceder) existirán más desventajas en una serie de variables: costos, velocidad de transferencia de datos, ancho de banda utilizado y funcionalidades, las cuales inciden en la calidad y economía del servicio”.
¿Qué es un IXP?
El modelo del IXP es esencialmente colaborativo porque se configura cuando varias redes y proveedores de servicios de internet buscan intercambiar su tráfico a nivel local o regional. “Es como un centro de distribución que permite concentrar muchos contenidos en un mismo punto y desde ahí distribuye”, explicó Huici. En la Argentina existen 32 “Puntos de Intercambio de Internet IXP”, que cubren prácticamente toda la geografía nacional. El primero se instaló en Buenos Aires en 1998 pero la mayoría de los existentes se construyeron en menos de diez años, entre 2008 y 2018. Todos los IXP de nuestro país están a cargo de una misma entidad, CABASE, fundada en 1989 como Cámara Argentina de Bases de Datos y Servicios en Línea y que luego cambió su nombre a Cámara Argentina de Internet.
¿Cuáles son sus beneficios?
La proliferación de IXP no busca “nacionalizar” la red o ir contra el espíritu de integración global económica al que contribuye el viaje de datos transfronterizo. Al evitar el viaje innecesario de datos a largas distancias y mantener el tráfico local en el ámbito local, los autores enumeran los beneficios de este modelo de interconexión de los nodos de internet.
Por un lado, señalan la disminución de costos económicos, ya que el tránsito de datos a lugares remotos implica que un proveedor de servicios de internet muy frecuentemente debe celebrar acuerdos directos de tránsito con carriers o mayoristas, los que implican pagos en dólares al exterior que podrían no hacerse, pero que invariablemente se convierten en costos que son transferidos a los usuarios finales.
Otra ventaja es que se evita el uso innecesario de ancho de banda: con el tromboning, los enlaces internacionales, particularmente los cables submarinos de fibra óptica, se sobrecargan de datos cuya circulación podría ser evitada.
La disminución de la “latencia”, es decir el tiempo que tarda en transmitirse un paquete de datos dentro de la red, es otro beneficio de los IXP, por su influencia positiva en la velocidad de carga de un sitio de Internet y en la velocidad de la conexión. Clave en transmisiones deportivas transmitidas en vivo desde plataformas digitales, y también en juegos y competencias de gaming.
Finalmente, el modelo IXP también mejora la “balanza de pagos” de tráfico IP, ya que evita generar “exportaciones” de datos que en muchos casos no tienen beneficios ni ganancias. Esas exportaciones de datos suponen, a su vez, salida de divisas, particularmente apreciadas por los países en desarrollo, ya que los servicios de “ida y vuelta” se pagan en general en dólares.
“Los mayores costos para los proveedores de servicios de internet, precios más altos a usuarios finales combinados con la degradación de la calidad del servicio que implican altas latencias, inciden no sólo en la performance de Internet. También afectan modalidades como el teletrabajo, la cultura y el entretenimiento (acceso a contenidos), la generación y compartición de conocimiento y actividades que van de la educación a la seguridad, con su consiguiente impacto en el PBI de una nación”, dicen Huici e Iglesias, y concluyen que, “en tanto brindan una solución tecnológica y un entorno institucional adecuado para el intercambio de tráfico entre distintos operadores de Internet, los IXP aprovechan eficazmente la infraestructura ya instalada en un país o región (o a la que tiene acceso), permitiendo optimizar la circulación de los datos”.