La demanda doméstica de acero y aluminio permanece en alza en un contexto de caída de los precios internacionales de metales básicos, situación que -según fuentes del sector- ha favorecido el ingreso de productos terminados a bajo precio que compiten con la industria local, y que llevó a la Secretaría de Comercio a firmar acuerdos sectoriales para evitar una dolarización de sus costos.
En el primer bimestre de 2014 el consumo de acero creció 8,6% y mostró una suba interanual del 3,5%, de acuerdo a un informe de la consultora Investigaciones Económicas Sectoriales (IES) publicado la semana pasada.
El Indice Construya, que mide la evolución de la a venta de materiales para la construcción como aceros largos, carpintería de aluminio, mostró en marzo un avance de 7,11% respecto de febrero.
Los datos actualizan una tendencia también advertida por los fabricantes de aluminio. Según indicaron fuentes de Aluar, el año pasado la demanda de aluminio primario creció 7% interanual, un incremento apenas 2% menor al obtenido en 2011, año considerado “récord”.
La diferencia con aquel momento es que, tres años atrás, el precio de la tonelada promediaba 2700 dólares y en la actualidad es de 1816 dólares, según los valores vigentes en el London Metal Exchange (LME), principal mercado de referencia.
La desaceleración de la economía mundial producto de los resabios de las crisis de 2008 y la lenta recuperación de China, principal importador de metales y otros commodities como la soja, ha sido una variable significativa en la caída de los precios mundiales. Pero la menor actividad industrial también ha generado stocks ociosos que China ha utilizado como garantía para contraer deuda en dólares en el exterior.
“En la medida que tasas de interés en EEUU sigan a nivel bajo va a seguir resultando atractivo y al mismo tiempo mantiene la disponibilidad física del producto relativamente restringida, lo que hace elevar las primas” del metal, explicó una alta fuente de Aluar.
Una eventual suba de tasas de interés por parte de la Reserva Federal estadounidense encarecería el costo de financiamiento a nivel mundial y volvería menos atractivos los contratos con respaldo en commodities. De concretarse, el mercado se vería inundado por la liberación de toneladas de cobre, hierro y otros metales que permanecen inmovilizados como garantías, lo que terminaría por hundir más el precio internacional. Hoy la tonelada de acero en el LME cotiza a 380 dólares por tonelada; mientras que la soja se ubica en 558 dólares en la Bolsa de Chicago.
En los primeros tres meses del año, el Banco Central advirtió esta tendencia. De acuerdo al índice de materias primas (IPMP) que la entidad publica mensualmente, el valor de las exportaciones argentinas de aluminio registró una caída del 2%, mientras que las de acero se contrajeron 0,4%. El cobre, en tanto, retrocedió 1,6% en el primer trimestre.
Según el último informe actualizado del BCRA, estos tres metales representan el 7% de las exportaciones argentinas. Sin embargo, empresas como Aluar vuelcan la mayor parte de su producción (un 70%, según datos confirmados por representantes de la compañía) al mercado interno, por lo que la vitalidad de la demanda doméstica es clave para analizar la evolución del sector.
Pese a ello, algunos empresarios no advierten una correlación entre la baja de precios a nivel internacional y el precio en el mercado local. “Los aumentos en el rubro chapa y hierro han oscilado según el lugar, tomando los ultimos 60 dias, entre el 25 y el 35%”, afirmó Eduardo Fernández, presidente de la Asamblea de Pequeños y Medianos Empresarios (APYME).
Para el empresario, “las empresas más chicas son las que más aumentos sufrieron” por parte de los proveedores debido, entre otras cosas, al establecimiento de condiciones de pago más exigentes. “En algunos casos se exige pago contado y el promedio de pago bajó entre 7 y 15 días para pequeñas empresas, y entre 15 y 30 para las medianas”, detalló.
Si bien aseguró que “la provisión está normalizada y no hay faltantes”, consideró que los aumentos se basan en “las expectativas de los proveedores, que saben que sus productos no tiene reemplazo”.
La réplica de los fabricantes es que el impacto de la variación del tipo de cambio en los costos de importación de las materias primas afecta la formación de precios. En el caso del aluminio, la alumina (mineral derivado de la bauxita utilizado en la fabricación del metal) se importa desde Brasil y Australia.
“Lo que se produjo con la baja del valor internacional es un ingreso mayor de importaciones”, explicó un ejecutivo de Aluar. En ese contexto, “los productores locales han tratado de mantener sus precios en la medida de lo posible” ya que “es imposible pensar que la industria metalúrgica pueda subsistir con sus costos aumentados con tipo de cambio fijo”, agregó el empresario.
Para evitar una dispersión de precios y normalizar el cálculo de los eventuales aumentos, la Secretaría de Comercio estableció el mes pasado el nuevo Régimen Informativo de Precios. Mediante la resolución 29, firmada por Augusto Costa, se exige que las empresas productoras de insumos y bienes finales cuyas ventas totales anuales hayan superado los 183 millones de pesos en el mercado interno durante 2013, informen mensualmente a la Secretaría los precios vigentes de todos sus productos. Las firmas distribuidoras y/o comercializadoras, en tanto, deberán comunicar sus variaciones de precios en caso de que sus ventas hayan superado el año pasado los 250 millones de pesos.
Desde Aluar dijeron que el 23 de enero pasado la compañía realizó “una reducción importante de nuestros precios en dólares debido a que se pactó con el gobierno un tipo de cambio fijo previo a la devaluación” que se ubicó en 6,88 dólares. Esa cifra tendría revisiones mensuales en función del tipo de cambio, detalló la fuente.