“Ante el pueblo y los pueblos de Chile, sí prometo”, dijo Gabriel Boric al jurar como nuevo presidente de Chile, en un acto en el que abundaron símbolos feministas y de pueblos originarios. El flamante mandatario, de 36 años, formó un gabinete integrado por 14 mujeres y 10 hombres.
Boric es el octavo presidente electo desde el retorno de la democracia en 1990 y llegó como candidato de la coalición Apruebo Dignidad, tras vencer con el 55,87% de los votos, al pinochetista ultraconservador José Antonio Kast en balotaje.
Su campaña política estuvo enfocada en la ampliación de derechos, la descentralización del país, el ambientalismo, el fin de la herencia del pinochetismo y el respeto a los pueblos originarios, muchos de los reclamos centrales del estallido social de 2019.
Entre los invitados a la ceremonia, que tuvo lugar en el Salón de Honor del Congreso ubicado en Valparaíso, había jefes de Estado y de Gobierno, representantes de todos los pueblos originarios del país, figuras de la cultura y el feminismo latinoamericanos y familiares de desaparecidos de la dictadura militar de Augusto Pinochet (1973-1990). En la residencia presidencial de verano en Cerro Castillo, situada en Viña del Mar, Boric almorzó con los presidentes de Uruguay, Luis Lacalle Pou; de Argentina, Alberto Fernández; de Perú, Pedro Castillo; el rey Felipe VI de España; Luis Arce, de Bolivia; y la expresidenta brasileña Dilma Rousseff y el precandidato colombiano Gustavo Petro.
El nuevo presidente, que surgió de los movimientos estudiantiles que sacudieron Chile y fue uno de los líderes de la histórica rebelión de 2006, llega al poder con el desafío de emprender una serie de cambios que prometió en campaña.