El reciclado de neumáticos espera una ley que generará beneficios económicos y ambientales

El profesor Gerardo Botasso fue elegido como Embajador Argentino en Tecnología del Caucho Asfáltico.

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28 marzo, 2022

Una postal recurrente es ver, en las puertas de las gomerías o talleres mecánicos, montañas de neumáticos que de un día para otro desaparecen. Muchos de ellos son quemados en alguna manifestación callejera, siendo esto altamente contaminante y perjudicial para la salud. Es un verdadero desperdicio, porque las cubiertas pueden reciclarse para diversos usos.

Una de las personas que más conoce de este tema en nuestro país, dialogó con Ser Industria. Precisamente hablamos de Gerardo Botasso, director del Centro de Investigaciones Viales (LEMac), a quien recientemente el Asphalt Rubber y Rubberized Aphalt Foundation, nombró Embajador Argentino en Tecnología del Caucho Asfáltico.

El experto encabezó recientemente el primer Encuentro iberoamericano sobre  Neumáticos Fuera de Uso (NFU) en mezclas asfálticas. Adelantó que, en Argentina, donde se tiran en promedio hasta 150 mil toneladas de neumáticos anuales, se trabaja para lograr, mediante una ley, un sistema que permita trasladar las cubiertas a las plantas de triturados para su recuperación.

En ese sentido, mostró su optimismo respecto a que el Congreso, en el corto plazo, apruebe la iniciativa. También dio detalles de lo que contemplaría la norma y los destinos que tendría el caucho reciclado.

¿Qué cantidad de neumáticos se tiran cada año en nuestro país?

En Argentina se desechan entre 135 y 150 mil toneladas anuales. En la región, que podría considerarse el AMBA extendiendo a La Plata, Berisso y Ensenada, se genera el 40% de esas toneladas, hay una densidad enorme. Luego aparecen Santa Fe, Córdoba, Tucumán. Eso nos da una visión de la cantidad de plantas que se necesitan en el país para triturar. Además, en un país que tiene una ley, se comienza a regular la cantidad de plantas, la distancia de transporte a la que conviene llevar el neumático… Trabajamos mucho la gestión de los neumáticos fuera de uso, para lograr ese sistema que, además, da mucha mano de obra para la actividad de reciclado y el uso del producto.

¿Por qué actualmente no se recupera el caucho de los neumáticos?

Primero, porque es fundamental generar un sistema de gestión de recolección. En relación a eso, en proyecto de ley de presupuestos mínimos de responsabilidad extendida del productor en neumáticos fuera de uso, tiene media sanción en el Senado y se aprobó en comisión en Diputados de la Nación. Es decir que está cercana a aprobarse la ley que nos garantice tener un sistema de recuperación. Hoy no lo tenemos o se hace en forma muy aislada. Una vez recuperado, el neumático va a planta de tratamiento. Ahí se tritura hasta ser llevado a condición de polvo, Antes se le sacan las telas mecánicas y las textiles. Luego va a las plantas asfálticas y se incorpora al asfalto en tasas que van desde un 8 a un 20%. Esto nos permite generar un asfalto que se ablanda menos y hace que en condición de pavimento mojado, el vehículo frene en una distancia menor. A una velocidad de 120 kilómetros por hora, con pavimento mojado en una carretera normal, se necesitan 100 metros para frenar. Sobre una mezcla que tenga polvo de neumático, se reduce a 60 metros, con lo cual se evita el choque. Por eso aporta a la seguridad vial, a la durabilidad, ya que las rutas se deforman menos. La idea es tener una normativa en las vialidades provinciales y nacionales que permita la plena inclusión de esto. Tenemos obras realizadas, pero no todavía a nivel masivo que es lo que otros países tienen.

¿Dónde están ubicadas?

Una en la ciudad de La Plata, en la avenida 19. Otra en Autopistas Urbanas de Buenos Aires. También en las provincias de Corrientes y Mendoza. Hemos realizado obras en Chile, Brasil, Uruguay, México, Colombia, España, donde al estar la normativa aprobada, el uso es más masivo.

¿Cuál es, hoy, el principal destino de los neumáticos?

Hay acuerdos entre algunas cementeras y empresas que generan mucho neumático, por ejemplo, las que se dedican al transporte. El tema es que nadie quiere pagar el costo de transporte desde un punto a otro donde puedan reutilizarse. Por eso necesitamos implementar un sistema que haga sostenible la actividad, con actores privados que liciten esa gestión, para que puedan recolectar los neumáticos y llevarlos a las plantas. Nadie quiere asumir el costo del transporte y prefieren tirarlo a un vertedero. También propiciamos, para quienes lo hagan, una tasa muy cara, porque en realidad no se compacta, ocupa un volumen enorme. De esa manera se obliga al reciclado. Son políticas públicas que llevan adelante muchos países, sobre todo europeos y algunos latinoamericanos que han avanzado en esto.

¿En qué países de la región está legislado?

En Ecuador… Chile lo hizo el año pasado. En otros países, a pesar de que se está usando, se hace desde el sector privado, sin un marco regulatorio nacional. Se está trabajando en toda la región para establecer la ley de responsabilidad extendida del productor. Esto es que los fabricantes e importadores de neumáticos, sean responsables del producto hasta que llegue a su tumba. Una forma es reciclar y utilizarlo de otra forma. Así se saca un contaminante ambiental que tiene un poder de degradación muy lento. Necesitamos que los países de la región tengan esos marcos regulatorios. Hemos asesorado a la comisión de ambiente del Senado que presentó el proyecto y somos muy optimista. Los esfuerzos han sido no sólo en el marco tecnológico, sino en el legislativo. Tenemos una línea muy interesante en pisos y es muy posible que los utilicen las cooperativas de la economía social, que tienen una fuerte acción en la recolección de neumáticos. De hecho, hay un sindicato que agrupa a los que hacen el cirujeo que es muy importante en la comunidad. Con muy poca inversión se pueden hacer pisos de caucho reciclado.  A través de un subsidio de la Comisión de Investigaciones Científicas de la provincia de Buenos Aires, desarrollamos esa tecnología.

¿Cuántas plantas de triturado hay en nuestro territorio?

Hay una que es propiedad del Ceamse de San Martín y del INTI, se llama Regomax. Luego hay tres más pequeñas que están funcionando sin un sistema de recolección y muchas veces están paradas porque no les llega el neumático.  Al no estar regulado por el estado, quedan tirados por cualquier lado. En Europa hay diferentes sistemas de gestión. Uno que funciona muy bien es el español, donde las empresas productoras de neumáticos cobran una pequeña tasa cada vez que lo venden y con eso se financia el sistema de gestión. En Argentina con $100 por neumático perfectamente se puede financiar el sistema. Con la ley funcionando van a aparecer más empresas de triturado.  

¿Todos los neumáticos sirven?

Sí. Hay plantas en la mina de Veladero, San Juan, donde se trituran los neumáticos de las cargadoras de minería. Hay capacidad para neumáticos desde seis metros de diámetro hasta de automóviles. La tecnología de trituración permite recuperar el caucho, pero también las fibras textiles, que tienen su mercado. Además, los neumáticos contienen alambres. Eso también tiene un aro de acero muy caro que es el que se ajusta a la llanta. Se saca entero y hay un mercado que los recibe. Todas las partes del neumático se reciclan.

¿Es diferente el proceso para hacer las baldosas y el asfalto?

Totalmente diferente, es con otra granulometría. Al asfalto, el triturado que se incorpora es un polvo, mientras que para las baldosas es más grueso.  Las baldosas se aglomeran con una resina poliuretana. Nosotros desarrollamos un procedimiento en frío con prensas y elementos de muy baja inversión, que permiten hacer pisos de colores, con formas de baldosas y pueden hacer en la propia obra.

¿La planta de triturado es la misma?

Sí, es la misma planta que produce diferentes subproductos con distintas granulometrías. Se puede triturar en cinco centímetros por cinco centímetros, una trituración macro que se usa normalmente para quemarlos en los hornos cementeros, porque también los neumáticos sirven como energía para esos hornos. Cuando se quema a temperaturas elevadas produce gases cancerígenos, pero a temperatura ambiente, en los piquetes o cuando hay una quema de un depósito de neumáticos, las emanaciones producen dioxinas y furanos que son altamente cancerígenas. La quema a temperatura ambiente no es una alternativa porque es un hecho de tremenda contaminación. Si se hace con control de emisiones gaseosas, el problema desaparece.

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