Con la meta de entregar ocho barcos antes de fines de 2015 y con otros 15 petroleros en construcción, la industria naval brasilera prevé un escenario positivo para este año. Las acciones son parte de la revitalización del sector a través del Programa de Modernización y Expansión de la Flota (Promef) de Transpetro.
Los brasileños son conscientes de la colosal generación de mano de obra que posee la industria naval y actúan en consecuencia. No es entonces casual que el Promef invierta u$s 4.100 millones en la construcción de 49 buques y 20 convoyes fluviales en astilleros nacionales. De tal forma, el sector industrial naval de Brasil en su conjunto es responsable actualmente de 82.000 empleos directos y 700.000 indirectos.
“Países que tienen importantes industrias navales invirtieron décadas para consolidarlas: 63 años en Japón, 53 años en Corea del Sur y 23 años en China. La brasilera tiene menos de 10 años”, señaló el comunicado.
Entre los barcos construidos por medio del Promef se encuentran los de tipo Suezmax, con capacidad para transportar un millón de barriles de petróleo (casi la mitad de la actual producción diaria brasilera). En diciembre, el país recibió el octavo buque de ese tipo, el Henrique Dias. Brasil tiene, actualmente, ocho petroleros en operación, dos de los cuales son tipo Suezmax.
Los ocho barcos que deben ser entregados este año son dos Suezmax, dos Panamax y cuatro gaseros. De ellos, seis se encuentran en sus etapas finales de construcción.
El Promef viabilizó la construcción de tres nuevos astilleros: Atlântico Sul y Vard Promar, en Pernambuco, y Rio Tietê, en São Paulo, además de la revitalización del Astillero Mauá, en Río de Janeiro. Según el portal del PAC, Brasil tiene hoy la tercera mayor cartera mundial de contratos de construcción de petroleros.
Interacción
Para la Argentina resulta fundamental el trabajo en conjunto con los industriales brasileños en base a los acuerdos del Mercosur y a imagen de lo que sucede con el rubro automotriz.
A la hora de señalar algunos paralelismos en el desarrollo naval de los dos países, Brasil debió batallar, y lo sigue haciendo, contra la incorporación de buques usados y las contrataciones nuevas en países que, además de tecnología y capacidad productiva, acompañan su oferta con financiamiento. La Argentina se encuentra ante los mismos desafíos. Como ejemplo, el presidente del Frente Parlamentario de la Industria Marítima, diputado Edson Santos (PT-RJ) reprochó a Petrobras por haber contratado sólo cinco barcos de apoyo nacionales y haber optado por 23 barcos usados del exterior. Asimismo, le pidió al Gobierno una política permanente que ofrezca sustentabilidad a la cadena productiva de la construcción naval.
Los industriales navales de ambos países lograron reunirse y avanzaron en diversos aspectos de actualidad en la integración del sector en la región. Incluso, se realizaron negociaciones entre astilleros para llevar a cabo proyectos en conjunto ante la demanda cada vez más importante en el offshore de Brasil. Se acordó también elevar a las autoridades de ambos gobiernos un acuerdo bilateral para resolver la cuestión de certificación de origen para el contenido nacional.
“La Organización Internacional del Trabajo (OIT) publicó un informe sobre perspectivas sociales y del empleo en el mundo, que señala que las perspectivas laborales en el mundo empeorarán durante los próximos cinco años y que, desde el inicio de la crisis mundial de 2008, se perdieron 61 millones de puestos de trabajo”, dijo Miguel Ángel Sánchez, coordinador de la Mesa Nacional de Concertación de la Industria Naval Argentina.
El directivo señaló, además, que según este informe, “tras un período de mejores resultados, en comparación con la media global, la situación se está deteriorando en regiones y economías de ingresos medianos y en desarrollo, como América latina y el Caribe, China, Rusia y algunos países árabes. En la mayoría de esas naciones se prevé que el subempleo y el trabajo informal se mantengan altos durante los próximos cinco años. Las mejoras en el empleo vulnerable se estancaron en países emergentes y en desarrollo. Se prevé que se mantenga en torno al 45% del empleo total durante los próximos dos años, en contraste con las reducciones observadas durante el período anterior a la crisis. Asimismo, las crecientes desigualdades socavaron la confianza en los gobiernos”.