Según el informe de financiamiento PyME elaborado por la Asociación de Industriales Metalúrgicos de la República Argentina (ADIMRA), el crédito al sector aumentó 31,8 % en junio en términos reales con respecto al mismo mes del 2021 y 3% respecto de mayo a precios constantes. Consiguiendo 27 meses de crecimiento interanual de manera consecutiva. Se ubicó 22% por encima del promedio de 2021 y 44% superior al de 2020.
El estudio también reflejó que el crédito en pesos al Sector Privado No Financiero creció 1,2 % en junio, en términos reales con respecto a mayo, resultando 5,7% superior en términos interanuales, a precios constantes. Sin embargo, aún no ha recuperado el nivel exhibido a fines de 2021.
Asimismo, la Línea de Financiamiento para la Inversión Productiva (LFIP) continuó siendo la principal herramienta utilizada para canalizar el crédito productivo a MiPyMEs. A fines de julio, los préstamos otorgados en el marco de la LFIP acumularon desembolsos por aproximadamente $2.693 miles de millones desde su lanzamiento. El 85% del total desembolsado responde al financiamiento de capital de trabajo, el 15% restante a proyectos de inversión.
Durante julio en el mercado bancario se observó un aumento de 5,5 p. p, en promedio, en los instrumentos más utilizados por las PyMEs (descuento de documentos, préstamos a sola firma y adelantos en c.c). Desde comienzos de 2022 hasta julio, las tasas de estos han aumentado entre 11 p.p y 15 p.p dependiendo del instrumento.
En el séptimo mes del año, el volumen operado por las PyMEs en el mercado bancario cayó entre 2% y 5% en los tres instrumentos principales respecto de junio, en términos reales. A pesar de la dinámica alcista de las tasas de interés, estas aún se encuentran por debajo de la inflación interanual.
En julio el financiamiento obtenido por las pequeñas y medianas empresas en el mercado de capitales ascendió a $70.081 millones, un monto 214% superior al observado el mismo mes del año pasado. A diferencia de lo habitual, el instrumento más operado fue el pagaré. Esto se explica por la migración de los inversores desde instrumentos CER hacia riesgo corporativo (dollar –linked).