Sin dudas, el ingeniero Horacio Tettamanti es un profesional calificado al momento de hablar de las políticas vinculadas a la navegación, puertos, industria naval y marina mercante. Por ese motivo recordó la importancia de concretar la licitación del Canal Magdalena.
Estuvo al frente de la subsecretaría de Puertos y Vías Navegables de la Nación, en la gestión de la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner. En esa etapa, fue el ferviente impulsor del proyecto de construcción del Canal Magdalena, que defendió con firmeza, ante la postura contraria sostenida desde 2015, por el gobierno de Mauricio Macri.
En diálogo con Ser Industria, analizó la actualidad y la perspectiva de la obra, tras el anuncio del Presidente Alberto Fernández el 1 de marzo ante la Asamblea Legislativa. Asimismo, formuló definiciones tajantes sobre decisiones del gobierno vinculadas a la política portuaria y la Vía de Navegación Troncal. También repasó los vaivenes y las dificultades que atravesó el proyecto.
Cuando se habla del Canal Magdalena, inmediatamente se relaciona tu nombre. ¿Cómo reaccionaste cuando el Presidente anunció que licitará su construcción?
Por su puesto que muy bien, es algo para celebrar. Pero ahora estamos con cierta preocupación, esperando que finalmente se llame a licitación. Ya pasaron dos semanas del anuncio y se entiende por “próximos días” a un período no mayor de 7, plazo que quedó prácticamente vencido.
Su concreción sería el fin de un largo recorrido…
Sí. El Canal Magdalena, conocido históricamente como Canal Sur, está relacionado desde sus orígenes al nacimiento de nuestra Patria. El control del Río de La Plata, el viejo concepto del Camino del Potosí… Es parte de nuestra identidad como Nación que pasó por los combates a la vera en el Río de La Plata. A partir de ahí, fueron muchos los intentos de instalar una navegación soberana. La pugna histórica por la navegación del Río de La Plata, materializa en forma clara el conflicto de modelos. Por un lado, el modelo soberano, que intenta colocar los recursos al servicio de un desarrollo local de trabajo y producción. El otro es el que visualiza a la Argentina como zona de saqueo de recursos naturales. Eso se materializa con la navegación.
¿El tema se instaló en la sociedad?
Personalmente, creo que hay que celebrar que el Canal Magdalena nos haya permitido a los argentinos salir de los debates sin sentido, de grietas y candidaturas y realmente poner en blanco y negro las discusiones concretas de nuestra nacionalidad. Hace pocos días se realizó una Jornada en el Puerto La Plata, donde claramente quedaron identificados los esfuerzos hechos a lo largo de la historia, la tarea de la Prefectura Naval Argentina, que hace muchas décadas está anunciando no sólo la inconveniencia geopolítica de la estructura de la navegación, que lamentablemente fue profundizada en la triste década de los 90, sino desde el punto de vista de la seguridad náutica.
El proyecto avanzó y se frenó en la década pasada…
Claro. En 2012 se escribió una página muy importante, donde la Presidenta Cristina nos instruye al desarrollo de nuevas ideas y pensamientos, situación que en aquel momento nos tocó encarar con responsabilidad administrativa. Nos pusimos a trabajar en el desarrollo del proyecto concreto del Canal Magdalena y fue muy importante la Resolución 584/2013 donde, por primera vez, la autoridad portuaria argentina lo define como ruta de la Nación. Después, con un gran trabajo del canciller Héctor Timerman y los embajadores Hernán Orduna y Diego Tettamanti se dio una gran batalla en el marco de la Comisión Administradora del Río de la Plata (CARP), que es la autoridad de aplicación de las aguas compartidas donde está ubicado este Canal de acuerdo a lo que prescribe el artículo 17 y siguientes del histórico Tratado del Río de La Plata.
¿Se avanzó en los análisis técnicos?
Se hicieron todos los estudios, se aprobó el proyecto y se licitó varias veces contra viento y marea. Lamentablemente los palos en las ruedas, impugnaciones, acciones promovidas por los pocos intereses que se afectan por este Canal, fueron dilatando el tiempo hasta agotarse los mandatos democráticos. En 2015 vino el nuevo gobierno. Seguramente, como una obligación impuesta por el FMI mucho antes de liberar los créditos por más de 40 mil millones de dólares, lo primero que hizo fue aprobar la profundización del canal de Montevideo, postura que históricamente ningún gobierno argentino avaló y clausurar el proyecto del Canal Magdalena.
¿Qué pasó a partir de 2019?
Lamentablemente, una de las primeras determinaciones que tomó el nuevo gobierno, al que votamos para que hiciera un cambio de política, fue ratificar y profundizar la política en transporte marítimo de Macri. Renovó las concesiones del puerto de Buenos Aires, que realmente debieron ser revisadas y publicó el Decreto 949, que criticamos con firmeza, donde prácticamente clausuraba en forma definitiva el Canal Magdalena. Determinaba que la salida argentina iba a ser sí o sí por Montevideo y pretendía privatizar el Río de La Plata y el río Paraná con el falso nombre “hidrovía”. Al principio pocos, denunciamos la gravedad de este Decreto. Después, en decenas de Zoom y charlas en medio de la pandemia, donde esto tomó estado público, logramos impedir los objetivos del 949. Desde ahí, fuimos a los tumbos. Finalmente, la presión popular tomó tal magnitud que el Presiente se vio obligado a hacer el reciente anuncio en el Congreso. El gobernador Kicillof, sin lugar a dudas una de las figuras políticas claves, fue el primero que denunció la palabra “hidrovía”, denunció que era errado seguir licitando concesiones y que no entendía como se seguían renovando cuando las inversiones ya habían sido hechas. Logró tener consensos con los gobernados y se produjo este nuevo anuncio.
¿Cuál es la situación tras eses anuncio?
Reitero que esperamos el llamado a licitación, con cierta preocupación. Ya pasaron dos semanas del anuncio y el concepto de “próximos días” quedó prácticamente vencido, porque se entiendo que el período no sería mayor de 7 días. Si fuese más de 7, hubiera dicho “próximas semanas” o meses. Particularmente un Presidente debe ser riguroso en sus compromisos. Ojalá que no sean semanas y meses, porque sería una nueva frustración y el Canal Magdalena quedará nuevamente en el olvido. Vamos a tratar de que no sea así, que esta demora se deba solamente a la inoperancia que tiene este gobierno para ejecutar las cosas y que pronto se concrete lo anunciado.
Tampoco le queda mucho tiempo de mandato al Presidente…
Yo tuve dos “desgracias”, a decir de Macri. Fui a una escuela pública y mi madre era maestra de una escuela pública. Me enseñaron a ser riguroso con las palabras. Insisto, el Presidente dijo el 1 de marzo que la licitación salía en los “próximos días”, ese lapso ya pasó. Desde el punto de vista técnico su palabra ya ha sido devaluada. Démosle el beneficio de la duda en la conciencia de que es un gobierno que tiene grandes problemas para ejecutar y especialmente el ministerio de Transporte, que tal vez sea un monumento a la inoperancia y afecto a las bombas de humo y anuncios vacíos de contenido. Esperamos que se firme el llamado a licitación porque está todo hecho. Hemos pasado maniobras muy descalificantes… La enorme preocupación de la Administración General de Puertos (AGP), por inventar permanentemente nuevos estudios cuando estaban todos hechos… Demostramos que era falso, no hace falta ningún estudio. Solamente hace falta tener el coraje necesario para estampar la firma en una carilla.
El llamado a licitación del Canal Magdalena se haría en tres etapas. ¿Estás de acuerdo?
Lo veo como una decisión muy inteligente. Porque en esta situación de tanta precariedad política, donde rápidamente el diablo mete la cola, es positivo sacar elementos que complejicen y permitan introducir elementos de sabotaje, de quienes están permanentemente a la defensiva. Licitar ahora solamente la apertura, el dragado, es simple, no hace falta ningún estudio. El proyecto está completo. Se va a licitar lo que ya ha sido aprobado en las actas correspondientes, está listo, terminado.
Hasta ahora desde la política no hubo expresiones contra la licitación del Canal, pero sí de los puertos privados. ¿Qué reflexión te despierta?
Eso fue una conmoción. Es inexplicable que quienes dicen representar a los puertos privados se opongan a un Canal que inexorablemente abre mercados, más allá de que no compartan la consideración que da lugar al Canal. El Magdalena significa nuevos buques que ingresan por diferentes alternativas.
¿Significa que es una posición contradictoria?
No se debe confundir un muelle de embarque con un puerto. Un muelle que está para consolidar un monopolio, de puerto no tiene nada. Un puerto es un enclave de agregado de valor y transferencia. Desde el punto de vista técnico, es un complejo de servicios a los buques y a las cargas o sea que, si hay un nuevo Canal, significa que habrá nuevos buques y nuevas cargas. A mi criterio los muelles de embarque son falsos puertos. De todos modos, es impensable que el Canal Magdalena pueda ser visto como una amenaza cuando en realidad es una enorme oportunidad para captar nuevos clientes. Hicimos una severa crítica a los estudios, que promovieron la Bolsa de Comercio de Rosario y estos pseudo puertos privados, criticando el Canal. Los desafié a debatir, citaron pseudos trabajos, que de trabajos tienen poco y de serios menos, para demostrar que los argumentos son absolutamente falsos. Todavía nadie respondió. Sería bueno debatir y que vengan con sus supuestos asesores y estudios para confrontarlos.
Hay cuestionamientos al costo del Canal Magdalena
Es falso que económicamente el Canal Magdalena no tiene un autopago. Está debidamente acreditada esa condición. A poco de andar, se expresaron los verdaderos puertos nucleados en el Consejo Portuario Argentino. A través de un comunicado, el Consejo celebró la decisión y manifestó su voluntad de acompañarla, porque ven en el Canal Magdalena una apertura de sus posibilidades comerciales.
¿Cómo ves el proceso de la hidrovía, que sigue sin una definición?
Ese proceso naufraga como el propio fraude de su palabra. Vuelvo a insistir, la palabra “hidrovía” no existe, es una mentira, no refiere a ningún sujeto geográfico. Existen el río Paraná, el río Paraguay… El río de La Plata jamás perteneció a la “hidrovía”. El Presidente sigue llamando “hidrovía al Río de La Plata” y cae en la trampa del uso de esta palabra fraudulenta que tiene como objetivo perverso el secuestro del sentido de lo que estamos hablando o perder el sentido de lo que está en juego. Al Río de La Plata, hay que nombrarlo con mucho cuidado, porque es un sujeto geográfico y un punto de partida de la identidad nacional. Sustituirlo por una palabra inexistente en el castellano, sin explicación ni sentido, me parece algo muy descalificador y nada más ni nada menos que en la boca del Presidente, que parece tener flojo de papeles al tema de la geografía.
Se anunció la inclusión del Alto Paraná…
Es tremendamente increíble que el ministro de Transporte diga que va a sumar a la Vía Troncal de Navegación el Alto Paraná. El ministro, que de transporte sabe poco y nada y de geografía menos, se supone que es abogado. Debe saber que un río binacional, como el Alto Paraná, igual que el Paraguay o el Río de La Plata, son jurisdicciones extrañas a lo nacional. No tiene ninguna incumbencia el ministerio de Transporte, porque está dentro del Derecho Internacional, ajeno a la administración y jurisdicción argentina. Por lo tanto, anunciar que suma el Alto Paraná a lo que llama erróneamente “hidrovía”, es algo que no se entiende. Es una de esas bombas de humo que confunden y le faltan el respeto a la gente. Personalmente, me sentí bastante ofendido.
El anuncio se hizo en el nuevo puerto de Posadas…
Es algo bochornoso que el ministro de Transporte festeje que una barcaza boliviana vaya a Posadas con destino a Montevideo. Debería darle tristeza y preocupación. Creo que no hay nada para festejar cuando nuestro puerto de Posadas, en vez de estar funcionando con buques de bandera argentina y con trasbordos en puertos argentinos, lo haga con barcazas bolivianas para seguir al puerto de Montevideo. Creo que el ministro debería renunciar, porque fue lamentable todos esto, pero estamos prácticamente en el final del gobierno. Hay que esperar que finalmente ponga la firma en la Resolución para iniciar el Canal Magdalena. Al menos tendrá la posibilidad histórica de quedar como el Ministro que puso en marcha un Canal que va a traer un cambio histórico en la geopolítica argentina. Ojalá que lo haga por él y por toda la Argentina.