En un nuevo intento para bajar la inflación Alberto Fernández y su ministro de Economía Sergio Massa, lanzan medidas como la suba de tasas de interés o la importación de alimentos con cero aranceles. Sin embargo, Víctor Becker, director del Centro de Estudios de la Nueva Economía de la Universidad de Belgrano, advirtió para lograr ese objetivo, es necesario un plan integral. Aclaró que, para eso, hay que esperar al 10 de diciembre cuando asuma un nuevo gobierno.

Entrevistado por Ser Industria Radio, Becker sostuvo que, lamentablemente, todo indica que Argentina se dirige hacia una hiperinflación. Argumentó que, aunque es difícil predecir cuándo ocurrirá, el proceso inflacionario está fuera de control.

Ante la posibilidad de dolarización Becker planteó una pregunta crucial: ¿de dónde vendrían los dólares en un país que carece de ellos? Esta incógnita es fundamental, ya que el Banco Central no cuenta con suficientes reservas para implementarla. 

¿Vamos hacia la hiperinflación?

Efectivamente. Todo indica que el proceso inflacionario se ha desmadrado, pero generalmente es difícil pronosticar cuánto tiempo falta para que lleguemos a que esta se produzca. Que vamos por ese camino, no hay duda porque hay que recordar que este es un proceso que arranca en 2003 con una inflación anual del 3,7%, después trepó al 25, después al 50, más tarde al 100 y ahora estamos con un 8,4% mensual en abril, que equivale a una inflación anual del 160%, con promesa de seguir creciendo. La experiencia que tenemos en países como Argentina, con prolongados procesos de inflación, es que generalmente se mueve solamente hacia arriba, excepto que aparezca un plan antiinflacionario. En Argentina eso no ha existido y entiendo que no están dadas las condiciones, por lo menos por ahora para que un plan de esa naturaleza se ponga en movimiento. No sería de extrañar que en un par de meses estemos hablando de una inflación mensual de dos dígitos. El agravante de este proceso inflacionario es que los precios que lo encabezan son precisamente los de alimentos y bebidas, productos imprescindibles para los sectores de menores ingresos.

¿Las medidas antiinflacionarias son necesariamente antipáticas y perjudicarían la continuidad de la coalición gobernante?

La experiencia indica todo lo contrario. Las veces que hubo un plan antiinflacionario exitoso el gobierno ganó las elecciones. Doy dos ejemplos. El primero fue en 1985 cuando se pone en marcha el Plan Austral y el gobierno de Alfonsín gana la elección de medio término. Cuando se abandona el Plan Austral el oficialismo pierde las elecciones. El segundo ejemplo fue el Plan de Convertibilidad que logra bajar drásticamente la inflación y el gobierno de Menem gana las elecciones de medio término. Los planes de estabilización han sido electoralmente redituables. Se necesita es un plan antiinflacionario y eso significa poner en juego todas las variables económicas al servicio de bajar la inflación. Hoy, falta la voluntad política para llevarlo a cabo.

¿Además vamos hacia una recesión?

Esa es un poco la peor combinación, pero sí. Es un proceso que se llama técnicamente de estanflación o sea recesión con inflación. La propia inflación va limando el nivel de ingreso real de la población, esto produce caída en el consumo y termina reflejándose en una caída en la demanda agregada, en la producción. Por lo tanto, es muy probable que junto a la alta inflación tengamos estancamiento o recesión.

¿Cuáles serían las principales medidas para detener la escalada inflacionaria?

No se trata de medidas, se necesita un plan integral. Con algunas medidas no se logra nada. La inflación es como una hidra de 100 cabezas y hay que cortar las 100 simultáneamente. Esto requiere un poder político que hoy no existe. Por lo tanto, si uno piensa en un plan antiinflacionario, tiene que pensar en el 11 de diciembre. Hoy lo único que se puede hacer es tratar de llegar de la mejor manera posible al 10 de diciembre. Evidentemente no existe en este momento ninguna posibilidad de un plan antiinflacionario, porque la primera condición es un fuerte respaldo político no tiene el gobierno y por lo tanto es muy difícil que pueda llevarlo a cabo. Teóricamente habría que poner en línea la política monetaria, la política fiscal, la política de ingresos, la política de tipo de cambio, todos ellos que apunten a lograr el objetivo de inflación que se fije el gobierno. Por ejemplo, si el gobierno dice que plantea una inflación anual del 20%, la emisión monetaria no puede ser mayor al 20%, la política fiscal tiene que ser tal que el Banco Central no tenga que financiar el déficit fiscal. Tiene que haber una devaluación que no esté por arriba del 20%, todas las variables se tienen que alinear con ese objetivo, los salarios no pueden subir más de ese 20%, de manera tal que precio, salarios y las demás variables económicas estén alineadas. Pero para eso se requiere un poder político que hoy está licuado.

¿Estamos ante una especie de “canibalización” donde nadie se resigna y todos empujan para subir los precios? Me refiero a comerciantes, el estado, organizaciones sindicales…

Sabemos que el Titanic se está hundiendo y es sálvese quien pueda.

Con el anuncio de un plan, el gobierno de Macri asumió con 25% de inflación y terminó con el 50%. El actual la duplicó, pero el Presidente Alberto Fernández siempre ha dicho que no tenía un plan. ¿Es necesario tenerlo y comunicarlo o se puede seguir pensando en gobernar sin plan?

A las pruebas de remito. Sin plan, pasamos del 50 al 100%. Hay que tener un plan y vuelvo a insistir, el principal objetivo debe ser bajar la inflación. Acá se han tomado siempre medidas parciales: atrasamos el tipo de cambio por ejemplo o decimos que alcanza con no emitir. Pero simplemente, a los que hablan de que el problema es la emisión les recuerdo que la base monetaria en los últimos 12 meses creció solamente un 50%, o sea el 110% restante de inflación no lo explica la base monetaria. Por eso insisto en el tema. Sin un plan integral no hay éxito contra la inflación. Si tomamos medidas parciales, si decimos que el Banco Central deje de emitir, igual vamos a tener inflación. Necesitamos convencernos de que si queremos bajar la inflación en serio hay que alinear todas las variables con ese objetivo. Para eso se requieren voluntad y poder político.

¿Cuál su postura ante una dolarización?

Habría que explicitar cómo se dolariza un país que no tiene dólares. La pregunta principal que hay que contestar es de dónde van a salir los dólares. Ninguno de los proponentes es muy claro respecto a de dónde van a salir los dólares. El Banco Central no los tiene. Por lo tanto, tienen que venir de algún apoyo externo que será vía Fondo Monetario, el departamento del Tesoro, la Reserva Federal… Cuando en los 90 quiso hacerse, los organismos no se prestaron. La pregunta del millón es de dónde van a venir los dólares que hace falta para implementar la dolarización. Esta es la primera cuestión que habría que poner en claro.