El director de Asuntos Corporativos y Sustentabilidad de Genneia, Gustavo Castagnino, brindó información detallada sobre la situación actual del sector de energías renovables. En línea con lo que ocurre en Vaca Muerta, la falta de infraestructura para la distribución se ha convertido en el principal obstáculo para su desarrollo.
En una entrevista concedida a Ser Industria Radio, el representante de la principal empresa en energías limpias de Argentina, que construye un parque solar en la Antártida, explicó cómo enfrentan los problemas para importar insumos.
Asimismo, contó que durante el 2022 hubo días en que las renovables representaron el 34% de la energía que se utilizó en el sistema eléctrico argentino. A su vez, dio su parecer sobre el futuro de la electromovilidad.
¿Cómo llegaron a desarrollar 18 proyectos de energías renovables?
Estamos por cumplir 11 años desde que empezamos con el primer parque eólico en Rawson, Chubut. En 2016 la empresa tomó la decisión de pasar de ser una empresa de energía como tantas otras, a ser 100% renovable. Desde ese año a esta parte hemos llevado a cabo 18 proyectos de energía renovable. Estamos empezando a construir un nuevo parque eólico en la provincia de Buenos Aires, en Tandil. Hoy el 95% de los ingresos que tiene la compañía provienen de la energía renovable, somos una empresa verde y tenemos una generación que equivale al 20% de lo que se genera en energía renovable en Argentina. El año pasado volvimos a liderar muy fuerte y con un gran crecimiento, siempre fuimos muy fuertes en eólico y ahora estamos creciendo mucho en lo solar.
En este crecimiento, ¿cómo resuelven los problemas para importar?
No somos ajenos a esta situación general en un contexto de tanta escasez de divisas y con tantas restricciones. Siempre el energético tiene alguna ventaja por sobre otros sectores, la generación de energía siempre se consideró como algo crítico. De todas maneras, no es simple. Hoy tenemos dos grandes problemas. Uno es la importación de repuestos, componentes, para el mantenimiento de los parques. Básicamente son componentes que necesitamos importar para que los parques sigan funcionando. A veces un repuesto que puede valer muy poca plata, te puede hacer dejar de producir un parque entero, diez o un aerogenerador. Un generador eólico que deja de funcionar por un día significa la pérdida de mucha energía. Después está el tema de la construcción de nuevos parques, la importación de grandes componentes, sobre todo las aspas y turbinas. Esto también está afectado por las restricciones a la importación. Es un momento complejo, estamos adaptándonos. También estamos empezando a trabajar para pasar operaciones a yuanes, sobre todo cuando los componentes son importados de China. Tratamos de adaptarnos a una situación que no es fácil.
La falta de infraestructura para la distribución de energía eléctrica, ¿condiciona el crecimiento?
Sí, es el gran problema que tenemos. La energía renovable creció mucho en los últimos años. Pasamos de significar un 2% de toda la energía que se produce en el país a estar en un 14%. Creció mucho en los últimos cinco años y ya estamos utilizando casi toda la infraestructura y las líneas de alta tensión que estaban disponibles. La posibilidad de crecimiento empieza a estar trabada por ese cuello de botella. La falta de infraestructura para la distribución es el principal problema que vemos para el crecimiento de las renovables en Argentina, pero también es un tema para el sistema de energía en general. Por eso estamos trabajando fuerte con el gobierno para que se ponga en marcha este plan de infraestructura que ellos han trabajado y que lo venían trabajando desde hace años, pero ninguna administración lo llevó adelante. Estamos a la espera del master plan para la construcción de nuevas obras eléctricas y que se liciten. Básicamente están dirigidas a fortalecer el sistema del área metropolitana de Buenos Aires. Cualquier generación de energía que se haga, termina en el AMBA. Tampoco serviría hacer una línea del sur hacia Buenos Aires, porque no tiene las infraestructuras para ingresar al gran consumo de Buenos Aires. Eso también es parte de cómo funciona el sistema.
¿Falta financiamiento?
No. Hay financiamiento de bancos de desarrollo, empresas que quieren invertir en nuevo transporte…Tenemos un cuello de botella, pero lo interesante es que hay soluciones y se pueden motorizar. También preocupa que las obras no se hacen de un día para el otro. Cuando decidamos de una vez por todas empezar, recién las vamos a ver construidas en un plazo de dos, tres, cuatro años, dependiendo la magnitud.
En los 11 años ¿es sostenido el apoyo del Estado o los cambios de gobierno retrasaron o aceleraron la actividad?
Siempre destacamos que el sector de energías renovables tiene un marco, a través de la ley 27.191, que se aprobó en 2015, con vigencia hasta el 2025 y el objetivo es prorrogarla. Es una normativa que funciona, no sufrió cambios. Es más, las diferentes administraciones del 2015 para acá fueron mejorando, incluso reglamentando partes que no estaban reglamentadas. Siempre se trató de optimizarla. Es un buen ejemplo de lo que puede ser una política pública, que va más allá de los cambios de gobierno. Estos últimos tres, cuatro años no crecimos como lo veníamos haciendo porque el tema macro financiero afectó a muchas empresas. La pandemia también significó un desaceleramiento de obras importantes. El impulso que hubo en su momento tenía que ver también con que había mucha disponibilidad en la red de transporte. Hoy nos estamos enfrentando a esa restricción.
Señalaste que las renovables aportan al sistema el 14% del total de la energía que consumimos. ¿Cuántas emisiones de carbono reducen?
Sí, primero quiero hacer una aclaración, dije 14% de la generación. Por ejemplo, el viernes pasado en algún momento del día, las renovables estaban generando el 18% de toda la energía que se estaba consumiendo del país. El año pasado hubo picos de renovables que superaron el 34% de la energía que se generó en Argentina. El año pasado Genneia evitó la generación de 1,8 millones de toneladas de carbono.Eso es el 20% de toda la energía renovable que se generó, así que estamos hablando de 10 millones de toneladas de dióxido de carbono que no se generaron. Es mucho y esa también es la parte positiva que tiene esta energía, más allá del desarrollo, el empleo, etcétera. Argentina tiene compromisos para la reducción de sus emisiones de dióxido de carbono. Además del contexto mundial que lleva que todas las compañías estén en proceso de descarbonización, de empezar a utilizar combustibles limpios, el sector renovable termina siendo un pilar importantísimo. Hay una fuerte demanda, que es mayor que la oferta, por parte de las empresas por comprar energía renovable. Si se hacen las obras necesarias, el sector va a crecer muchísimo. En Genneia tenemos alrededor de 25 grandes empresas que compran energía renovable. En general, cada vez que terminamos un proyecto, ya tenemos vendida la energía. Todos los sectores necesitan ir a ese cambio. Hay empresas que no van a poder exportar a ciertos mercados en pocos años si no tienen una matriz más verde, con una hoja de ruta hacia la carbononeutralidad. Es un gran desafío que lleva a que las renovables crezcan cada vez más a nivel mundial.
¿Los picos de generación se deben a factores climáticos?
Sí, existen momentos en los que se produce una alta generación de energía renovable debido a condiciones favorables, como un buen viento. Además, en ciertos momentos, la generación de otras fuentes de energía, como hidráulica, nuclear y térmica, puede ser menor debido a diversos factores. Por definición, la energía renovable es intermitente y se inyecta al sistema cuando se produce. Por lo tanto, se le otorga prioridad de despacho, siendo la primera en ingresar al sistema. Cuando hay una abundancia de energía renovable y una disminución en la generación de otras fuentes, se producen picos de generación, como ocurrió el último viernes, cuando alcanzó aproximadamente el 18% durante la tarde. Este fenómeno depende de múltiples factores, incluyendo las condiciones climáticas y la competencia con otras fuentes de energía.
En 2021 Alberto Fernández anunció que Argentina se comprometía a lograr una participación del 30% de las renovables en el 2030. ¿Crees que se va a lograr?
La ley 25191 establece que el país, en 2025, tiene que llegar a un 20% de la matriz energética con energías renovables. No vamos a llegar, estamos en el 14%. Una de las razones y la más importante por lo que no vamos a alcanzar el objetivo, se debe a las restricciones de transporte. Se está pensando y también lo proponemos desde la industria, fijar nuevos objetivos a 2030 y a 2035 para así llegar por lo menos un 30% de la matriz energética. Eso se puede lograr fácilmente con las obras de infraestructura necesarias. También vemos que hay mucha voluntad de construcción de nuevos parques de energías renovables. En las últimas licitaciones del Mercado a Término de Energía Eléctrica de Fuente Renovable (MATER), donde se licita una X cantidad de megas o de capacidad de transporte, hubo ofertas por diez veces la capacidad de transporte licitada. Hay mucha la voluntad de construir parques solares, eólicos… Son muchas las empresas que están construyendo sus propios parques para autoconsumo. Es una tendencia fuerte. Si se pueden construir estas obras de infraestructura, importantes y vitales, va a haber un crecimiento que superará ampliamente el 30% en los próximos años.
Las empresas generadoras de electricidad fueron habilitadas para invertir en el desarrollo de automóviles. ¿Piensan hacerlo?
Sí. El mundo se encamina hacia la transición energética y la movilidad eléctrica es un componente fundamental. Por lo tanto, gran parte de los esfuerzos del sector se destinarán a la generación de energía para vehículos. Existe un intenso debate a nivel internacional, especialmente en Europa, Estados Unidos y Japón, donde se plantea la paradoja de tener automóviles eléctricos que funcionan con electricidad proveniente en ocasiones de fuentes no renovables, como el carbón. Resulta paradójico tener un vehículo eléctrico, que no contamina ni emite emisiones, utilizando energía proveniente de una fuente tan contaminante como el carbón. El objetivo final es lograr que los vehículos eléctricos, que son libres de emisiones y contaminación, utilicen energía proveniente de fuentes renovables. Así se crearía el círculo virtuoso al que todos aspiramos. Sin embargo, este objetivo es un camino largo y no tan sencillo de alcanzar. Además, hay países como Argentina y Brasil que enfrentarán mayores dificultades en la transición hacia la movilidad eléctrica debido a los costos y la infraestructura, factores que generan restricciones. Aunque a esta altura los niveles de producción de vehículos eléctricos en el mundo superan las expectativas. Incluso en países avanzados, se plantea la posibilidad de que, a partir de cierto año, como 2025, 2026 o 2027, solo se fabriquen vehículos eléctricos, lo que implicará un cambio drástico en un futuro cercano. Argentina seguirá este camino, aunque con cierto retraso en comparación. Para el sector energético, la movilidad eléctrica es de gran importancia y será un motor importante para el desarrollo de las renovables.
