“La exportación constituye el único medio para generar divisas genuinas”

Advierten que el comercio exterior esta “tremendamente debilitado”.

Federico Rodríguez, presidente de FECACERA.
Federico Rodríguez, presidente de FECACERA.

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2 octubre, 2023

El comercio exterior argentino se encuentra inmerso en la crítica situación económica del país, caracterizada por la escasez de dólares, la brecha cambiaria y obstáculos burocráticos que prácticamente paralizan una actividad fundamental para el desarrollo nacional.

Para describir esta problemática, Federico Rodríguez, presidente de la Federación de Cámaras de Comercio Exterior de la República Argentina (FECACERA), explicó que “los exportadores reciben un tipo de cambio cercano a los $ 350, mientras que muchos de sus insumos y costos están valuados a tasas de cambio paralelas o en el mercado de contado con liquidación. Esto conlleva a que nuestros productos pierdan competitividad a nivel mundial, lo que ha resultado en una disminución del volumen de exportaciones”.

En este contexto, Rodríguez puso énfasis al señalar que “la exportación constituye el único medio para generar divisas genuinas ya sea a través de la exportación de productos, servicios o el turismo. Por lo tanto, el futuro está en este ámbito y se construye a través de la exportación”.

Asimismo, hizo un llamado a las instituciones de comercio exterior, en particular las cámaras, a que continúen trabajando a largo plazo, incluso en medio de la complejidad actual.

También, recordó que pese a la crisis que se vive, el último trimestre del año se caracteriza por una alta actividad en eventos del sector. Además de la Semana COMEX que se lleva a cabo en Santa Fe, se suman otros eventos en Córdoba capital y Villa María.

Desterrar la idea de que cada cambio de orientación política debe implicar una reinvención total del país, es un punto fundamental para Rodríguez. Destacó que la Agencia de Inversión y Comercio Exterior, un organismo público-privado, funciona adecuadamente y cuenta con herramientas técnicas de alta calidad.

De manera similar, resaltó que otros organismos como ProSalta, ProMendoza y ProCórdoba, deben ser reconocidos y sostenidos. “Si cada vez que cambia el Gobierno empezamos desde cero, otorgamos una ventaja competitiva a países vecinos y competidores. Lo único que logramos con esto es que Argentina continúe perdiendo terreno en el escenario internacional del comercio mundial”, afirmó.

¿Cuál es el panorama del comercio exterior argentino?

Está cada vez más burocratizado, tremendamente debilitado. Las empresas de servicios logísticos, no pueden pagar al exterior y tienen muchísima deuda en dólares con sus contrapartes. Los importadores que en muchos casos han tenido que dejar de importar por inconvenientes de pago o directamente porque no tienen SIRAS aprobadas. Todo ese entramado de insumos y de servicios que luego viene a abastecer a la industria para posteriormente exportar en definitiva está debilitando el entramado productivo del país, quitándonos competitividad y bajando el volumen exportado. Está bajando la actividad económica, está bajando el volumen de exportación y eso condiciona el desarrollo del país a futuro, porque tenemos menos generación de recursos genuinos

La implementación de las SIRAS, las SIRASES, ¿han empeorado la situación?

Sí, el contexto ha empeorado. Primero, hay una especie de descalce entre las medidas reales, los anuncios y la realidad operativa del comercio exterior. Hace un par de semanas Sergio Massa informó que se aprobaría un volumen importante de SIRAS, en general relacionados con el abastecimiento de insumos productivos orientados a la exportación. Lo cual efectivamente se cumplió. Pero eso, al llevarlo a la práctica, no generó un efecto expansivo importante ni en la importación ni en la exportación.

¿Por qué?

Porque el hecho de tener una SIRA aprobada no garantiza el acceso al mercado de cambios, por lo tanto no necesariamente permite pagar la mercadería. En general el plazo de pago que se otorga es muy posterior a la fecha en que se produce la importación. Entonces, en un contexto en el que todos los importadores y las empresas de servicio estamos tremendamente endeudados, la única forma de conseguir algún insumo o producto en el exterior es pagarlo anticipado.También hubo SIRAS que tenían fecha de pago de agosto y de un día para el otro pasaron a diciembre. Esto puso a los importadores en una situación muy incómoda de tener que llamar a su proveedor y decirle que va a tener que esperar cinco o seis meses más para el pago. Además, el pago al exterior no depende solamente de la fecha de la SIRA. Luego, cuando un importador trajo su mercadería, operó la fecha de pago y se presenta al banco para realizar ese giro, tiene una serie de trabas burocráticas y técnicas que muchas veces hacen inviable el pago.

¿Por qué se hace inviable el pago?

Un ejemplo es lo que ocurre con la Cuenta Corriente Única de Comercio Exterior (CCU). En muchos casos al importador que tiene todo listo para hacer el pago, le da que su CCU está saturada, le rechazan el pago y tiene que volver a hacer todo el trámite de nuevo. Está muy complicado lo que es importación y de la mano de eso, la exportación también ha perdido muchísima vitalidad, lamentablemente, sobre todo la de valor agregado.

¿Es un estado de incertidumbre?

Hay un combo macroeconómico. En lo que refiere a la parte operativa del comercio exterior vemos un elevado nivel de burocratización, de discrecionalidad y mucha imprevisibilidad. Hoy un importador no sabe cuándo va a tener su insumo y un exportador no sabe a qué tipo de cambio va a cobrar sus exportaciones. Todo eso es un combo negativo para el comercio exterior que es lo que en gran medida está condicionando la performance del sector. Por supuesto, habrá variables exógenas también. Argentina no está sola en el mundo. Claramente la economía global se está enfriando y eso empieza a condicionar. Pero creo que la mayor parte del resultado depende de nosotros.

La deuda de los importadores con sus proveedores sería US$ 38 mil millones y algunos se quedaron sin financiamiento por parte de sus proveedores. ¿Cómo afecta al sector?

Sobre la deuda hay diferentes estimaciones de distintos organismos. Algunos hablan de US$ 35 mil, otros de 45 mil y hasta de 50 mil millones. Todos son números muy significativos en relación a los recursos que disponemos, sobre todo en el Banco Central. Pero lo más grave no es el monto, sino la posibilidad de acceso al crédito y a la financiación. Las empresas privadas argentinas, en particular las PyMEs, están vistas en el exterior como un cliente riesgoso, al cual no es conveniente financiarle. El mundo piensa que Argentina no va a poder honrar sus compromisos de pago. Esta situación seguramente va a determinar que el volumen comercial e industrial se siga contrayendo.

La calificación del Puerto Buenos Aires como “sucio”, ¿se está expandiendo a todo el comercio exterior argentino?

Totalmente. Los importadores vienen padeciendo estas limitaciones desde hace mucho más tiempo, un año o dos, tres, según el sector. Salir a comprar al mundo es muy complejo, muy caro y también muy riesgoso. Cada vez quedan menos operadores, con menor volumen individual y mayor costo, porque todo lo que tiene que ver con riesgo, en algún punto se traslada a precios. En la otra punta del sistema, están las empresas industriales, exportadoras, que cada día se tienen que abastecer a un precio más alto y con una incertidumbre tremenda. Porque encargan un insumo, un producto, que no saben cuándo van a recibir ni a qué precio. En esas condiciones, ¿cómo pueden planificar su producción? ¿Y cómo podrían tomar un compromiso de entrega y de precio con su contraparte en el exterior?

Hay preocupación por los puestos laborales y empresas agentes de carga, están en riesgo. ¿Qué pasaría si cerraran?

Lo primero que va a ocurrir es que la logística se va a hacer muy complicada y muy cara. El agente de carga es un facilitador, que sobre todo a la PyME, le resuelve un problema muy importante, que es el de tener un área de logística propia. Es algo que para la mayoría de las PyMEs está fuera de su alcance, por motivos económicos y técnicos. En segundo lugar, sí, va a haber una destrucción de fuentes de trabajo de calidad. Ya está ocurriendo, es una pena, porque es un sector que ha llevado 30 o 40 años en desarrollar, que es muy competitivo y que, si desaparece en Argentina, no es que la logística va a dejar de ocurrir, sino que se va a empezar a brindar desde otros países. Estaríamos entregando o regalando ese sector del negocio a algún tercer país donde las condiciones de mercado sean más amigables.

¿En el corto plazo, se visualiza una salida para esta situación?

No avizoramos un cambio de postura por parte del gobierno en el corto plazo, aunque la solución no es compleja. Esto es algo que debatimos tanto en FECACERA como en otros foros de comercio exterior. Hay un consenso general, en el sentido de que hoy el tipo de cambio para el comercio exterior, en la práctica, es el tipo de cambio paralelo o el contado con liquidación. Con lo cual, si el gobierno nacional se tomará nota de eso y se permitiera operar con ese tipo de cambio, la solución estaría a la vuelta de la esquina. Sería cuestión de sincerar esta situación que en la práctica muchas veces ocurre y es que el tipo de cambio que se utiliza es el tipo de cambio paralelo. En ese sentido, creo que sería cuestión de hacer algunos pequeños ajustes normativos y permitir que los operadores de comercio exterior que no tengan acceso al MULC puedan operar a través del contado con liqui o dólar MEP.

¿Últimamente se han aprobado SIRASES?

No, tiene un volumen de aprobación bajísimo, con el agravante de que hay muchas SIRASES que están llegando a los 90 días y siendo anuladas. Eso es muy dañino para el sector, porque, en un lapso de 60 o 90 días, los servicios brindados y cobrados a un tipo de cambio de $300, pueden llegar a pararse a más de $700 y esto representaría quebrantos del 50% del volumen facturado. El daño en términos de descapitalización es tremendo. Esa situación se va a reflejar en los balances del año que viene. Seguramente muchas empresas van a concursar cuando vean que, en términos reales, tienen patrimonio neto negativo.

Están reuniéndose con otros actores del comercio exterior en el Centro de Despachantes de Aduana. ¿Pudieron ser escuchados por algún funcionario de gobierno?

Seguimos pidiendo reuniones a las autoridades para conversar constructivamente sobre todas estas ideas y percepciones que comenté. Creemos en la cooperación público-privada, pero en el caso de la SIRA y en particular del SIRASE, no estamos teniendo la respuesta que el sector necesita. Las consecuencias son empresas que dejan de operar, productos que se dejan de importar, buques que dejan de llegar al país y lo más importante y más grave de todo, productos argentinos que no se fabrican y ni se envían al mundo.

Desde el sector se habla de que hay desconocimiento del comercio exterior por parte de los funcionarios. ¿Es así?

Somos muy respetuosos de la postura tanto de las autoridades como de todas las instituciones con las que interactuamos. Seguramente ellos tienen una visión que posiblemente no sea compartida por el grueso del sector empresario.  El desafío está ahí, justamente. Dejar de lado las diferencias de criterio, los sesgos ideológicos y pensar qué es lo mejor para el país. Acá no se trata de que haya buenos y malos, sino de que cuanto más insertado esté Argentina en el mundo, más chances de crecimiento vamos a tener. Creemos que en el seno del sector empresario hay muchas de las respuestas que el país hoy está buscando. Estamos dispuestos a sentarnos a conversar. Argentina es un país que ofrece muchísimas oportunidades y donde está todo por hacer. Si trabajamos juntos, los diferentes sectores, lo podemos tener años muy buenos por delante.

Cuando a un importador se le aprueba una SIRA ¿es el proveedor quien contrata el flete?

En algún momento eso ocurrió porque al ser tan difícil obtener una SIRASE se empezó a incluir el flete en la SIRA. Hoy esa estrategia tiene un efecto inocuo, porque las SIRAS se aprueban. Esto permite oficializar el despacho de importación y pagar los gravámenes, pero no realizar el pago ni de la mercadería ni del flete.

¿Cómo impacta al importador perder el manejo de la cadena logística?

Es algo complejo dejar en manos del proveedor que contrate el buque, que defina cuándo sale la carga, cuándo llega, cuáles son los gastos en destino en Argentina que vas a pagar, la cantidad de días libres que va a tener tu contenedor, el plazo de financiación con el agente. Son parámetros que si el importador, sobre todo el PyME, pierde control, muchas veces termina saliendo más caro. Es habitual, no digo en un contenedor, pero en una carga suelta, que los gastos en destino sean más caros que el flete. Entonces, cuando se compra CIF, muchas veces se termina pagando la logística dos veces, a un tipo de cambio más alto, con un plazo de pago más corto y con una calidad de servicio más pobre. Por eso es que los importadores rápidamente abandonaron esta estrategia de comprar CIF y volvieron a la tradicional que es comprar Ex Works o FOB.

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