Pese a la delicada situación económica que atraviesa Argentina, el sector energético continúa invirtiendo para aumentar sus capacidades productivas. Ejemplo de ello es TotalEnergies, grupo empresarial con sede en Francia que registra actividad en 30 países. En nuestro territorio lleva adelante iniciativas que abarcan desde el Proyecto Fénix a Vaca Muerta y la reducción de emisiones. En ese sentido, Joaquín Lo Cane, director de Operaciones de Total Energies, remarcó en Ser Industria Radio, la importancia de la estabilidad y la visión a largo plazo para alcanzar el autoabastecimiento energético.
Asimismo, explicó la transformación que experimentó la compañía al cambiar su enfoque hacia siete formas de energías. A pesar de su historia centrada en el gas y el petróleo, diversificó sus intereses para incluir fuentes adicionales, siendo Argentina un actor clave en esta nueva estrategia.
Lo Cane destacó el proyecto Fénix que realizan junto a Wintershall Dea y Pan American Energy (PAE), que aumentará en 10 millones de metros cúbicos día el suministro de gas. Al respecto, afirmó que a pesar de las complicaciones para importar insumos, la iniciativa está avanzando según lo planeado.
El Proyecto de Ley de GNL también surgió en la entrevista. El especialista señaló que las inversiones necesarias para construir plantas de GNL y la infraestructura asociada requerirán un enfoque a mediano y largo plazo.
En el marco del compromiso climático, Total Energies estableció objetivos ambiciosos que, incluyen una reducción del 80% en las emisiones de metano para 2030. Con inversiones significativas, la empresa ya alcanzó un 60% y está trabajando para cumplir sus metas.
¿Qué representa Argentina para TotalEnergies?
Total Energies es una empresa que se transformó hace un par de años. Cambiamos el nombre para focalizarnos en siete energías. Históricamente nuestro foco era en el gas y en el petróleo. Agrandamos ese abanico. Principalmente nuestra operación está focalizada en el gas, que es una energía de transición menos contaminante y va a permitir en el futuro descarbonizar muchos países. Además tiene una característica que se complementa muy bien con la intermitencia de las energías renovables. Argentina tiene Vaca Muerta, un prospecto de shale no convencional con mucho potencial y la cuenca marina con el offshore donde estamos presentes hace más de 45 años , donde tenemos tanto Neuquén como en Tierra del Fuego, operaciones de producción de gas, que nos permiten ser el primer productor privado de gas del país. Para nosotros Argentina es un país clave en nuestra estrategia. Además cuenta con recursos humanos muy bien preparados, que permiten llevar a cabo proyectos desafiantes como el que tenemos en curso ahora en Tierra del Fuego, dentro de nuestros estándares muy altos de seguridad y acompañando nuestro compromiso climático con la reducción de emisiones.
¿Cuáles son las siete energías?
Nuestras históricas son el gas y el petróleo, después la energía eólica, solar. Ahora también nos estamos abriendo a la electricidad, la biomasa y el hidrógeno. Vemos que el mundo va a seguir creciendo y quiere vivir mejor, para eso se necesita más energía. La estrategia de Total Energies a nivel mundial es esa demanda adicional, cubrirla con energía renovable. Apuntamos a tener un 50% de esa energía con renovables, un 25% con moléculas descarbonizadas como la biomasa y el hidrógeno. El 25% restante con hidrocarburos que son el gas y el petróleo, principalmente focalizando en el gas. Somos un actor importante del LNG a nivel internacional y vamos a seguir apuntando a crecer en eso, porque el gas es una energía que va a jugar un rol muy importante en esta transición energética que vive el mundo.
¿En qué consiste el Proyecto Fénix y qué significa para nuestro país?
El Proyecto Fénix para la Argentina significa que, cuando esté en producción vamos a sumar 10 millones de metros cúbicos más para el consumo local. Esto representa aproximadamente un 8% del consumo. Ese volumen es el que transporta hoy el Gasoducto Néstor Kirchner de Vaca Muerta a Salliqueló. El proyecto es una plataforma más. Tenemos cinco de producción offshore en el yacimiento de cuenca marina, que es el más austral del mundo de producción de gas. El caño de 24 pulgadas, que atraviesa 36 kilómetros, está instalado en el lecho marino que conectaría la plataforma Fénix al gasoducto que ya produce desde Vega Pléyade. Hemos instalado los caños y tenemos trabajos en curso para conectarlos. El trabajo aún no está terminado, el proyecto sigue en curso.
Las complicaciones que hay para importar, ¿retrasaron la obra?
Técnicamente venimos avanzando de acuerdo al plan. Incluso con algunas buenas noticias, quizá podamos adelantar algunos trabajos. Sin embargo, es un desafío realizar los pagos, acompañar a nuestros contratistas con mucha paciencia. Los vamos sorteando con el apoyo y el diálogo que tenemos con las autoridades que entienden la importancia de este proyecto.
Con el Proyecto Féniz, ¿Argentina dejará de importar gas completamente o seguirá requiriendo para algunos picos de consumo?
El proyecto Fénix en sí, no es la solución a la demanda doméstica. También están todas las iniciativas en curso para poder traer el gas de la cuenca neuquina hacia los centros de consumo en Buenos Aires, Mesopotamia, Norte. Con todas las acciones que están en curso, me parece que pronto podremos decir que nos autoabastecemos. Son importantísimas las obras de infraestructura que se están llevando a cabo, las licitaciones para la reversión del Troncal Norte, la segunda etapa del Néstor Kirchner. Obviamente, el proyecto Fénix contribuye para lograr el autoabastecimiento.
Teniendo en cuenta la polémica generada por las exploración en las costas de Mar del Plata y la experiencia que tienen en el offshore, ¿esta actividad se puede realizar sin consecuencias para la naturaleza?
Por supuesto que la actividad representa un riesgo, pero los hechos prueban que se puede llevar a cabo de manera segura, protegiendo el medio ambiente y evitando impactos. Comenzamos a perforar pozos de exploración en 1978. Como el que se va a perforar en la costa del Mar del Plata llevamos más de 100. Tenemos cinco plataformas produciendo, con más de 20 pozos. Todo esto lo hemos desarrollado sin ningún incidente medioambiental. Por supuesto que esto es el resultado de un esfuerzo importante de ingenieros que analizan los riesgos, preparan las operaciones y las detienen cuando hay algo que no parece estar de acuerdo al plan. La situación se reevalúa y se lleva adelante. Es el estándar de nuestra industria. Se puede desarrollar con mucho profesionalismo, llevar adelante una operación importante para el desarrollo del país. Estamos hablando del proyecto Fénix que va a atraer 10 millones de metros cúbicos día, hoy ya estamos produciendo casi 20 millones de metros cúbicos día. Lamentablemente, no nos autoabastecemos. En invierno hemos tenido que importar gas para el consumo local. Este tipo de proyectos es muy beneficioso para la economía del país, porque nos permite independizarnos y evitar importaciones muy caras de gas.
¿Cómo ves el desarrollo del GNL en el país?
Hay un potencial gigante en Argentina. Con Vaca Muerta podemos ser un actor importantísimo no solo a nivel local, sino regional y mundial. Pero al GNL lo veo más a mediano plazo por las inversiones importantes que se necesitan para construir una planta de licuefacción y toda la infraestructura que debe acompañar. Cinco millones de toneladas por año de LNG es lo mínimo que se puede considerar para empezar a hablar de un proyecto de LNG. Ahí estamos hablando de más o menos US$5 billones, un poco más, para la construcción de la planta. Se necesita que funcione todo el año y que no tenga capacidad ociosa, por la inversión que representa. Por lo tanto, es necesaria una provisión de gas estable de 20 millones de metros cúbicos día, para cinco millones de toneladas por año. El GNK transporta 10, así que para transportar ese gas desde la cuenca neuquina hasta una pequeña planta se necesita una inversión importante de infraestructura y para tener una producción estable de Vaca Muerta de 20 millones de metros cúbicos día se necesitan 60 pozos, 80 pozos. Además, para poder llevar a cabo esas inversiones necesitas tener una visión de largo plazo, tener estabilidad, a eso se le suma el precio internacional del LNG. También estar lejos de los centros de consumo nos desfavorece. Hay un trabajo enorme a realizar y muchos desafíos. Lo veo con ojos positivos, pero no a corto plazo. En lo inmediato hay que focalizarse en el autoabastecimiento, a mediano plazo en ser un actor regional, porque hay inversiones menores y trabajos más simples para poder exportar a Chile, Bolivia, Brasil.
En este contexto desafiante y con las condiciones económicas que hay en Argentina, ¿cómo está hoy Vaca Muerta? ¿Se podrá aprovechar todo el potencial?
Vaca Muerta está en pleno rendimiento con más de 30 equipos perforando actualmente. Continuamente, se están estableciendo récords históricos en términos de desempeño. Mantengo una gran confianza y optimismo en que seguiremos experimentando un crecimiento sostenido. Hay que aprovechar la actual ventana de desarrollo de Vaca Muerta, que se presenta a nivel mundial gracias al Acuerdo de París, al cual han adherido numerosas compañías y países. El momento oportuno para desarrollar Vaca Muerta es ahora ya que las perspectivas a mediano plazo podrían volverse más complicadas. Confío en que podremos aprovechar plenamente el potencial, pero aún queda mucho por hacer.
¿Están trabajando en la reducción de emisiones y el cuidado del medioambiente?
Tenemos un compromiso importante con la reducción de emisiones tanto de CO2 y de metano. Uno de nuestros principales desafíos es reducir las emisiones de metano, que es el gas que no se quema. Para eso tenemos un objetivo de reducción del 80%, es nuestra meta para el 2030. Ya llevamos el 60% con muchas acciones que significan en términos de inversión US$ 100 millones en tres años.