En la antesala de la Conferencia de las Partes (COP28) sobre el cambio climático en Dubái, representantes del sector público y privado argentino han alcanzado un acuerdo trascendental sobre la posición conjunta del país en este evento internacional clave.
El 28 de noviembre, se llevó a cabo una reunión crucial con representantes de la Comisión de Enlace de Entidades Agropecuarias, el Consejo Agroindustrial Argentino, AAPRESID y CREA. Estuvieron presentes el titular de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca (SAGPyA), Juan José Bahilo, y su equipo de negociaciones internacionales. El objetivo central fue fijar una posición sólida sobre la agenda de la COP28.
Los participantes coincidieron en que es imperativo abordar centralmente el tema del “comercio internacional” en la COP28. Expresaron su preocupación por cómo ciertas medidas comerciales pueden afectar la seguridad alimentaria y abogaron por evitar restricciones al comercio basadas en abordajes ambientales sin respaldo científico.
En el marco de la transición productiva y energética hacia escenarios de neutralidad de carbono, se destacó la importancia de revisar y adoptar reducciones sustanciales en las políticas de subsidios agrícolas. Se subrayó la necesidad de evitar restricciones injustificadas al comercio de productos agroindustriales y de bioenergía.
Interacción Público-Privada: clave para la ambición climática
La interacción público-privada fue esencial en la elaboración de la posición argentina, enfatizando que “sin decisión no hay ambición climática“. Los sectores agroalimentarios se presentan como parte de la solución a los desafíos globales, haciendo hincapié en la importancia del financiamiento prometido por los países desarrollados.
Se reconoció la seguridad sanitaria y eficiencia de la ganadería argentina, resaltando su contribución a la captura y secuestro de carbono. Los sistemas productivos fueron identificados como herramientas para el cuidado ambiental, proveyendo servicios ecosistémicos.
Biotecnología y bioeconomía circular
Se destacó la importancia de la biotecnología como clave para la seguridad alimentaria y se propuso la bioeconomía circular como estrategia colectiva, con impacto en la generación de empleo y el desarrollo territorial.
Se hizo un llamado al sistema multilateral de comercio para garantizar la seguridad alimentaria y el desarrollo sostenible, instando a la transparencia y equidad en el comercio internacional.
Ante los desafíos en seguridad alimentaria, cambio climático y comercio, se llamó a soluciones globales que contemplen responsabilidades comunes pero diferenciadas, respetando las realidades nacionales.
Se instó a la implementación urgente del Artículo 6 del Acuerdo de París y se llamó a retomar con firmeza la “reforma” de la Agricultura en la OMC, buscando eliminar subsidios distorsivos como una señal genuina de compromiso ambiental global.