El año que termina fue muy complejo para el comercio exterior argentino, que entre enero y noviembre registró un déficit comercial de US$ 8000. SIRAS, SIRASES y deudas con proveedores externos fueron protagonistas en un sector clave para la economía, que estuvo más ocupado en cuestiones burocráticas que en mejorar la competitividad y la conquista de nuevos mercados.
La llegada de Javier Milei a la presidencia y los anuncios del ministro de Economía, Luis Caputo, dieron cierta certeza sobre el rumbo que proyecta el nuevo gobierno en materia de comercio internacional.
Al respecto, el presidente de la Federación de Cámaras de Comercio Exterior de la República Argentina (FECACERA), Federico Rodríguez, señaló a Ser Industria que “en términos generales, vemos con buenos ojos tanto el DNU como las medidas que se fueron anunciando en el comercio exterior”, aunque manifestó que “falta su instrumentación”.
En ese sentido, sostuvo que es positivo “todo lo que sea desregulación, quitar intervenciones y burocracias, porque eso nos quita competitividad como país”. Comparó lo que sucede en países vecinos como Chile, Uruguay y Paraguay, quienes tienen más facilidades y menos impedimentos tanto para exportar como para importar.
Asimismo, destacó el sinceramiento en el tipo de cambio que llevó el peso a 800 por dólar. “Esa es una medida de impacto positivo para el comercio exterior”, expresó. Sin embargo, aclaró que “al haber retenciones en las exportaciones e impuesto PAIS en los pagos de importaciones, en definitiva seguimos teniendo una brecha, superior al 30%”.
Sobre eso, Rodríguez explicó que “la brecha, por un lado, entorpece las operaciones y por otro lado, quita competitividad”. A su vez, remarcó que “lo más grave y lo más preocupante es que promueve la primarización de las exportaciones”.
Deudas con los proveedores externos
Los importadores mantienen deudas con sus proveedores por más de US$ 50 mil millones y todavía no hay definiciones sobre cómo se va a resolver el tema. Esto afecta directamente a la pequeña y mediana empresa, que en Argentina emplea al 64% de los asalariados registrados.
La cuarta parte de esa deuda vencida está en manos de ese sector. “Es importantísimo resolverlo porque las PyMEs no pueden seguir abasteciéndose del exterior”, consideró el titular de FECACERA. Además, consignó que cuanto más se dilata la solución, “más cerca estamos de que tanto las empresas privadas como el país en general seamos denunciados en tribunales internacionales y quedemos en situaciones que compliquen el abastecimiento a futuro”.
Por eso mencionó que más allá de que se diga que no hay recursos para hacer un pago inmediato, es necesario por lo menos “dar claridad para que tanto las PyMEs nacionales como los proveedores de exterior se puedan organizar en base a un contexto cierto”.
Desde el nuevo Gobierno, anunciaron un esquema para las nuevas importaciones que se pagaría en cuatro cuotas mensuales. Rodríguez afirmó que es positivo tener certidumbre sobre la fecha de pago. Pero remarcó que los “plazos son extensos y muchas veces inviables, lo cual termina afectando a la PyME. Las grandes empresas o multinacionales cuentan con los mecanismos para manejarse dentro de ese contexto. Pero a la PyME, si no paga la mercadería anticipada, no le mandan ni las máquinas, ni los insumos, ni los bienes de consumo que quiere importar”.
Otros inconvenientes
Las pequeñas y medianas empresas también enfrentan el desafío de liquidar las exportaciones a través del esquema financiero, el cual posibilita que el 80% se realice mediante el dólar contado con liquidación.
“Como contrapartida de las retenciones de algunos productos de exportación, está el beneficio del dólar soja, que podés cerrar a un cambio del 80% a través del CCL”, dijo Rodriguez, pero aclaró que “esos son procesos muy burocráticos y complejos. La mayoría de las PyMEs no tiene acceso porque no tienen un departamento de finanzas preparado para eso”.
Estas dificultades fueron trasladadas al Gobierno, al que el empresario describió como abierto al diálogo. “Falta que se designen muchos funcionarios de segunda y tercera línea. Eso también incide, ya que por más que la vocación del gobierno es de escuchar y atender las sugerencias del sector privado, no están todavía todos los interlocutores y los que están, tratan de entender lo que heredaron”.
El presidente de FECACERA indicó que “tenemos una vocación histórica de cooperación entre el sector público y el sector privado, pero todavía no están aceitados los canales de comunicación. Esto termina derivando en que el peso del ajuste está recayendo sobre las empresas exportadoras PyMEs, las economías regionales, la gente que trabaja. Sería bueno nivelarlo lo antes posible porque al país tenemos que sacarlo adelante entre todos”, concluyó.