El DNU y la ley ómnibus del Presidente Javier Milei nos colocan en un nuevo escenario, donde todos debemos reinventarnos. El punto débil es la gobernabilidad.
¿Los cambios que propone Milei son revolucionarios?
Para la economía argentina, definitivamente sí. Estamos ingresando en un programa que privilegia el superávit fiscal, un tipo de cambio alto, desregulación de la economía, iniciativa privada, venta de activos del Estado, y leyes amigables con el mercado.
¿Se puede pedir algo más?
Creo que se equivoca cuando no analiza sectorialmente al mercado. Por ejemplo, subir las retenciones es un grave error, porque el sector hoy no tiene rentabilidad con los precios actuales. El blanqueo es poco generoso, cuando el gobierno lo que más necesita es que lleguen capitales, nazcan nuevos contribuyentes y se amplie la base de quienes pagamos impuestos. La moratoria es muy parecida a un plan de pagos. Parece muy simplificado tener solo un ancla fiscal y tipo de cambio. No me queda muy claro como dinamizará la inversión, logrará gobernabilidad y absorberá los pesos que tiene en el pasivo el Banco Central.
¿Hay sectores que se perjudican con los cambios?
Correcto, hay sectores ligados al Estado propiamente dicho que dejarán de ser rentables, porque dejan de manotear la “tuya” contribuyente como dice Luciana Omán. Nace una nueva forma de hacer obra pública (ni peor, ni mejor, será distinto), menos Estado y más mercado. No hay más subsidios para la energía, transporte y muchas personas que cobraban salarios sin trabajar.
¿Que pasará en la economía?
El gobierno buscará lograr superávit presupuestario. Esto implica revertir un déficit fiscal de 5,0% del PBI, con un mix de subas de tributos (a nuestro juicio un error) y baja de gastos (a nuestro juicio un gran acierto). Esto le permitirá no emitir dinero y a futuro restablecerá la normalidad en la economía. La tesorería tendrá superávit y el Banco Central dejará de emitir dinero.
¿Qué pasará con el Banco Central?
El gobierno buscará capitalizar al Banco Central por dos vías. La primera, consiguiendo un crédito para fortalecer las reservas. En segundo lugar, trabaja para disminuir los pasivos monetarios, ya sea colocándole un bono a los importadores y absorbiendo pesos, como también colocándole bonos de la tesorería a los bancos, lo que los obliga a desprenderse de pasivos que tiene en el Banco Central. En este punto lo veo flojo al gobierno.
¿Cómo quedará a futuro el balance del Banco Central?
.No hay descartar que se consigan reservas, como tampoco disminuir los pasivos monetarios. Las reservas se ubican en torno de los US$ 22.500 millones, los pasivos monetarios en torno de los $ 36,0 billones. No deberíamos descartar que las reservas, gracias al aporte de algunos organismos internacionales más deuda privada, puedan aumentar a los US$ 30.000 millones para fin de año. Mientras que los pasivos monetarios podrían disminuir de corto plazo a la zona de $ 30 billones. Pero no podemos descartar que para fin de año se ubiquen en torno de los $ 60,0 billones.
¿Qué sucederá con el cepo?
El cepo no podrá desaparecer hasta tanto la economía argentina no muestre superávit fiscal y un Banco Central capitalizado.
¿En el corto plazo cayó la brecha?
Es un fenómeno transitorio, porque desde el exterior regresan dólares para gambetear el pago de impuesto a los bienes personales. Cuando dejemos atrás esta coyuntura volvería la brecha, probablemente no a niveles del 100%, pero no la vemos debajo del 40%. El dólar a estos precios es un muy buen negocio.
¿El plan tiene futuro?
Todo pasa por la política, Argentina con las privatizaciones que planea el gobierno puede capitalizar al Banco Central, reformar el estado, generar el ingreso de inversiones que incrementen la cantidad de trabajadores en el sector privado formal, que estos trabajadores logren un mejor financiamiento de las cajas previsionales y que, a futuro, se reduzca el déficit.
¿Se necesitan más reformas?
Por supuesto, reforma del Estado, impositiva, previsional, entre tantas otras. Lo que ha comenzado con un DNU y sigue con la ley ómnibus es el principio de un cambio de régimen para toda la economía y la vida de los argentinos.
¿Recomendaciones?
Hay que adaptarse rápido a los cambios, tratando de salir a ganar mercado, mientras los competidores se quejan de lo nuevo que esta por salir. Las empresas deberán escalar sus negocios de manera horizontal y vertical, preferentemente tratando de llevar sus productos a los 10 metros finales. De esta forma ganarán escala, bajarán costos, mejorarán ingresos, serán más eficientes, competitivas y ganaran más dinero. Hacer foco en la empresa y no en la política.
¿El mercado no está para todos?
Nunca estuvo para todos, menos ahora.
Conclusiones
La inflación será muy alta en el primer semestre del año. Mi duda es si seguirá siendo tan elevada en el segundo semestre. Creo que vamos a una inflación por encima del 220% anual en el año 2024, pero por debajo del 300%. En 2025 deberíamos ver una caída dramática de la tasa de inflación, si hacen las cosas bien.
En 2024, entre mayores exportaciones y menores importaciones, Argentina debería incrementar el saldo de la balanza comercial en más de US$ 15.000 millones. Esto debería ayudar a darle más liquidez de dólares. La capitalización del Banco Central vendrá cuando el país tenga superávit y compre dólares, gane reputación internacional, suban los bonos, o vendamos empresas públicas y el dinero se utilice para alojarlo en las reservas del Banco Central.
.Las transformaciones que tendremos por delante tendrán un alto costo social. Hay que reaprender a vivir sin subsidios. La energía eléctrica, el gas y el combustible van a valer igual que en cualquier parte del mundo. Los salarios se recuperarán cuando emerja la inversión. Si los argentinos creen en el plan saldremos rápido adelante.
Que los argentinos crean en el plan no significa que hablen bien de Javier Milei, necesitamos que inviertan. Pueden hablar bien o mal del Presidente, pero es necesario que incrementen la inversión. Los que dicen apoyar y no invierten, no apoyan. Los que critican e invierten están apoyando. No confundir, alcahuetes, con empresarios que desarrollan sus empresas, crean empleos y apoyan al país.
Hay que dejar de mirar el espejo retrovisor y mirar por el parabrisas. El camino no es fácil, pero el contexto internacional ayuda. Las tasas en Estados Unidos estarán a la baja, el yuan en China se está revaluando, el dólar se devalúa a escala internacional. Si volvemos a los mercados financieros para renovar el stock de deuda, bajara el riesgo país y el sector privado podrá acceder a financiamiento a tasa baja. N tendrá que renegar con la falta de dólares para la importación y la producción debería ganar fluidez.
En los últimos tiempos tuvimos dos años de pandemia, tres de sequía y cuatro de Kirchnerismo. Nada de esto se va a repetir en los próximos cuatro años, no desperdiciemos una nueva oportunidad. Es necesario que la clase política acuerde políticas de Estado, tengamos gobernabilidad y un escenario político, económico y social para la próxima década.