“Los constantes cambios de reglas le quitan competitividad a nuestro comercio exterior”

La especialista en Comercio Exterior, Yanina Gómez, analizó los desafíos que enfrenta el sector.

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5 enero, 2024

La tormenta que castiga desde hace largos meses al comercio exterior argentino, parece lejos de disiparse. Nuevas normativas del Banco Central, restricciones, falta de dólares para que los importadores paguen a sus proveedores extranjeros, son parte del contexto que atraviesa la actividad.

Al respecto, la licenciada en Comercio Exterior, Yanina Gómez, conversó con Ser Industria acerca de las posibilidades y desafíos que enfrenta un sector clave en la generación de los dólares genuinos necesarios para que Argentina pueda superar la crisis macroeconómica que atraviesa.

Junto a Carmen Miroglio Vázquez, Gómez lleva adelante Cix-Studio. Ambas brindan apoyo a las empresas para que puedan resolver sus procesos de exportación e importación de forma eficiente y efectiva.

¿Es posible incrementar las exportaciones?

Hay un montón de empresas de gente joven, sobre todo de tecnología, pero chocan con una barrera que son los costos y cómo llegar al extranjero porque falta información. En el sector de Economía del Conocimiento, a nivel mundial, hay que ir buscando información, haciendo un mapeo a ver cómo vender esos servicios en el extranjero. No es lo mismo con las mercadería, porque ahí ya se cuenta con la información. Además veo una gran oportunidad de exportación no solamente en lo que es el agro, que es lo que mueve al país. Muchos a veces se señala al campo, pero si no fuese por ellos nosotros no tendríamos dólares. Hay un montón de otras industrias que podrían crecer y vender al exterior. Sin embargo, eso no ocurre porque no hay un fomento, cualquier cosa que quieras hacer siempre te ponen un zapato en la cabeza. La industria vitivinícola argentina tiene una potencialidad para exportar. Sin embargo no lo hacen, porque no cuentan con la ayuda del Estado para insertarse en el exterior. Tendríamos que exportar al mismo nivel que lo hace Chile, que le compra a la Argentina su producción de vino y lo etiqueta como chileno. Eso lo pueden hacer porque tienen acuerdos bilaterales con distintos países. Argentina tiene pocos y son con países como Venezuela, Cuba, que no suman en la cuestión económica y tampoco en otras. Falta el estado presente que ayude realmente al sector productivo.

¿La Ley de Economía del Conocimiento no es suficiente?

Si fuese suficiente habría un montón de exportación del sector y eso no sucede. Esta industria, en vez de decrecer, hubiese crecido. Realmente puede generar un montón de dólares, que es lo que el país necesita. Hay muchas empresas chiquitas, de jóvenes que buscan la manera de encontrarle la vuelta. Varias se han radicado afuera porque la presión impositiva es menor.

Entre otras regulaciones, Europa avanza con el Pacto Verde. ¿Cómo afronta la industria argentina estas nuevas normativas?

Hay que adecuarse a lo que se pide. Es una cuestión de querer ingresar a un mercado. Más con esta cuestión del ambiente, que claramente está muy bien y es muy necesario. En ese sentido no me parece nada complejo. El problema es el zapato en la cabeza que nos pone la política para poder crecer como país. Tenemos gente realmente creativa y que le busca la vuelta para poder hacer lo que quiere hacer, es increíble. A la gran mayoría de los empresarios, realmente le importa mucho este país. Hay empresas que tienen que mantener a sus empleados, que no quieren echar a nadie y le buscan la vuelta. Muchas veces, esas cosas no se ven porque pareciera que el empresario gana fortuna y nada que ver. Hay que ser un poquito más consciente de eso.

¿Exportar se volvió una odisea?

De hecho trabajo con una empresa que produce unas esencias de algas que están en el sur y que se utilizan para hacer maquillaje, alimentos, entre otras cosas. Teniendo los mercados en el exterior, no pueden exportar porque no les permiten y son productos que no se venden en el mercado interno. Ojalá que ahora nos dejen exportar todo lo que podamos, porque es enorme lo que se puede hacer en este país y tengo mucha fe.

¿Este “zapato en la cabeza” ha llevado a profundizar la primarización de las exportaciones?

Al principio nos sirve exportar lo que sabemos. No podemos exportar PlayStation porque no las hacemos. La actividad agraria es lo que nos da de comer, vamos con eso, con la industria del conocimiento que es algo que ya tenemos. Es lo que ocurre en muchos países del mundo. No son buenos en algo, entonces lo importan. ¿Para qué van a producirlo, si les sale más caro? Hay que especializarse en lo que se sabe hacer y una vez que eso funciona, el resto viene solo. Hay que dejar a los emprendedores y empresarios que puedan desarrollarse. Desde Trevelin, provincia de Chubut, se exportaban tulipanes a Holanda. Estas personas vieron el negocio y lo llevaron adelante, pero no pudieron seguir vendiendo al exterior y hoy es un lugar turístico. Es una muestra de un producto que se podría seguir exportando, pero de nuevo perdemos una oportunidad. Para que las empresas decidan invertir en el país, Argentina tiene que volver a ser creíble y no cambiar constantemene las reglas. Así van a llegar nuevas fábricas y vamos a crecer.

¿Cómo afecta el cambio de reglas constantes al desarrollo del comercio exterior?

Es desastroso, pérdida de tiempo para los empresarios que tendrían que estar produciendo y no estudiando normativas. La normativa cambiaria es un chino, todos los días varía algo y tenés que estar refrescando cómo fue lo anterior. Hay importadores que empezaron a operar de una manera y cuando está llegando la mercadería la normativa cambió. Los constantes cambios de reglas le quitan competitividad a nuestro comercio exterior.

La pandemia por el Covid19 y la invasión rusa a Ucrania, hicieron que muchas empresas trasladen sus plantas de producción a zonas más cercanas a sus centros de consumo. ¿Argentina no supo aprovechar esta oportunidad?

Lo que ha pasado con las guerras es una situación terrible y espantosa para la gente. Argentina perdió una oportunidad para mostrarse como un lugar atractivo para la llegada de empresas. Tenemos una extensión enorme de territorio que no está realmente poblada, litio, petróleo, ahora puede desarrollarse el offshore en Mar del Plata… La política exterior hace muchos años que es decadente porque no nos juntamos con quien con no tenemos que juntarnos. Espero que empecemos a aprovechar un poco más la situación. Los países del primer mundo hacen eso.

¿Las empresas no utilizan los pocos acuerdos comerciales que tiene Argentina por desconocimiento?

La realidad es que no tenemos muchos acuerdos que puedan ser atractivos para las empresas. Hay con Egipto, Israel, el MERCOSUR… Hay productos que sale más caro comprarlos en Brasil que en China. Lamentablemente no tenemos relación con el mundo.

Sacando el sector agropecuario ¿en Argentina no hay cultura exportadora?

Hoy con un mundo tan globalizado, en el que se venden cosas por YouTube, la exportación es natural en la gente. El problema es que cuando uno se asesora sobre cómo hay que hacer para venderlo descubre que es un lío, que sale muy caro. Falta que se fomente la exportación, que sea más simple. En Argentina se hacen cosas espectaculares, pero con todas las complicaciones, prefieren quedarse en el mercado interno. Estamos perdiendo muchísimo

¿Cuál es tu opinión sobre el acuerdo Unión Europea- MERCOSUR?

Espectacular. Tenemos que avanzar con ese acuerdo y sumar otros. ¿Quién no va a querer entrar en el mercado europeo o en el norteamericano? Son mercados realmente grandes e interesantes para llevar nuestros productos. Hace mucho tiempo que tendría que estar ocurriendo. Estas relaciones comerciales las tenemos que tener con todo el mundo de forma inteligente, porque Estados Unidos, Europa, cuidan sus empresas y de alguna manera son proteccionistas.

¿En Argentina la logística es un problema para el comercio exterior?

Sí. En el último tiempo hay barcos que no llegan a Argentina. Me ha pasado muchas veces de productos me han quedado en Uruguay. Entonces tenés que traerlo de ahí en camión o esperar a que pase algún otro barco que llegue a Argentina. Así los costos aumentan mucho. El negocio de la logística es que el contenedor llegue con carga y se vaya con carga, pero acá no estamos exportando ni importando, un contenedor no puede irse vacío porque eso es un gasto. El tránsito Miami – Buenos Aires, suele tardar aproximadamente entre 15 y 20 días, pero como el buque no viene repleto pasa por Chile, Uruguay, todo ese tiempo es costo. Con el transporte aéreo de carga pasa lo mismo, no hay frecuencias y pocos vuelos directos. Otra de las cosas que me parece pésima es que esté todo centralizado en el Puerto de Buenos Aires. Tenemos el puerto de La Plata, el de Mar del Plata, pero todo se concentra en Buenos Aires y hay que trasladar la mercadería hasta ahí para después sacarla. Eso conlleva costos de transporte altísimos, todo eso va a precios y se lo traslada al cliente del extranjero. También le pasa al que importa y tiene que trasladar la mercadería desde Puerto Buenos Aires a las provincias. Hace falta una optimización de la logística en el país. Tener mejores rutas, que los trenes vuelvan a funcionar. ¿Cómo no vamos a tener ferrocarriles que lleven la mercadería? Tenemos vías muertas que pusieron los inglesies y en vez de seguir utilizándose las hicimos morir para entregarle todo a los camioneros que es un gran centro de corrupción. Toda esta falta de infraestructura logística hace que nuestros productos sean poco competitivos.

¿Cuáles son los temas más urgentes que deben tratarse para desarrollar el comercio exterior en Argentina?

La parte logística es importantísima. Reglas claras que dejen de ponernos trabas en el camino… No necesitamos un Estado que venga y te diga cómo tenés que vender. Los empresarios, emprendedores no necesitan que les digan cómo vender afuera. Es cuestión de dejar un poco en paz a la gente, dejar de regular cosas innecesariamente. Más relación comercial con el extranjero, eso es primordial. Se necesita que la marca país también acompañe. Además que las embajadas estén más activas. Muchas veces uno trata de comunicarse y no hay respuesta. Tienen que brindar información sobre los mercados y los productos que se pueden colocar. Que el Estado se encargue de desarrollar esas relaciones públicas y abra puertas para que los productos argentinos puedan venderse en el mundo.

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