La diputada nacional Marcela Passo participó de un conversatorio realizado en el Centro Cultural “Pampa”, de la ciudad de La Plata, junto a Gisela Bustos, ex directora del Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES). El encuentro, que convocó a una nutrida concurrencia, fue coordinado por el diputado provincial Juan Malpelli.
En ese contexto, fue analizada la situación económica y social de la Argentina desde la asunción del Presidente Javier Milei en un ámbito de permanente intercambio de ideas con el público.
Posteriormente, Ser Industria entrevistó a la legisladora nacional, haciendo eje en temas relacionados a la soberanía fluviomarítima, la pesca y la industria.
A pocas horas del discurso de Milei ante la Asamblea Legislativa, ¿cuál es tu apreciación de la gestión presidencial?
Está claro que este gobierno, a través de sus medidas y de la frustrada “Ley Ómnibus”, defiende los intereses económicos de determinados sectores muy poderosos, no necesariamente de nuestro país. No lo hace en defensa de la industria y la producción nacional, sino muy por el contrario, protege a todos aquellos que quieren quedarse con nuestros recursos naturales y productivos. Lo hace en favor de las grandes cadenas de supermercados, de las aseguradoras, de los prestatarios de cobertura de salud privada y con un nivel de insensibilidad muy grande. Eso es lo que más me preocupa, no solamente la falta de humanización y de sensibilidad con la cual se manejan, sino además el nivel de violencia verbal y simbólica.
¿Cómo evaluás las medidas?
A mi criterio, las medidas son muy lamentables. Obviamente apoyé y formo parte de otro espacio político. Junto a mi líder y conductor Sergio Massa, planteábamos un modelo de país muy distinto, Éramos conscientes de que había muchos cambios profundos que hacer a mediano, corto y largo plazo, pero cualquiera de esas modificaciones jamás pueden ser a costa del hambre del pueblo, el cierre de fábricas, el cierre de PyMEs,de los recortes en educación. Creo que hay una clara voluntad de rompernos la posibilidad de formarnos para generar un pueblo sumiso y eso es algo que tenemos que evitar por todos los medios. A pesar de que hubo una elección que puso a Javier Milei como Presidente, nuestras convicciones están intactas y el sueño de la Argentina productiva y de la industria nacional sigue en pie.
Trascendió en las últimas horas que el gobierno le daría a entidades y cámaras empresariales la potestad de decidir qué empresa se hará cargo del mantenimiento de la Hidrovía. ¿Cómo lo ves desde el punto de vista legal y político?
Me parece terrible porque está más que claro que la entrega de la soberanía es parte de la agenda de este gobierno, no solamente por el abandono del proyecto del Canal Magdalena. El intento de modificación de la Ley de Pesca fue muy alevoso y por más que se haya frustrado quedó en claro la intencionalidad de esta gestión que un día no lo puede hacer por ley y después lo hace por decreto. Es muy peligroso. La intención es clara, entregar nuestros recursos pesqueros, naturales, las vías fluviales, en contra del sueño de recuperar la bandera nacional, de achicar los costos logísticos a través de un sistema multimodal. Esto incluye a los sistemas de navegación en la Hidrovía, el ferroviario, el transporte terrestre, en la medida en que se articulen para que a los empresarios argentinos les vaya bien y que de esta manera podamos generar un círculo virtuoso que haga que los consumidores y consumidoras tengan mejores precios.
Insisto con este tema, ¿es válido que los usuarios de la Hidrovía adjudiquen su manejo a una empresa privada?
En realidad no debería ser así, pero también es cierto que este es un gobierno que ha hecho trampa en muchas situaciones y mediante determinados artilugios nos sorprende a través de mecanismos que nunca habíamos visto. Creo que más allá de los actos administrativos posibles o no,quieren entregar nuestra bandera. Tenemos que estar atentos, comunicarlo, transmitirlo permanentemente y poner toda nuestra fuerza de voluntad para que no ocurra.
Aunque se bajó el proyecto de Ley, el sector de la pesca mantiene su preocupación. ¿Cómo se puede garantizar la continuidad de la actividad?
Creo que es un momento que nos invita a la solidaridad, la ayuda mutua, la unidad de los argentinos y las argentinas, piensen como piensen, para defender lo propio. Es hora de que acompañemos iniciativas como la que vivimos hoy, de juntarnos, charlar, hacer introspección… La adversidad logra unir a empresarios, astilleros, con los trabajadores, los gremios… Dentro de esa adversidad debemos encontrar la semilla para fortalecernos, estar unidos, no dejarnos llevar por los mensajes de odio y división entre hermanos y tratar de tejer estrategias en conjunto. Estoy convencida de que cuando la sociedad argentina, nuestras comunidades se unen, pelean, luchan de la mano también de fuerzas políticas que acompañamos esos procesos, tarde o temprano se materializa la posibilidad concreta de seguir creciendo.
Citabas el archivo del proyecto del Canal Magdalena y casi al mismo tiempo se aprobó la profundizacion del puerto de Montevideo. ¿Qué reflexión te merece?
Está más que claro que las relaciones bilaterales con los países hermanos hay que mantenerlas, sostenerlas, pero siempre desde la sana competencia y defendiendo cada cual lo propio. Argentina tiene un litoral marítimo inmenso, enorme, variado, extraordinario, con la posibilidad de potenciarse, complementarse unos puertos con otros. pero es necesaria la visión de un Estado nacional que acompañe esas políticas de crecimiento. Lo que ocurre en el mar se traduce en las posibilidades en tierra de crecimiento de nuestro país. Es un sector que genera gran cantidad de divisas para nuestro país. No hablo solamente del sector pesquero, sino también todo lo que tiene que ver con lo que sale a través de la Hidrovía. Salir con este tipo de medidas, con semejante soltura, a cambio de nada, es algo realmente muy grave.
