El Director Ejecutivo del Consejo Argentino, profesor Ernesto Fernández Taboada, dialogó con Ser Industria sobre los nuevos hábitos de consumo que se observan en la República Popular China.
En ese sentido destacó que la clase media del gigante asiático, “supera los 500 millones de habitantes y sigue creciendo”. Hizo eje en el aumento de la demanda de carne vacuna, langostinos y frutos rojos, entre otros productos que produce Argentina. También hizo referencia a la adhesión del mercado chino a la “comida rápida” de nuestro país, el boom que se registra en la ciudad de Shenzhen y las posibilidades de las carnes de cordero y guanaco.
Asimismo, el especialista analizó el estado de las relaciones entre ambos países, subrayando los trabajos que llevan adelante empresas chinas en Santa Cruz y el ferrocarril Belgrano Cargas.
¿Qué cambios se registran en el mercado chino?
Hay que recordar que China es un país de más de 1.400 millones de habitantes, de los cuales 500 millones son de clase media, mayormente urbanos, segmento que sigue creciendo. Ser de clase media allí, significa comer y vestirse muy bien, hacer un viaje al exterior por lo menos una vez por año, tener un buen auto… También hay una clase media alta como en todos los países y una clase media un poco más modesta. Y actualmente estamos observando cambios de hábitos de consumo.
¿Qué pudieron identificar?
Si nos detenemos en lo alimenticio, es bueno recordar que la carne de cerdo siempre fue la preferida por el pueblo chino. Tienen alrededor de 400 mil cerdos en todo el país. Hace pocos años, cuando se dio la peste africana, tuvieron que sacrificar alrededor del 80% de los animales porque esta enfermedad no tiene cura. Ya han repuesto los rodeos, pero la clase media busca un perfil de vida más sano y consideran que la carne de cerdo es un poco grasosa y le aporta demasiadas calorías al cuerpo. Ese segmento de la población quiere cuidar su físico, hace deportes y se está volcando a la carne vacuna. Especialmente aprecian la proveniente de Argentina, porque es sabrosa, tiene poca grasa y mucho músculo. Eso ha provocado que el precio de la carne porcina haya disminuido.
¿Esto favorece a los frigoríficos argentinos?
China está importando carne vacuna principalmente de Argentina, Brasil, Uruguay y también de Australia y casi el 80% de la exportación Argentina se destina a ese país. El problema es que, al tener sobreoferta de carne, China ha disminuido el precio que paga y no está en los valores que les interesan a nuestros frigoríficos exportadores, que tienen que sacrificar ese precio en pos de los volúmenes que están vendiendo. Nuestro país también vende vino tinto a China y ahora hay un pequeña reacomodamiento, ya que el público de clase media se inclinó a beber un poco más de whisky, escocés por supuesto y eso fue en desmedro del vino que importan también desde Australia, Francia, Uruguay, Estados Unidos, un total de 15 proveedores. Nosotros ocupamos el sexto lugar en ese ranking y tenemos 120 etiquetas que llegan al mercado chino.
¿Hay mejores expectativas para nuestros exportadores?
Como decía, China inteligentemente no concentra la mayor parte de sus importaciones en un solo vendedor. Lo ideal sería aumentar los volúmenes de carne vacuna que le estamos vendiendo, pero no van a abandonar a Brasil ni a los otros países. No hay que olvidar que hace 15 o 20 años los chinos casi no consumían nuestra carne, nos compraban únicamente el brazuelo, que es la carne los garrones, la de menor calidad de la vaca. Lo cortaban en pedacitos y hacían guisos. De a poco fueron incorporando otros cortes de carne argentina. Eso se logró por la estrategia del Instituto de Promoción de Carne Vacuna Argentina (IPCVA).
¿Qué acciones desplegó el IPCVA?
Todos los años, en mayo, cuando se hace la exposición de alimentos SIAL en Shanghai, el IPCVA instala un gran restaurante para 120 comensales e invita a los importadores de alimentos y a los gerentes de compra de las grandes cadenas de hoteles chinos a comer bifes argentinos. Así consiguieron que conozcan la calidad de nuestra carne, que se distingue porque los animales son alimentados mayormente a pasto y con sol, una muy buena combinación.
En la búsqueda de alimentos sanos, ¿se encuadran otros productos argentinos?
Sí, claro. También los frutos rojos, frutillas, cerezas, son muy apetecibles para ellos tanto como los langostinos y camarones congelados. Es sabido que gran parte de la captura del sur se exporta a China y cada vez mayor cantidad de público chino tiene acceso a estas comidas. Son un poco más caras, pero muy valoradas porque no tienen muchas calorías y aportan energía al cuerpo. Además, les interesan las manzanas y las uvas Red Globe que se cultivan en en San Juan, requeridas como postre, no es para vinificar. No quiero olvidar que entre otros productos estamos exportando mero, corvina, merluza y que en la Patagonia hay un frigorífico que comenzó a exportar carne de cordero.
¿Puede ser una buena apertura?
Sí, ahí también hay un futuro y un amigo que siempre está buscando cosas nuevas y está tratando de ver si los chinos podrían comprarnos carne de guanaco, porque en la Patagonia se ha constituido en una plaga. Este animal se industrializa, tanto la piel como la carne. Algunos cortes son sabrosos pero lleva varios años de trabajo adaptar el gusto chino a esta carne. Lo bueno es que el mercado, los consumidores, siempre están abiertos a novedades, sobre todo la gente de clase media universitaria, que es cada día mayor porque la gente joven accede fácilmente a la Universidad. Actualmente, el chino que termina su colegio secundario y no accede a un grado universitario, tiene muy pocas chances de conseguir un buen trabajo.
¿La pizza también abre una ventana de oportunidades para nuestro queso mozzarella?
Exactamente. En China están adoptando muchas costumbres occidentales y es increíble la cantidad de pizzerías que se están abriendo. En Argentina tenemos dos grandes fábricas de mozzarella que están vendiendo a China gran parte de la producción, porque ofrecen productos de muy buena calidad. Te cuento que hay un empresario chino, que constantemente viaja a Argentina, que está en Shenzhen, la ciudad con el crecimiento económico más rápido de China. Justamente, inauguró un centro de Comida Argentina de fast food y ofrece pizzas, choripan, empanadas, sándwich de milanesas, es un boom. Shenzhen está en el sur, es una ciudad muy especial ya que la mayoría de sus habitantes no tiene más de 35 años. Huawei y todas las empresas tecnológicas nacieron ahí. Son todos universitarios y después de trabajar suelen salir a recorrer el centro y compartir alguna comida rápida.
Pasaron 100 días de la asunción de Javier Milei. ¿Cómo está la relación entre Argentina y China?
Antes que este gobierno asumiera hubo un par de declaraciones, que llamaría equivocadas. China es nuestro segundo socio comercial, hay 80 empresas chinas instaladas acá, tenemos un intercambio comercial muy grande y muchas compañías están ayudando al desarrollo de la infraestructura de puertos, ferrocarril, de explotación de litio en Argentina. Entonces cuando este gobierno tomó las riendas hubo cierto titubeo pero la Canciller Mondino, al poco tiempo de asumir, convocó al embajador de China. En la reunión le aseguró, porque había algunos rumores en contrario, que Argentina no reconoce de ninguna manera a Taiwán y que para nosotros es una parte integral del territorio chino. Hubo algunos rumores mal intencionados de que alguien de Taiwán había estado cancillería, pero no es cierto.
¿Se ha retomado la confianza?
Todavía hay algunas cuestiones por resolver. Por ejemplo, las dos represas de la provincia de Santa Cruz están paradas en estos momento, porque se hacen con financiamiento de China, que debería estar enviando un nuevo refuerzo. Eso ha impedido reanudar la obras. Creemos que son cosas solucionables porque hay otros trabajos que están haciendo empresas chinas. Por ejemplo, una empresa china está haciendo la renovación total del ferrocarril Belgrano Cargas que viene de Jujuy y Salta hacia los puertos del río Paraná y Buenos Aires. Está renovando los rieles, el material ferroviario, los sistemas de comunicaciones y de señales íntegramente. Eso no se ha detenido. Antes la soja del norte se trasladaba a Rosario en viajes de 35 toneladas por camión cuando una formación ferroviaria puede transportar 1400 toneladas. Es una gran diferencia que, además evita que se rompa el asfalto, baja el riesgo de accidentes y reduce la polución ambiental. Cuando esta obra esté terminada va a ser muy importante para nosotros.