El mundo enfrenta una crisis socioambiental que se expresa en varios frentes. Desde el cambio climático y la pérdida de biodiversidad, hasta las desigualdades cada vez más acentuadas tanto en lo social como en lo económico conforman un panorama complejo.

Ante esto, los 17 Objetivos para el Desarrollo Sostenible (ODS) adoptados por los Estados miembros de las Naciones Unidas en 2015 como parte de la Agenda 2030 se vuelven claves para enfrentar este delicado contexto.

En ese camino, Rodolfo Tarraubella, presidente de Fundación EcoConciencia, es uno de sus máximos representantes no solo en Argentina, sino también a nivel continental y estará presente el próximo 22 de mayo en “Industria y Desarrollo Sostenible”, la jornada organizada por Ser Industria junto a la Universidad Tecnológica Nacional Regional La Plata

“La sostenibilidad llegó para quedarse y no es porque sí, porque está bueno. Es porque salva vidas, salva futuros. Tiene que ser porque, si no, vamos a dejar una deuda que no es la deuda externa, sino es la deuda eterna para nuestros hijos, nietos y aquellos que no van a poder disfrutar del planeta. Y lo más terrible es que nadie nos va a poder condenar porque ya estaremos todos muertos”, indicó el especialista en Ser Industria Radio.

El licenciado en Finanzas, diplomado con honores en Cambio Climático y Protocolo de Kioto, e integrante del Consejo Mundial de Certificado, señaló que los ODS van progresando “muy de a poco en Argentina”, y aclaró que esto es habitual en los países en desarrollo.

El experto se encargó de recordar que la sostenibilidad dejó de ser sólo ambiental. “El 25 de septiembre del año 2015, cuando se hizo la Agenda 2030, se definió ya la sostenibilidad como socioambiental. De esta forma, lo social y lo ambiental están indisolublemente juntos”.

A su vez, destacó que la certificación en la integración de las ODS de una empresa es “blindar la sostenibilidad con rentabilidad” porque de otra forma se convierte en filantropía y cuando eso sucede, en momentos de ajustes financieros, es uno de los primeros aspectos que se recortan.

Por esa razón, puso de ejemplo el ODS 7 que abarcan la Energía asequible y no contaminante, una forma de ahorrar en tarifas y disminuir el impacto en el ambiente. Además se refirió a otros objetivos que tienen un impacto directo con las comunidades que conforman el entorno de una empresa.

Costo ambiental

Con la llegada de Javier Milei al gobierno nacional, las medidas políticas están enfocadas en lo económico y fiscal. Tarraubella señaló que “también hay que pensar en los costos ocultos que hay en cada uno de los productos que se desarrollan”.

En referencia a los costos totales de un producto, remarcó que “no es solamente los insumos que uno compra y lo que está pagando, sino también lo que cuesta restaurar lo que se va destruyendo”.

En ese sentido, puso como ejemplo que un bosque o una selva puede dar hasta 38 servicios ecosistémicos que contribuyen a la producción y a la economía. Esto afecta tanto a la industria de la manufactura como a la de los servicios.

Ante la crisis del Canal de Panamá por la bajante, Tarraubella, asesoró a las autoridades desde la Fundación EcoConciencia. “Por la falta de agua tenían problemas para que barcos de gran calado pudieran pasar. Incluso se interrumpió el tráfico, con todos los costos que significan las demoras en el transporte”.

El Canal significa para Panamá un 34% de su Producto Bruto Interno. Ante esto, el especialista planteó qué medidas se estaban tomando para proteger las selvas y bosques cercanos a la vía navegable más importante de América.

La deforestación que se estaba produciendo era un problema por el que nadie pagaba las consecuencias. Tarraubella indicó que “hay un servicio que da el bosque, que es la madera, pero el resto de los servicios que da. no se pagan. Por ejemplo el servicio de absorción de agua y evapotranspiración, para que luego se haga una nube, que llueva y haya agua para que el Canal funcione correctamente. Sin embargo, nunca habían contemplado esa posibilidad de tener que pagar para que se mantengan los servicios ecosistémicos”.

Amigarse con el mercado

La posibilidad de crear un mercado de emisiones fue parte de la Ley Bases presentada por el Ejecutivo a principio de año. El especialista calificó como positiva esta idea y fue por más al proponer un mercado de biocréditos.

Asimismo, remarcó que no hay que tenerle miedo al mercado, hay que amigarse. “En el momento en que le ponga valor a las cuestiones ambientales, las empresas van a tener mucho más cuidado”, manifestó.

Al respecto, recordó que en el Foro Económico de Davos, se advirtió y dentro de los principales riesgos mundiales para los próximos 10 años se puso la caída de la naturaleza. “Si se desploma la naturaleza, se desploma la vida. Muere todo lo que hace a la vida tal cual está. Habría una especie de película como ‘El día después de mañana’”, sentenció.

¿Minería si o no?

Uno de los capítulos más controversiales de la actual Ley de Bases que se debate en el Congreso es el Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones (RIGI). Más allá de varios aspectos polémicos, está iniciativa permitiría la llegada de importantes capitales para la actividad minera.

La resistencia a la minería ha sido una característica de la sociedad argentina, dadas las consecuencias que la actividad tiene para con el medio ambiente. Pero Tarraubella remarcó que se puede llevar adelante de forma responsable y con el menor daño ambiental posible.

“Hay dos puntos que ver de Naciones Unidas. Uno es la declaración de Antonio Guterres del 25 de mayo del año 2021, cuando dijo “transformemos las industrias extractivas en impulsoras del desarrollo sostenible. Y después la del 5 de junio de ese mismo año, donde se declara la Década de la Restauración para que empecemos a pagar la deuda ecológica con el planeta”, remarcó el titular de la fundación EcoConciencia.

Las mineras hacen grandes inversiones de capital y pueden realizar minería sostenible, sin dañar, entendiendo que “desde la etapa de factibilidad se contemple el cierre de mina”.

Para Tarraubella hay “un prejuicio muy grande cuando se habla de minería, siempre se habla que está mal”. Sobre eso, plantea que “lo único que hacemos es colonialismo porque traemos los minerales de los países que menos recursos y control tienen”.

Ante esto, consideró que debe hacerse todo lo contrario. “Que cada uno se haga cargo de su propia minería. Hoy existen recursos y tecnologías que permiten tener un impacto muy menor. Por otro lado, con esos recursos pueden ser restauradores del planeta. Hacia eso es a lo que tenemos que ir. Tenemos que decir sí a un trabajo, pero hagámoslo sostenible”.