Las dos caras del plan del gobierno

El gobierno puede lograr un éxito en el Congreso y conseguir dólares para incrementar las reservas. Si esto se frustra, más inflación y brecha será el camino| Por Salvador Di Stéfano.

11 junio, 2024

La economía argentina en seis meses muestra superávit fiscal, una caída en el stock de dinero en circulación, menos inflación y una baja sustancial en el riesgo país. Se ha logrado un mayor orden en las cuentas públicas. Sin embargo, no se consiguió una mejor recaudación de los impuestos ligados a la actividad económica (IVA. consumo e impuesto al cheque, entre otros), que abren un signo de interrogación a futuro.

Está claro que no vendrá inversión extranjera, que los argentinos deberán realizar inversiones si desean que el país crezca. No hemos conseguido colocar un bono en el exterior ni ayuda de organismos multilaterales para fortalecer las reservas del Banco Central de la República Argentina.

El juicio de YPF es un gran interrogante a futuro, ya que, consideramos que es un problema a resolver de difícil solución, de acuerdo a la complejidad del juicio y los factores negativos en torno del mismo.

El Banco Central sigue mostrando debilidades, las reservas no han logrado la altura necesaria para despejar las dudas en el mercado. Seguimos con un gran pasivo monetario en pesos y en dólares, una deuda creciente en materia de importaciones y pocas liquidaciones de exportaciones para engrosar las reservas. En este contexto, estamos débiles.

Un tema que confunde al empresariado es qué política monetaria y cambiaria adoptará el Central a futuro. En principio, no contaría con los dólares necesarios para dolarizar la economía, como fue el caso de Panamá o Ecuador. Un esquema de competencia de monedas también luce complejo.

En primer lugar, porque no hay dólares suficientes para levantar el cepo. En segundo lugar, porque hay que prohibir la emisión de pesos y todo queda en mano de la dolarización endógena (que los dólares salgan del colchón). Por otro lado, habría que llevar adelante una reforma en el sistema financiero, que contemple suba de encajes y una tasa de interés positiva contra la inflación. Si la dolarización o la competencia de monedas no se logra en breve, debería definirse claramente que sistema vamos a adoptar. Si es que vamos a una caja de conversión o bien la política monetaria queda al libre albedrió de la autoridad monetaria. Creemos que en este punto hay mucha confusión y los agentes económicos no reciben ciertamente un sendero de política monetaria y cambiaria a llevar adelante. Todo esto generó incertidumbre y consecuentemente un aumento en la brecha entre los dólares alternativos y el dólar mayorista.

Con datos al día viernes 7 de junio, el dólar importador se ubicaba en $ 1.056,4, mientras que el dólar CCL en $ 1.313,0. Aquí tenemos una brecha del 24,3%. Aquellos que salieron del Mercado Libre de Cambios e importan con dólar CCL van a estar incrementando el valor de los productos importados, lo que puede traer más inflación en los meses precedentes.

El dólar exportador se ubica en $ 981,9, mientras que el dólar MEP se ubica en $ 1.282,3. Esto implica una brecha del 30,6% que aleja a los productores de granos de la liquidación de la producción de soja, maíz o trigo. Por ejemplo, el valor FOB de la soja es de US$ 498 y el productor recibe de bolsillo US$ 226 MEP, esto implica una quita del 54,6%. En el caso del maíz, el valor FOB es de US$ 195 y el productor recibe de bolsillo US$ 129 MEP, esto implica una quita del 34,0%. En el caso del trigo, el valor FOB es de US$ 294 MEP, esto implica una quita del 37,2%. Con estas quitas el productor prefiere no liquidar, retener el inventario, y si necesita dinero sale a tomar financiamiento a tasas inferiores al 30% anual, cuando la inflación esperada a 12 meses vista es del 70% anual.

La política de bajas tasas de interés no logró el objetivo esperado. El mercado, en su mayoría, las toma para financiar el inventario y no para potenciar negocios. No deseamos ser totalizadores, sabemos que muchas empresas han aprovechado la baja en la tasa de interés para refinanciar sus deudas y reducir los gastos de estructura mensuales, pero en muchos casos se utilizó para financiar stock.

Esto es un grave error, pero muchos consultores siguen sugiriendo políticas similares a las que se adoptaban en un gobierno kirchnerista, mientras se convive con un gobierno que tiene una política económica que apuesta por la mayor productividad y competitividad. Esto le traerá problemas a más de un emprendedor. Desde nuestro punto de vista, hay que tomar financiamiento para mejorar procesos e incorporar bienes de capital. Financiar el inventario no es un error, es un horror.

Conclusión

Después de seis meses de gobierno de Javier Milei el mayor déficit está en la gestión parlamentaria (no sacó una ley) y del Estado (el escándalo en el ministerio de Capital Humano). Despedir al jefe de gabinete también fue una mala señal.

La capitalización del Banco Central se demora y esto nos trae un severo problema en las expectativas, ya que los agentes económicos no invierten, retienen, financian el inventario con créditos a tasas bajas y no se preparan para el cambio productivo que se avecina.

Tenemos una ventana de tiempo en donde vamos a convivir con tasas de interés negativas tanto en pesos como en dólares. Es un momento apto para endeudarse e invertir en mejora de procesos, como compra de bienes de capital para potenciar la productividad y competitividad de las empresas.

En menos de una semana sabremos si se aprueba la Ley Bases. Si el gobierno logra esta ley, aunque no salga como lo soñó, será un gran avance para poder recibir más inversiones, mejorar las cuentas públicas y capitalizar al Banco Central.

En 90 días necesitamos salir al mercado en busca de capital para poder refinanciar los vencimientos que tenemos desde hoy hasta diciembre del año 2025 y sumarían US$ 17.500 millones.

Si todo es un éxito, la suba del dólar quedará en el pasado, mientras que los bonos soberanos estarán descollando y los bonos en pesos ajustados por inflación mostrarán una suba mayor a la de los dólares alternativos.

Si lo hasta aquí planteado es un fracaso, no descartemos una brecha creciente, contracción económica, menos liquidaciones de los exportadores, mayor demanda de importaciones y una inflación que comenzará a desestabilizar al programa económico

Por Salvador Di Stéfano. Economista, Analista y Consultor de Negocios.

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