El dirigente nacional de la Unión de Trabajadores de Carga y Descarga de la República Argentina (UTCYDRA), Gustavo Vila, afirmó en Ser Industria Radio que el Pacto de Mayo, que se firmará esta noche en Tucumán, “es una oportunidad totalmente desperdiciada“. Sostuvo que la convocatoria carece de seriedad “porque no hay diálogo, ni proyecto“.
Tras señalar que Argentina necesita “construir un acuerdo en base al diálogo sincero entre el Estado, el sector empresario y los representantes de los trabajadores”, admitió que muchos sindicalistas han cometido errores. Al respecto indicó que hay una nueva generación de dirigentes que se prepara para encontrar las postergadas soluciones que demanda la sociedad.
El joven sindicalista, que representa a los trabajadores de Mercado Libre, entre otros, se refirió a la reforma laboral y la necesidad de que el gremialismo se anime a dar la discusión ante el avance de la tecnología. Alertó que la robotización y la inteligencia artificial, pueden ser una amenaza si no hay políticas nacionales para regularlas.
Asimismo, Vila expresó que la Ley de Bases, no contempla medidas a favor de la creación de empleo y dijo que la CGT debe elaborar una propuesta que explique como generar fuentes de trabajo. También resaltó su preocupación por la desconexión entre las decisiones tomadas por la dirigencia político y las necesidades reales de los ciudadanos.
Sos uno de los dirigentes más jóvenes, ¿cómo te involucraste en el sindicalismo?
Empecé a trabajar desde muy chico, tuve otros empleos antes de entrar a la actividad. Me incorporé al gremio como empleado y desempeñé distintas funciones. Pasé por todas las áreas hasta alcanzar un espacio en la Comisión Directiva nacional. Además tengo a cargo a una de las empresas más importantes de la Argentina, Mercado Libre, donde integro un equipo. Me toca conducirlo, pero somos muchos integrantes. Tenemos 2.500 personas a cargo y aportamos la contención de esa gente para el gremio. Pasé por las áreas de obras sociales, gremiales, trabajé en el Mercado Central… Me especialicé en Zonas Francas y Depósito Fiscal. Fui haciendo toda la carrera dentro del gremio para representar a los trabajadores.
¿UTCYDRA tiene incumbencia en un amplio margen de actividades?
Sí, abarca a los mercados frutihortícolas, depósitos nacionales, depósitos fiscales, Zona Franca, corralones de materiales, depósitos de gaseosa, Mercado Libre, es bastante amplio. Tenemos la carga de material que sube a los aviones… Eso hace que tengamos distintos convenios colectivos. Estamos ampliándonos a nivel nacional y pese al contexto, hemos crecido.
¿Cómo se organizan para atender tantos sectores?
Capacitándonos, tratando de captar de las bases lo mejor que vemos y potenciarlo con mucha delegación por parte del Secretario General para ser representativos y dar lo mejor de cada uno. Cada uno se capacita en áreas específicas. No podés sentarte a hablar con un dirigente gremial que no entiende la actividad que representa. Sin ese conocimiento, es muy difícil hablar, tanto con el trabajador como con el empresario, sobre cómo perfeccionar la actividad. A nivel del AMBA, tenemos más de 85 delegados de un montón de actividades y cada uno aporta al gremio un conocimiento más perfecto de lo que pasa diariamente. El avance tecnológico hace que nuestro trabajo cambie permanentemente. Si no nos capacitamos, vamos a quedar a un costado. Queremos estar preparados para discutir con el trabajador y el empresario qué es lo mejor para todos.
¿Mercado Libre es el Vaca Muerta del comercio?
Con la pandemia el comercio electrónico tuvo un fuerte crecimiento. algo totalmente diferente a lo que sufrieron otras empresas nacionales. Coparon un mercado muy fuerte, la gente empezó a confiar en las compras online. De golpe, los paquetes empezaron a llegar con mucha mayor anticipación que antes de la pandemia. La tarea se profesionalizó y pasamos de tener 400 a 1.200 empleados en menos de tres meses. Eso se sostuvo en el tiempo y en este contexto de incertidumbre económica y caída del consumo, el nivel de personal creció un poco más. No nos da vergüenza decirlo, ojalá tuviéramos más empresarios como nos toca tener con Mercado Libre, que atienden muy bien a la gente y le dan condiciones de trabajo que no vemos en el resto de las actividades.
¿Cómo te llevás con la visión negativa que hay sobre el sindicalismo?
Es una oportunidad para crecer, porque somos conscientes de esa percepción de la sociedad. Se hicieron un montón de cosas mal y muchas bien. Los jóvenes tenemos la oportunidad de cambiar y de entender cuál es el problema o qué se ha hecho mal para tratar de corregirlo. Como en cualquier ámbito o lugar de representación, son muy pocos los casos que uno conoce que hicieron las cosas mal pero se generaliza. Los empresarios, los políticos, no son todos lo mismo. Los jóvenes tenemos la posibilidad de cambiarlo haciendo las cosas de otra manera. Creo que con el avance tecnológico, el celular y otros recursos, el espacio para hacer las cosas mal se limitó. Lo único que queda es trabajar y demostrárselo a la gente que representamos, Ellos nos ponen en este lugar y pueden sacarnos tranquilamente. Nuestra generación, en todos los ámbitos, tiene la oportunidad de mejorar lo que se hizo hasta ahora.
¿Se suman jóvenes al gremialismo?
Sí, hay un montón de interesados. Uno ve a los jóvenes con incertidumbre, poco involucramiento en los aspectos sociales, políticos. En el sindicalismo vemos una captación de gente que se interesa, que llega con muchísima información, se profesionaliza. El movimiento sindical necesita dar un vuelco y una actualización. Esa actualización tiene que darse para tener discusiones mucho más serias con el sector empresario, estar a la par, brindarle soluciones a los problemas que se presentan.
En la política un grupito decide por todos y beneficia poco a la mayoría. ¿Las cúpulas sindicales representan las demandas de los trabajadores?
No hay que generalizar, sino trabajar para ser mejores. Una muestra de eso es la situación política a nivel nacional. La gente se hartó del fracaso de varios gobiernos de distinto palo, inclusive los peronistas, donde me siento representado, aunque no fui parte. Es una crítica constructiva, tenemos que darnos cuenta de cara al futuro. Experimentamos un montón de gestiones sin encontrar las soluciones básicas que necesita Argentina. Son muchos años de caída, una situación que empeora. Por el momento, este gobierno no es ajeno a eso. Personalmente desea que le vaya bien por el país, más allá del palo político que sea.
¿Cómo los afecta el escaso aumento de empleo en blanco y, a su vez, el crecimiento de los movimientos sociales?
Muchísimo. Porque, en definitiva, el razonamiento de nuestra organización es tratar de meter al sistema a la mayor cantidad de gente posible. Estamos permanentemente inspeccionando, viendo cómo incorporar trabajadores de nuestra actividad que está por afuera. Estar afuera implica no tener aporte jubilatorio, no aportar a la salud, no tener obra social y eso hace que mucha gente pague las consecuencias mucho más adelante. Si no estamos permanentemente atentos a lo que sucede en la calle, el empresario esconde al empleado, lo da de baja y al final de la semana lo retoma en negro. El crecimiento de los movimientos sociales es claramente un perjuicio para el movimiento obrero organizado. Porque el trabajador que no está en blanco. No pasa por una cuestión de representación, sino porque no estamos solucionando los problemas. Estamos tapando, mandando a la gente a la informalidad y no les damos nada.
¿Cómo ves la Ley de Bases?
Quisiera que alguien me explique qué tiene de beneficioso la quita de multas para un empleador que no registra a sus trabajadores. A esa persona le estás sacando el castigo. ¿Cómo se genera empleo? Así, seguramente no. Desde la CGT, tiene que salir una propuesta que diga por donde va el crecimiento del empleo. Quitándole la multa a un empleador que tuvo cinco años a un trabajador en negro, no es la formula. Dentro de toda la Ley de Bases vemos que hay muy pocas cosas medidas para la creación de empleo. Lo pidió un sector empresario pensando que iba a ser mucho más grande, después hubo una negociación política con algunos sectores, quedó disminuida y la realidad es que no parece cambiar nada.
Se habla poco de producción…
Sí, se habla muy poco de producción, productividad, modernización laboral por sector, porque en definitiva creo que esa es la única solución al problema. Si se hace una normativa general seguramente no le va a servir a todos los sectores del país. Si los sindicatos se reúnen con los empresarios y el Estado actúa como intermediario para ver que puede aportar, seguramente el problema se resuelva. Pero una normativa general que extiende el periodo de prueba no es una solución a ninguna de las problemáticas que enfrenta el mundo laboral. Siempre estuvimos a favor de una modernización laboral, pero por sectores, no general. Ley de Bases es un buen título, pero en definitiva dentro del ambiente laboral, son todos perjuicios y nada para la promoción del empleo.
Hace mucho que se habla de la reforma laboral, pero solo queda en el título…
Siempre criticamos a nuestro partido, el peronismo, por no dar la discusión, por querer postergar un tema que viene avanzando hace un montón de tiempo. Vemos cómo, en distintos países se ha dado el debate y nosotros dijimos no, porque las palabras modernización laboral no nos gustan, tampoco reforma laboral. No fuimos capaces de entender que teníamos que hacer un cambio con el sector empresario y qué mejor que hacerlo por actividad. Entonces postergamos un debate que se venía y hoy nos encontramos con que 5, 10, 150 diputados dicen cómo tiene que ser la producción en la Argentina, cómo regular las actividades. Es una locura. Nadie llamó para consultar al sector empresario ni al sector del trabajador. Es parte de la forma en que se resuelven los problemas en la Argentina.
¿Ves una desconexión importante y peligrosa entre política, empresarios y trabajadores?
Exactamente, hay una crisis institucional a nivel general. También el sector empresario tiene muy poca organización, salvo algunas actividades o alguna empresa muy grande. Cuando uno observa quiénes son los que generan empleo en Argentina, se da cuenta de que son las PyMEs. Sin embargo, no tienen participación en la toma de decisiones a nivel político. Tampoco la tuvo el sindicalismo en esta Ley de Bases. Quieren resolver el problema sin convocar a todos los actores a la mesa y así es difícil lograrlo. Pero no hay que caerle solamente a este gobierno. También son culpables los que han pasado y no quisieron plantear 10 puntos para salir adelante, entre los que tienen que estar educación, salud, trabajo, producción… no se dio esa charla, así estamos y parece que vamos a seguir así un tiempo más. Todo es confrontación y nada de debate. Mientras tanto, siguen los egos de los mismos de siempre, conduciendo los destinos de la Argentina. Vemos el papelón del PRO, que ahora dice que son imparciales y al peronismo con todas sus facetas, haciendo berrinches de inmaduros en temas demasiado importantes para la Argentina.
Hay muchas organizaciones de PyMEs, que son poco representativas…
Sí, claro. Cada actividad tiene su cámara que representa a la actividad, pero nadie convoca a esa gente que es muy importante para el país. Es la que aporta trabajo, capital, inversiones. Es parte del problema que tenemos hace un montón de tiempo. Tampoco a nivel sindical se ha convocado. No hay unión o convivencia para plantear un plan en conjunto que nos saque de esta situación. Hay que hacer una autocrítica respecto al trabajo conjunto que no se ha dado.
También hay una cuestión de confianza…
Es así. Lo vemos todos los días en los altos y bajos de la moneda. Todo en base a supuestos, a comentarios y en realidad tres o cuatro vivos nos dicen cómo tienen que estar las cosas.
Casi no hay diálogo entre el sindicalismo y el gobierno de Milei. ¿Se debe buscar otra estrategia?
Las dos partes eligieron una manera de resolver las diferencias totalmente equivocada. Primero, el sindicalismo y no me pongo colorado en decirlo, eligió un camino de confrontación muy rápido. No le dio tiempo al gobierno. Las primeras señales del gobierno fueron malísimas. También hubo una muestra del gobierno de no querer conversar con los sectores que conducen el país, el empresariado, el sindicalismo, todas las partes que históricamente conocemos. Veo errores de las dos partes, estamos a tiempo de solucionarlo. Hay charlas extraoficiales, pero no somos parte, pocos gremios que tienen acceso. Ojalá que con la designación de Guillermo Francos, que parece el único que tiene intenciones de conversar, pueda entablarse una línea. El gobierno ha tratado mal a varios sectores de la sociedad. Entonces, se entiende a los que no quieren hablar.
El gobierno tiene un discurso antisindical…
Lo han tenido varios, también Mauricio Macri. Sin embargo llamó a dialogar y ver la posibilidad de buscar una salida conjunta. También tenemos la responsabilidad de darle gobernabilidad al gobierno actual, la posibilidad de que implemente alguna de sus medidas, oponiéndonos a las que no nos parecen correctas. De todas formas, creo que las dos partes se pintaron la cara muy rápido.
Hubo un acercamiento entre Milei y Luis Barrionuevo, pero rápidamente se diluyó…
Sí. Lo que pasa es que como estábamos, tampoco podíamos seguir. Algunos entendieron que este era un mejor camino. El momento económico es muy malo, las proyecciones no aparecen y veremos cómo podemos dar una mano entre todos. Tenemos que velar para que al gobierno le vaya bien y termine su mandato. Después la gente tendrá la posibilidad de reelegir o buscar otra alternativa.
¿Genera alguna expectativa el Pacto de Mayo para el sindicalismo?
No, esto ya pasó en Córdoba y no fue nadie. Es poco seria la convocatoria porque realmente no hay diálogo, ni proyecto. Te llaman, te convocan y dicen estos son los 10 puntos que tenés que firmar para el crecimiento del país. No se discute nada. ¿Qué sentido tiene? ¿Quién va a ir? Parece que está más pensado para el exterior que para nosotros. Me parece una oportunidad totalmente desperdiciada.
¿Cómo está la situación en Zona Franca?
Muy complicada, de las peores métricas que tenemos en todas las actividades. En noviembre y diciembre ingresaban entre 1400-1500 contenedores mensuales y ahora estamos por debajo de los 300 . Eso hace que tengamos que atravesar un momento difícil en toda la cadena del empresariado. De nuestra parte tratamos de poner lo mejor para evitar la pérdida de fuentes de trabajo. Eso hace que estemos muy cerca del empresario, tratando de buscar alternativas, para que la gente no pierda su empleo.
Hay un fuerte avance de la inteligencia artificial, la robotización… ¿Cómo lo enfrenta el sindicalismo?
Es verdad, pero el avance tecnológico da la posibilidad al operario de capacitarse, estar a la altura y conseguir otro puesto dentro de la empresa. Sin duda, hay tareas que el avance tecnológico lleva puestas. Tenemos un centro de formación, damos cursos y nos capacitamos permanentemente sobre lo que puede llegar a venir en nuestra actividad. Cuando surgió la posibilidad del sorter de Mercado Libre, que procesa más de 14 mil paquetes por hora, hicimos un curso intensivo y estudiamos logística para estar a la altura de las circunstancias, para entender qué función iba a cumplir ese sorter y cómo podíamos perfeccionarnos. Hay avances que no podemos evitar y tenemos que estar preparados para ocupar los lugares que van surgiendo con la tecnología.
¿Lo ven como una amenaza?
Sí, es una amenaza que nosotros no podemos frenar. Si no hay una política detrás de eso, de cómo se va a regular la tecnología y queda en el sindicato de Carga y Descarga, es muy poca la confrontación que se puede hacer. Debería ser una política nacional sobre qué va a pasar en los próximos años, porque la robotización está buenísima, pero ¿a qué costo? Si vamos a tener 300 o 400 personas menos por una máquina, ¿a quién le sirve? Quizás para el empresario sea positivo, pero es una política que se tiene que discutir. Es una amenaza y si no nos preparamos, va a ser muchísimo peor.
El empresario dice que una máquina no se enferma, no pide aumento, no saca vacaciones… y hay muchos sindicalistas de 80 años. ¿Están al tanto?
Lo de la edad y los años en el cargo no me afecta si la persona ve los problemas reales. . Puede tener 40, 80 años de edad y estar desde 50 o 10 años en el cargo y no ver lo que se viene. Si no está preparado para dar esas discusiones ni está atento a cómo mejorar la actividad, ahí radica el problema. Será muy poco probable que los resuelva. Cada vez que nos toca viajar a algún congreso, preguntamos qué está pasando en los demás países donde hay actividades similares. Vemos cómo se desenvuelven, qué va a venir, preguntamos al sector empresario qué necesitan. La tecnología genera menos problemas, menos dolores de cabeza, pero ¿qué hacemos con la gente? ¿Dónde va a quedar cuando esté todo robotizado? No es solamente una persona o una organización la que tiene que dar este debate.
En gran parte del mundo, hasta los empresarios hablan del salario básico universal…
Sí, pero hay cosas que van más allá del salario. La dignidad de la persona, el desarrollo, la posibilidad de crecer, de desenvolverse, son valores que van más allá de tener la heladera llena o satisfacer las necesidades básicas. Puntualmente, en la Argentina, serían cuatro o cinco las personas que se benefician de esas cosas. ¿Tiene sentido sacarle el trabajo a 5 o 6 millones de personas para que cuatro o cinco ganen más plata? Esas son las discusiones que tenemos que dar, lo que hay que pensar. Lo que pasa es que esas cuatro o cinco personas ejercen más fuerza que los restantes argentinos. Ahí está el desequilibrio. Son muy pocos los que se benefician y muchos los que se perjudican. Pero la política gira en torno a ese grupo de élite que termina decidiendo qué va a pasar con nuestras vidas.
¿Cómo ves la idea de negociar las paritarias por empresas?
Depende de la actividad y los momentos. Ahora, como hay una baja inflacionaria, uno puede proyectar quizás una paritaria un poquito más larga. En nuestro sector, lo que hemos hecho durante todo el año fue negociar mensualmente porque la realidad es que no teníamos un panorama de qué iba a pasar. Lo fuimos resolviendo mes a mes, conversando con el sector empresario. Hay una baja de la inflación a un costo altísimo, pero una baja al fin y se puede proyectar un aumento de dos o tres meses. Con tantas actividades y modificaciones, todo lo que sea negociaciones mano a mano con el sector empresario, sirve y rinde. Es mucho más jugoso que hacer algo a nivel general que beneficia a unos y quizás perjudique a otros. Me parece que esa es la tendencia y se debería ir por ahí.
¿Cómo impactará la desregulación de obras sociales que propuso el gobierno?
Es un perjuicio muy grande para las prepagas y las obras sociales. Las prepagas solamente representan a una porción de la sociedad que puede llegar a pagar un diferencial sobre los aportes que hace. El resto va a caer en las obras sociales, son monotributistas que hacen un aporte muy bajo y reciben prestaciones totalmente fuera de lo que aportan. Hay un desfinanciamiento total de las obras sociales que están haciendo un trabajo muy importante y es muy poco reconocido. En la pandemia se tuvieron que hacer cargo de gastos fuera de lo que uno recibe, con aporte solidario del sindicato para sostener la salud de un montón de personas. Hoy nadie regula los costos de la salud. Te encontrás con un profesional o clínica que pasa una factura sin consultártelo y tenemos que hacer frente con ingresos que no van a la par de la suba de esos costos. Ahí tenemos otro tema, porque no encontramos funcionarios con quien hablar, para explicarles las preocupaciones que tienen las obras sociales, el desfinanciamiento. El Estado retiene gran parte de lo que nosotros derivamos y no lo devuelve en tiempo y forma. Eso hace que tengamos que salir a cubrir gastos y nunca lleguen los reintegros correspondientes.
¿Para los próximos 10 años te imaginas un sindicalismo con un rol más fortalecido o debilitado?
Ojalá que sea más fuerte, porque tiene un montón de cosas para aportar a la sociedad y al país. Pero más allá de eso, todas las personas que quieran ser parte de lo que se viene en la Argentina tienen que tener un plan. Estar por estar no tiene sentido. Ojalá que el sindicalismo sea parte, pero con una idea, un proyecto sobre el país que queremos, por lo menos desde nuestro sector. Espero que saquen las mejores ideas, que cada sector de la sociedad haga su aporte y de una vez por todas tengamos un crecimiento sostenido en el tiempo. Hoy no hay movilidad social ascendente. Todos estamos empeorando un poco nuestra situación y la realidad es que no lo merecemos. Tenemos todo, recursos, gente, capacidad, lo único que nos falta es que los cuatro o cinco que toman decisiones dejen un poco de lado los egos y traten de buscar lo mejor para todos.