A pocas horas de la presentación del libro “Mirando al futuro”, cuya autoría compartió con Marta Barros, el doctor Orlando Ferreres, dialogó con Ser Industria Radio. Durante la entrevista hizo un repaso de momentos críticos del país y abordó cuestiones claves de la actualidad.
El economista, presidente del Centro de Estudios Económicos OJB, cuenta con una amplia experiencia en el sector privado, donde ocupó cargos gerenciales en grandes empresas. También se desempeñó como secretario de Coordinación y Programación Económica durante la primera etapa de la presidencia de Carlos Menem.
El reconocido especialista consideró que el gobierno de Javier Milei va en camino a balar la inflación al 2% mensual para fin de año y después va a quedar “arreglar los precios relativos”. Asimismo, señaló que “el dólar está atrasado y por eso no se liquida toda la exportación de soja que se podría o de maíz, girasol u otros productos”.
Al respecto, estimó que el tipo de cambio debería rondar los $1430 y expresó además que la decadencia argentina se debe principalmente “a la emisión, que surge del gasto público excesivo para la economía del país”.
¿Qué lo inspiró a escribir este libro?
Este libro representa la posición que tenemos en el estudio OJF y Asociados. Repasa un poco la historia, qué pasó en los principales rubros. Cómo Argentina al principio estaba entre los países desarrollados y subdesarrollados, después fue subiendo hasta tocar el borde, en cuanto a ingreso per cápita, de los países más desarrollados, se alejó mucho de los países pobres. Hacia 1910 estábamos entre los primeros países del mundo por riqueza. Después, en los últimos 100 años, caímos hasta llegar donde estamos ahora.
¿Cómo define la posición actual?
Si seguimos así, vamos a estar debajo del conjunto de países desarrollados en cuanto a PBI per cápita. El libro muestra que es necesario un cambio de tendencia. Creo que eso lo hemos intentado cuando estuvimos en el gobierno. Trabajé en Bunge y Born durante 23 años en economía y en finanzas, llegué a ser director de varias empresas, gerente general y director ejecutivo de algunas de ellas. Tengo experiencia en el sector privado y eso me permite saber qué es lo que puede necesitar en inversiones el sector productivo, qué se puede necesitar para contener la inflación, lo que refiere a mejorar el Producto Bruto, tasa de interés y todas las variables que hacen al presupuesto para cada año.
Usted llegó al ministerio de Economía en un momento muy difícil…
Estuvimos al inicio del gobierno de Menem. Fue en julio del 89, época de la hiperinflación de Alfonsín, que en su último mes dejó un indice de 297%, casi cuatro veces más que lo que teníamos el mes anterior. A los dos meses bajó al 6%. Evidentemente la inflación se puede parar muy rápido si uno tiene un modelo econométrico que muestre cómo es el factor productivo en la Argentina y pueda calcular los salarios, las tarifas, la tasa de interés, etcétera, todos los insumos que una empresa tiene que tomar para producir y vender. Esa es nuestra experiencia. El libro refleja esa actitud y nos da una perspectiva de 150 medidas, algunas de las cuales contempla la Ley de Bases que sacó Milei y otras no. Por ejemplo en el área de trabajo y economía laboral, exigimos bastante más para desarrollar mejor el país.
¿Cuáles son las razones de la decadencia argentina?
Básicamente, emitir más dinero del que uno gana a lo largo del tiempo. Eso produce una emisión que se llama inflación y después se traduce también en luchas contra el asalariado, contra los precios, las tarifas… o sea en los distintos sectores productivos, pero esas son cuestiones secundarias. Lo principal es la emisión que surge del gasto público excesivo para la economía del país. Por eso se sacó una Resolución por la cual el gasto público consolidado, nación, provincias y municipios, no puede pasar de 25% del producto como máximo, para que la economía argentina funcione sin inflación. Si no, se produce el exceso, aumento de impuestos, deuda y después emisión, que genera la inflación.
¿Cómo se organizan la economía y la sociedad ante estas situaciones terminales, que se repiten como fue en el 89?
En julio del 89, la inflación fue equivalente de 46.500.000% anual, un número de hiperinflación. Ahora se habla de que fue de 17.000%, el equivalente de una semana, pero en realidad, una publicación de un mes entero dio ese número. En aquellos momentos pasé varias noches sin dormir, pensando por dónde empezar al día siguiente. Primero tomamos un conjunto de decisiones macroeconómicas y después decisiones individuales para cada uno de los sectores. Quisimos sacar las 150 medidas que teníamos en aquel momento, pero solamente se ejecutó el 6% en el periodo que estuvimos. Después con Herman González y Cavallo se ejecutó más o menos otro 46%, con Roque Fernández prácticamente no hubo más decisiones estructurales, con lo cual el país pudo ser revertido. Ahora, Milei quiere reiniciar el liberalismo a través de un programa económico y político-cultural que está llevando adelante con bastante exactitud y pienso que va a dar resultados.
¿Pueden avanzar y sostenerse estas reformas teniendo en cuenta la constante confrontación que plantea el Presidente?
Creo que sí, porque ese es el estilo que siempre tuvo. Lo conocí en Aerolíneas Argentinas 2000. En algunos almuerzos y otras reuniones, siempre quería tener algo de razón. Es su estilo. Es una buena persona y conoce mucho de teoría económica. No conoce la aplicación concreta a una gerencia general de una empresa para ver cómo evoluciona con el negocio. cómo se hacen las ventas, cómo se cobra, cómo se hace para colocar los intereses, la gestión diaria y pagar los sueldos todos los meses. Eso no tuvo que hacerlo porque fue asesor de inversiones. Pero tiene una imagen de las dificultades que enfrenta el sector privado para realizar cosas en una Argentina tan difícil como fue esta de la inflación muy alta.
Generar confianza es clave para la economía. ¿Cómo se alcanza ante el mercado?
Se logra a través del tiempo, no en un solo día. Cuando asumió Menem como Presidente, quiso que el ministro de Economía fuera de Bunge y Biorn para cambiar su imagen, que era un poco nacionalista. Hablaba mucho de las Malvinas, de que Inglaterra devuelva las islas, del salariazo, frases así. Nosotros le dimos una estructura más de país a la Argentina que después continuó con los distintos ministros, especialmente con Cavallo que logró la convertibilidad. Eso no hubiera sido posible si no hubiéramos sacado la ley de Emergencia Económica y de Reforma del Estado que hizo Dromi en aquella época. Trabajamos todo el tiempo para hacer frente a la realidad que se venía encima siempre.
¿Cómo analiza la suba del dólar blue que tocó los $1.500?
El dólar depende mucho de la inflación que en junio fue menor de lo que esperábamos. Estimamos 5,6% y dio 4,6%, porque se frenó mucho, sobre todo por la caída del precio internacional de los alimentos, a pesar del aumento del 2% en el tipo de cambio. Hay un momento en el cual uno tiene que decidirse por cuáles son las acciones a desarrollar. En este momento el gobierno está teniendo una inflación que trata de llevarla al 2%, que es la tasa de devaluación que tiene. Posiblemente lo pueda lograr de acá a fin de año. Pero después le va a quedar arreglar los precios relativos, esa parte va a quedar pendiente. Falta, por ejemplo, 20% en la nafta, no sé cuánto en la electricidad, el agua, el gas… Hay varios déficits a superar en el tiempo arreglando los precios relativos para que el país se normalice.
¿Ve una reactivación en algunos sectores?
Sí, reactivación y sobre todo crecimiento en el sector agrícola, que el año pasado tuvo sequía, ahora tiene un crecimiento muy importante. Por ejemplo, la soja aumentó 100% su producción en volumen, el maíz más o menos un 60%. También la minería, el petróleo y gas aumentaron bastante, el litio… Hay sectores que van mejorando. Lo que queda rezagado es la industria, que más o menos está cayendo un 9, 10%, la construcción un 20% aunque mejoró un poco, pero sigue siendo negativa. El comercio también está mal, básicamente porque los salarios reales y las jubilaciones reales están con serias dificultades. La parte social no está andando como se esperaba.
¿Cuál es el papel que debe desarrollar la industria?
La industria tiene que ser competitiva. Si se produce aceite de girasol o de soja, tiene que ser el que se va a vender al exterior, porque es al menor precio que se pueda conseguir. Hay muchos derechos de importación para proteger a la industria local, como sucede con Tierra del Fuego, que tiene una serie de ventajas que le representan US$1.500 millones anualmente a esa región tan chica. Eso es posible porque no pagan los impuestos o los cobran con mucho menor rigidez que en otros lados. Brasil tiene lo mismo en el norte, una zona franca. Pensamos que la industria tiene que encontrar aquellos sectores que son rentables, competitivos y deben enfrentarse, por ejemplo, a los textiles de China y de otros países que también son de buena calidad. Antes no lo eran, ahora sí y eso complica un poco, porque de China también vienen los iPhones y todos los teléfonos celulares, que después se arman en Tierra del Fuego y se exportan a la Argentina como si fueran productos nacionales, pero no lo son. No tienen fábricas ni producen, salvo algunas excepciones importantes. También tenemos un impuesto de importaciones de 35% para muchos productos y eso es para el MERCOSUR, es como una especie de barrera dentro de la cual se pueden desarrollar algunos productos donde no se pagaría impuesto, pero siempre que vengan del MERCOSUR. Si vienen de afuera del MERCOSUR tienen que pagar ese arancel externo común de 35%, que obviamente hasta Brasil quiere bajar y nosotros tenemos que pensar lo mismo. Creo que ese sería un punto importante.
¿Cómo pueden resolverse temas críticos como el cepo, la brecha cambiaria…?
Se van a ir resolviendo de a poco. El cepo ya es una estructura, no solamente una medida, abarca a muchos sectores. Por ejemplo, en una parte, no se pueden comprar más que US$200 por persona o por entidad, siempre y cuando no reciba planes, no haya viajado al exterior ni obtenido algún subsidio del Estado por otra vía. Y así con el impuesto país, que es de 17,5%, posiblemente se va a terminar a fin de año. Inclusive podría bajar 10 puntos en agosto o septiembre, también tiene que empezar a aflojar. Obviamente nos fuerza a ir hacia determinada producción, pero después sería a los sectores donde seamos relevantes, competitivos, como pueden agricultura, ganadería, minería, el petróleo y el gas, Vaca Muerta, el litio, el turismo… Milei está hablando con muchos empresarios para que inviertan en inteligencia artificial en Argentina. Hay varios sectores que pueden tener alguna competencia. Las empresas que queden, tendrán que establecerse tres niveles. Uno, donde están aquellas que son competitivas perfectamente. Otro en el cual existen dudas acerca de si es o no competitivo, que tendrá que estudiarse bien para darles los incentivos para que puedan funcionar. Y otro, que por ahí no es competitivo, al que habrá que darle los recursos financieros para que puedan transformarse y así tener un país súper competitivo. Creo que es la solución del tema de Argentina.
¿El dólar está atrasado?
Sí, porque el tipo de cambio que correspondería tener está más o menos en $1430 por dólar, teóricamente. Eso equilibra el balance de pagos con respecto a todos los países a los cuales exportamos, caso de Brasil, China, Europa, Estados Unidos… Estamos en un nivel que está en los precios libres, aproximadamente. En tanto que el tipo de cambio oficial está en $920 por dólar. Por más que se exporta una parte por el contado con liquidación, que está en $1400 y algo y eso nos da $1016 por dólar. Igual está atrasado y por eso no se liquida toda la exportación de soja que se podría o de maíz, girasol u otros productos que están disponibles. Están esperando un tipo de cambio que responda más a sus necesidades, a sus deudas, etcétera, que tendrán que ver de qué forma lo van a tener que realizar. Si no, tendrán que ir exportando a estos precios, pero con la menor cantidad posible en cada momento. Junio no fue un buen momento para las reservas del Banco Central, que prácticamente no aumentaron.
Si volviera a estar a cargo de Economía, ¿qué medidas urgentes tomaría?
Creo que habría que tomar medidas en función de las necesidades más urgentes en lo que es macroeconómico. Entre ellas, que no tengo muchas reservas del Banco Central en dólares. Las reservas netas, líquidas, están muy bajas o cerca de cero. Entonces tengo que tener un tipo de cambio adecuado que me garantice la liquidación de exportaciones. Las importaciones también pagan el impuesto país, o sea, están a $1.450 por dólar, eso hace fluctuar las importaciones hacia abajo. Después, arreglar salarios, jubilaciones y ponernos en su valor lógico de acuerdo a la productividad del trabajo, que obviamente no creció. El problema de Argentina es que nosotros producimos más o menos por obrero ocupado, tomando todo, incluyendo el Estado, unos US$33 mil por persona por año. En Estados Unidos, producen US$155 mil. Si un graduado argentino fuera a trabajar en Estados Unidos, cobraría unas cinco veces más que en nuestro país. Arrancaría por eso, aunque es tan grande la cantidad de puntos que hay que arreglar que uno no sabe por dónde empezar.
¿El sistema previsional es inviable?
Claro, es otro tema. Cristina transformó en estatal al servicio de jubilación privado y se quedó con todos esos recursos. Obviamente, es una barbaridad lo que se cobra para mantener a tal nivel de jubilaciones. Con más o menos 9% del salario alcanzaría para cubrir el 100% de las jubilaciones de un hombre y con 10,6% para las mujeres. Hoy la tasa de recaudación del ANSES es bastante más grande, es 27-28%, según sea casada o soltera la persona. Este tema hay que arreglarlo de nuevo y encontrar la fórmula para que todos puedan aportar a las jubilaciones. Por ejemplo, que se haga un depósito jubilatorio en el Banco Nación y se vaya cobrando intereses, para que cuando la persona se jubila pueda cobrar una especie de renta vitalicia de la jubilación privada, aunque no sea regular lo que deposite todos los meses, sino dependiendo del momento en que gane dinero. No todos trabajan en relación a dependencia. Tenemos los informales, que no aportan nada y también tratan de cobrar jubilación. Hay mucho para arreglar en este tema.