Bodegas de Argentina (BdA) y Banco Supervielle realizaron un encuentro para analizar la situación de los mercados mundiales de vino. En la oportunidad, el ingeniero Javier Merino, Responsable del Centro de Estudios Económicos de Bodegas de Argentina (CEEBA), expuso el Informe Estadístico del Sector Vitivinícola del Primer Semestre de 2024.
La actividad se desarrolló en Bodega Norton, ubicada en la ciudad mendocina de Luján de Cuyo, con la presencia de bodegueros mendocinos y de otras provincias productoras de la región.
En diálogo con Ser Industria Radio, el ingeniero Merino hizo referencia a los principales desafíos que enfrenta esta industria a nivel global. Asimismo, advirtió que Argentina está “perdiendo mercados” y que los niveles de actividad “han disminuido”.
No obstante, expresó que muchas bodegas “están siendo exitosas en este mundo” y que hay que invertir para adaptarse a las crecientes exigencias del mundo, “especialmente, en temas como la sustentabilidad”.
¿Cuáles son los desafíos internacionales para la vitivinicultura?
En primer lugar, el mundo. Porque atraviesa una crisis económica importante y un factor desequilibrante, en estos años que ha sido la inflación del 8 o 9%. En Argentina somos muy expertos en inflación, pero para otros países esto significa un impacto enorme para las importaciones de vinos, entre ellas las argentinas. Otro de los grandes desafíos, es que cada vez hay una mayor competencia en el mercado, el consumo mundial está cayendo y los países de las mayores importaciones empujan el mercado, hecho que se hace bastante complejo para nuestros exportadores.
¿Hay otros?
Si. El tercero, es el acelerado cambio de hábitos de los consumidores. Ya no tenemos el mercado de vinos de hace tres, cuatro, cinco, diez años atrás. Hoy se exigen vinos con menor alcohol, que respeten estabilidad…Y por último, los exportadores argentinos están débiles para hacer la gran cantidad de cambios que necesitan para adaptarse a las problemáticas. Hace muchos años que a la industria del vino no le está yendo bien en Argentina. Por lo tanto, las empresas han invertido poco y se enfrentan a la necesidad de invertir muchísimo más. El panorama es complejo y muy desafiante.
¿Se están perdiendo mercados?
Sí. Argentina hoy tiene un share de penetración del mercado mundial apenas encima del 2%, cuando llegó a estar en 3,5%. Ha perdido un espacio enorme. Solo el último año, mientras que el mundo cayó a una tasa del 8-9% anual de intercambio mundial de vino, Argentina cayó casi al doble de eso. De esta caída, la mitad es culpa del mundo y la otra mitad de la Argentina misma, de la macroeconomía.
¿Cuáles son esas razones endógenas?
Podemos ver varias. En un contexto tan adverso como el que tuvo Argentina en los últimos años, básicamente, hubo poca capacidad de inversión. La disponibilidad de créditos para las bodegas ha sido bajísima, con lo cual no tuvieron acceso a los recursos que les permitieran invertir. Obviamente las altas tasas de inflación no han colaborado, porque significan altos niveles de incertidumbre y eso disminuye las inversiones. Todo esto le ha hecho perder capacidades competitivas. Así que hay un conjunto de influencias locales, en la caída de exportación de vino. Las empresas exportan vino embotellado, a medida que el tipo de cambio es más bajo, lo que hacen es discontinuar líneas a bajo precio en los mercados mundiales porque no son rentables, no les da el margen. Así ha desmejorado la capacidad exportadora argentina.
¿Qué porcentaje de la producción se exporta?
Aproximadamente entre el 25 y el 30% del volumen total de vinos. Y si uno lo mide por ingreso, por plata exportada, alcanza el 40%. Los beneficios internos se deterioran mucho y la que ha venido a salvar algo de la rentabilidad de las bodegas o apalancar, ha sido la exportación. Por lo tanto, en este año que ha caído tanto esto que venía como salvavidas no pudo cumplir la función. Además la apuesta de todos los países del mundo es el mercado internacional, no solamente de Argentina.
¿Este panorama provocó el cierre de bodegas?
En general, más que cierres, se disminuyeron los niveles de actividad y hubo algunas absorciones y compras por parte de las bodegas más grandes.
¿La falta de inversión es en bienes de capital?
Sí. También ha cambiado el foco de la inversión. En los últimos años la vitivinicultura argentina invirtió, a nivel de bodegas, aproximadamente el 5% de la venta total. Es un estándar que está en la mitad de la década pasada. Cuando hablamos de lo que se invierte, hoy la necesidad está más en mejorar todo el stock de capital que en capital mismo. O sea, mejoramiento de viñedos, de fraccionamiento… Y hay una inversión que están haciendo las bodegas de todo el mundo, las que son exitosas, en activos internos. No solamente inversión en marca, imagen y demás, sino en una gran cantidad de intangibles, como el relacionamiento con los clientes, la idealización de los proveedores, organización, conocimiento, que les permiten ser más competitivos.
Y esto se da en un contexto de mayores exigencias globales, como la trazabilidad…,
Exactamente. Las exigencias del mundo cada vez son mayores en temas como la sustentabilidad. En Argentina tenemos alrededor del 10% de la superficie plantada con viñedos para uvas orgánicas y el mundo demanda ese tipo de viñedos. Hay que invertir, para cumplir con el mandato de los mercados mundiales, una inversión tecnológica importante, para mejorar la productividad de los viñedos.
¿Los cambios de consumo se dan puntualmente en algunos países?
Es un tema que se registra a nivel global o por lo menos en los mercados más potentes, como los Estados Unidos, Europa, ni hablar de nórdicos. Se da en general en todos los mercados de tendencias y con mucha más exigencia. Es algo a lo que no podemos escapar.
¿Cuál es la nueva tendencia del consumidor?
Primero, va hacia vinos más del año, más livianos, de menor carácter alcohólico, de menor carácter de azúcar, los saludables. Hay un repunte a nivel mundial de los espumantes, claramente los italianos, También, los nuevos consumidores, apuntan al tema del sustentable. Hay una mirada distinta del consumo del vino en lo que hace por lo menos una generación.
¿Cómo reaccionaron ante este informe los bodegueros?
Obviamente que la mayoría no son tan buenas noticias, pero la realidad es que hay muchas bodegas que están siendo exitosas en este mundo y la mayoría de estas decisiones son información para su toma de decisiones estratégicas. Mirando a las bodegas de una a una, hay varios modelos que han sido exitosos en las condiciones, cambios a veces muy estructurales de la gestión de los negocios… No todo en el promedio general ha estado a la baja. Algunos han funcionado bien e inclusive han ganado mercados.