El mercado castigó a los bonos por los ruidos políticos y falta de precisiones económicas. En materia política, una serie de desaciertos del partido de La Libertad Avanza hace que los mercados estén mezquinos a la hora de comprar bonos. Las peleas entre el Presidente y la Vicepresidenta, el rechazo del DNU por el aumento de partidas para la SIDE, la aprobación del aumento previsional, el nombramiento de Martín Lousteau en la presidencia de la comisión bicameral de seguimiento de los organismos de inteligencia y ciertos ruidos entre La Libertad Avanza y el expresidente Macri hicieron que se abortaran las subas en los mercados. Prácticamente quedó en el olvido el papelón del expresidente y su pareja, algo que no deberíamos olvidar.
En materia económica, el gobierno sigue mostrando superávit gemelo, hay superávit fiscal y comercial. A esto le tenemos que sumar que, en el mes de agosto, el Banco Central retomó la compra de dólares, acopiando más de US$ 530 millones. Las reservas suman US$ 27.656 millones, pero el mercado espera algo más.
Hay un fuerte ruido con la llegada de fondos frescos del exterior, se presume que el oro que partió a Inglaterra sumaría unos U$S 2.000 millones y se encamina a garantizar un préstamo para el país. Un banco internacional podría aportar fondos contra la entrega de bonos, pero la tasa de interés no convence. El ministro viajaría a Arabia Saudita y Emiratos Árabes en busca de fondos frescos. Nada está confirmado.
El cepo difícilmente pueda eliminarse en el año 2024, las reservas son negativas y el stock de pesos muy elevado. Todo quedará relegado para el año 2025. El acuerdo con el FMI no saldrá en el año 2024, tendrá que esperar paciente las elecciones en Estados Unidos para definirlo en el primer trimestre del próximo año.
Según datos del boletín fiscal del primer trimestre del año 2025, la deuda de capital a vencer con el FMI en el año 2025 es US$ 0; en 2026 US$ 1.103 millones y en 2027 US$ 4.303 millones. En total, vencen US$ 5.406 millones en lo que resta del mandato de Javier Milei.
En concepto de intereses con el FMI, vencen US$ 3.307 millones en el año 2025, US$ 3.032 millones en 2026 y US$ 2.864 millones en 2027. En total vencen US$ 9.203 millones
Sumadas ambas partidas, hay que pagarle al FMI unos US$ 14.609 millones en lo que resta del mandato presidencial. Sería prudente firmar un acuerdo para conseguir estos fondos del FMI y no incrementar la sangría de reservas, algo difícil pero no imposible.
Para el mandato presidencial 2027/31 quedan por vencer US$ 26.534 millones de capital y US$ 6.540 millones de intereses, lo que implica levantar vencimientos por US$ 33.074 millones.
Argentina debería firmar en breve un acuerdo con el FMI para despejar dudas sobre la solvencia intertemporal de su deuda. Sin embargo, no hay vencimientos a corto plazo que le quiten el sueño. Si bien Argentina necesita un acuerdo, el FMI también lo necesita, la exposición con Argentina suma una deuda de capital de US$ 42.963 millones y en concepto de intereses, US$ 18.233 millones, lo que equivale a una deuda de US$ 61.196 millones.
El FMI pretende aplicar su viejo manual con Argentina, conseguir que el país incremente sus reservas mediante una devaluación que le permita aumentar las exportaciones y restringir las importaciones, sin importar lo que suceda en el plano social, donde los trabajadores de escasos recursos se verán afectados por una nueva transferencia de ingresos que los dejará en clara desventaja.
El gobierno pretende mostrar solvencia fiscal, con un presupuesto superavitario, sin financiamiento del Banco Central, un tipo de cambio que se moverá al ritmo del 2,2% mensual y una inflación en clara desaceleración. Si a esto le sumamos que la balanza de pagos es positiva y nos devuelve una suba de reservas, no deberíamos preocuparnos por la salud financiera del país.
Es probable que la Reserva Federal de Estados Unidos baje los tipos de interés el 18 de setiembre próximo. La economía americana ha creado menos empleos que los informados, con lo cual está desacelerando a un ritmo más fuerte que el esperado. Las medidas a tomar en el país del norte alientan a pensar que vamos a un aterrizaje suave de la economía, con un dólar que podría devaluarse, mientras que el real y el yuan podrían fortalecerse, algo que favorecería a Argentina, ya que nos alentaría a pensar que estamos en zona de piso para las materias primas que exportamos y el peso podría sostenerse en los valores actuales.
Una baja de tasas en el mundo podría generar una subida de los mercados emergentes. Sin embargo, muchos bancos le bajaron la calificación a México por una reforma judicial que llevará adelante y que podría quitarles seguridad jurídica a las inversiones. Argentina es el caso contrario, ya que algunos bancos evalúan mejorar su calificación, lo que permitiría una inversión adicional de unos US$ 1.000 millones en matará financiera.
El cepo sigue, el acuerdo con el FMI es una necesidad para Argentina y también para el organismo internacional. La tasa en el mundo bajaría y las monedas de los principales socios comerciales podrían revaluarse. Si el gobierno ordena la tropa y baja el ruido político, tenemos a la vuelta de la esquina una suba importante de los activos financieros locales.