Javier Milei, entre sus principales promesas de campaña, incluyó la de reducir la inflación galopante, que alcanzó el 26% mensual tras la devaluación del peso en el último mes de diciembre. Desde entonces, con un alto costo social, ha logrado avanzar en ese camino hasta reducirla al 4% en julio, según el último dato publicado por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC).
El propio Presidente, su gobierno realizan “el ajuste más grande de la historia de la humanidad”. En el primer semestre de gestión, los datos económicos fueron muy preocupantes. La producción industrial y las ventas de consumo masivo tuvieron caídas significativas. A su vez, la inflación y los ingresos se encuentran ante serios e inocultables desafíos. Esto pone en dudas la sostenibilidad del programa económico libertario.
En diálogo con Ser Industria Radio, Micaela Fernández Erlauer economista de Fundar señaló que entre sus colegas “no hay ningún consenso sobre qué va a pasar en los próximos meses”, pero advirtió que “hay distintos frentes para tener en cuenta”.
La economista, señaló que uno de los principales focos está puesto en la disponibilidad de reservas. “En la primera parte del año, el Gobierno logró acumular reservas. Si bien siguieron siendo negativas las reservas netas, la compra de reservas diarias era positiva. Pero ahora llegamos a un punto en donde la compra de reservas es incluso negativa de forma diaria”.
Esta situación genera dudas sobre uno de los principales reclamos del sector empresario, como es la salida del CEPO. “Para salir del CEPO necesito liberar el precio del dólar, en qué precio se va a ubicar mientras la inflación sea persistente, la demanda de dólares siga alta y no tenga reservas suficientes para sostener esa demanda a un tipo de cambio que no sea demasiado alto”, señaló Fernández Erlauer.
En este sentido, remarcó que “el riesgo que se corre si se sale del CEPO con una inflación que sigue en 3, 4% y sin reservas suficientes para hacerle frente a una demanda galopante de dólares, es que el traspaso a precios puede ser muy alto“.
Asimismo, señaló el modelo económico “está mostrando un agotamiento, no tanto en términos económicos, sino en términos sociales. La pobreza subió un 10%. Los objetivos económicos que se habían planeado en un principio ya no los están pudiendo conseguir. El Riesgo País no sigue bajando. Las reservas no crecen. La inflación se estancó, entonces algo nuevo se debe hacer”.
Supuso que “el gobierno especula que con la ley Bases y el paquete fiscal, haya una entrada de dólares, pero eso no es certero. También es pan para hoy, hambre para mañana. Porque por un lado estás agotando los recursos naturales y por el otro estás prometiendo estabilidad fiscal por muchos años. Pero entonces, si prometes estabilidad fiscal, cómo vas a sostener el resultado fiscal. Está todo interconectado y parece que el Gobierno no tiene un plan de estabilización para bajar la inflación”.
Poder de compra
Los salarios en Argentina han sufrido una significativa pérdida de poder adquisitivo. El gobierno celebró hace dos meses que los sueldos lograron superar la inflación mensual. Pero la realidad es que esta victoria puntual no compensa el deterioro acumulado en meses anteriores.
Fernández Erlauer, explicó que “no se trata de cuánto lográs superar la inflación del mes, sino cómo venís ganando o perdiendo en los meses anteriores también”. Esta visión subraya que, en términos acumulados, los trabajadores formales y especialmente aquellos en la informalidad, han visto mermado su poder de compra.
Según los datos del INDEC, los trabajadores formales que acceden a negociaciones colectivas han perdido poder adquisitivo, aunque en menor medida que aquellos en la informalidad, donde el deterioro es más profundo. “La inflación acumulada al mes pasado superó el 200% interanual y los trabajadores que accedieron a paritarias no la alcanzaron, o sea que perdieron poder adquisitivo, pero perdieron menos que los trabajadores que trabajan en negro”, detalló.
Esta disparidad ha contribuido a un incremento de la desigualdad social. La pobreza, que ha aumentado en 10 puntos, refleja el impacto de las políticas económicas actuales, las cuales buscan que los salarios actúen como ancla para controlar la inflación.
La inflación no solo ha golpeado los salarios, sino que se ha visto influida por otros factores económicos. Entre ellos, las tarifas de servicios públicos como la luz y el gas, el tipo de cambio y los salarios como costo de producción.
El gobierno ha implementado políticas de reducción de subsidios a tarifas energéticas, afectando el consumo de sectores de altos ingresos. Según Fernández Erlauer, esta medida era necesaria, pero debía aplicarse con equidad, protegiendo a los sectores más vulnerables.
Esta pérdida de poder adquisitivo ha reducido el consumo, afectando directamente a la actividad económica que, desde diciembre del año pasado, ha mostrado una tendencia a la baja. “Mientras los salarios pierdan, el consumo cae y eso explica que la inflación también se haya sostenido en un piso más bajo”.