La industria metalúrgica argentina enfrenta una crisis que se profundiza con el atraso en la automatización de sus procesos, limitando su competitividad en el mercado internacional. Factores como la presión impositiva y la falta de financiamiento para inversiones erosionan los márgenes de rentabilidad, impidiendo que muchas empresas inviertan en tecnología y maquinaria avanzada.
Según la Asociación de Industriales Metalúrgicos de la República Argentina (ADIMRA), en septiembre de 2024 el sector registró una contracción interanual del 7,3%. Este retroceso afecta no solo al empleo y a la capacidad productiva, sino también a industrias dependientes, como la construcción y la automotriz, debilitando toda la cadena de suministro.
“Uno de los factores principales detrás de esta caída es la falta de incentivos fiscales y de financiamiento, que frenan las exportaciones y limitan la modernización“, explica Sergio Ferrero, CEO de Grupo BAW.
Además de la presión impositiva, la falta de inversión en tecnología y en capacitación técnica agravan la crisis, haciendo que las empresas tengan dificultades para adaptarse a los nuevos estándares de calidad y eficiencia. En contraste, sus competidores internacionales han avanzado en la automatización de sus procesos, logrando reducir costos y mejorar la calidad de sus productos.
Oportunidades de recuperación en sectores estratégicos
Para Ferrero, la modernización del sector metalúrgico enfrenta obstáculos como la falta de personal capacitado en tecnologías avanzadas y la escasez de crédito para adquirir maquinaria de última generación. Sin acceso a financiamiento ni un programa nacional de formación técnica, la industria metalúrgica permanece en desventaja, limitando sus posibilidades de adaptarse a las demandas del mercado actual.
Pese a este escenario adverso, la demanda de productos metalúrgicos en sectores como la minería y el petróleo ofrece una oportunidad de crecimiento. Según expertos de Grupo BAW, la necesidad de infraestructura y maquinaria en estos sectores puede abrir una vía de desarrollo para la industria, siempre que se implementen políticas fiscales y de financiamiento adecuadas.
A largo plazo, la automatización será esencial para que el sector recupere su competitividad. Además de mejorar la eficiencia, la automatización crea nuevas oportunidades laborales y requiere una formación técnica acorde a las demandas de las tecnologías avanzadas.