Según cifras oficiales, en 2023 más de 10 millones de personas llegaron a las paradisíacas playas de República Dominicana, consolidándola como el país más visitado del Caribe y el tercero de América Latina.
Sin embargo, a pesar del protagonismo del turismo en su economía, el gobierno del país isleño está apostando a diversificar su industria mediante el fortalecimiento de las zonas francas, un sector que ya representa un importante motor de desarrollo económico y social.
En este sentido, Johannes Kelner, viceministro de Zonas Francas del Ministerio de Industria y Comercio, subraya la relevancia de estas áreas especiales que ya suman casi 90 parques. “Las zonas francas generan 200.000 empleos directos y 600.000 indirectos. Son un eje fundamental para la economía dominicana, destacándose en la exportación de productos médicos, tabaco, desarrollo de software y servicios financieros. De hecho, los productos médicos son nuestro principal rubro de exportación, superando incluso al oro”, explicó el funcionario a serindustria.com.ar.
“En mi experiencia, he visto cómo este modelo impulsa la economía y crea oportunidades. Las zonas francas se han consolidado como un motor clave de desarrollo y creadoras de valor para República Dominicana”, manifestó Kelner.
Las zonas francas dominicanas, reguladas bajo la Ley 8-90 desde los años 90, ofrecen exenciones fiscales y aduaneras que fomentan tanto la inversión extranjera como el desarrollo de pequeñas y medianas empresas locales. Este modelo ha permitido que sectores como el tabacalero y el textil, compuestos mayoritariamente por empresas de capital dominicano, encuentren oportunidades para crecer y exportar. Pero además, pagando los impuestos correspondientes, pueden vender sus productos en el mercado local sin restricciones.
“Hoy tenemos muchas pequeñas empresas tabacaleras que han creado sus propias marcas y exportan a mercados europeos y estadounidenses. Esto demuestra que el régimen de zonas francas no solo beneficia a grandes multinacionales, sino que también impulsa a los negocios locales”, comenta el viceministro.
Además, la relación estratégica con Puerto Rico ha sido clave para el desarrollo de la manufactura de productos médicos, un sector que incluye a algunos de los fabricantes más grandes del mundo. Empresas puertorriqueñas han establecido plantas gemelas en República Dominicana, aprovechando la competitiva mano de obra dominicana y la proximidad geográfica.
Nearshoring y semiconductores
La tendencia global hacia el nearshoring ha abierto nuevas oportunidades para República Dominicana, especialmente en sectores de alta tecnología como los semiconductores. Kelner destaca que el país está trabajando activamente para posicionarse en el ensamblaje, prueba y empaque (ATP) de semiconductores, una industria en auge debido a la Ley CHIPS en Estados Unidos.
“Tenemos un plan de acción respaldado por un decreto presidencial y estamos desarrollando currículos en universidades para formar a profesionales capacitados. Sabemos que este es un proyecto a largo plazo, pero estamos construyendo una base sólida para convertirnos en un actor competitivo en este sector”, afirma.
Una de las grandes fortalezas de República Dominicana es su estabilidad política y económica, mantenida durante más de tres décadas. Según Kelner, esta continuidad ha sido un factor clave para que las empresas confíen en el país como destino de inversión.
“Además de la estabilidad, nuestra ubicación geográfica, la infraestructura logística –como el puerto de Caucedo– y la conectividad aérea, apalancada por el turismo, nos convierten en un punto estratégico para los negocios internacionales”, señala.
Las zonas francas dominicanas han logrado diversificar sus industrias, abarcando desde la manufactura de productos médicos hasta la producción de alimentos y bebidas icónicas. “Somos un país donde se produce desde catéteres para transfusiones de sangre hasta la piña colada más vendida en el mundo“, comenta el viceministro.
Aunque el país enfrenta desafíos para diversificar su imagen internacional y captar más inversiones en sectores emergentes, Kelner es optimista. “Estamos en un buen momento y debemos aprovecharlo. República Dominicana tiene todo para consolidarse como un hub industrial: estabilidad, conectividad, bajos costos operativos y un capital humano en constante desarrollo”, explicó.
El viceministro consideró que las “zonas francas son una herramienta clave para atraer inversión, transferir conocimiento, incorporar tecnología y mejorar el estilo de trabajo“. Esto se traduce en un impacto positivo en el capital humano, elevando las exigencias y capacidades del talento local.