La decisión de eliminar el Impuesto PAÍS sobre las importaciones de mercaderías comprendidas en la Nomenclatura Común del Mercosur (N.C.M.) representa un cambio crucial para el comercio exterior en Argentina. A partir de ahora, las operaciones de importación dejan de estar gravadas con este tributo, lo que se traduce en un alivio para las empresas que buscan fortalecer su competitividad.
Sin embargo, es importante señalar que el impuesto sigue aplicándose a otros servicios, como las contrataciones culturales y recreativas en el exterior, y a fletes y servicios de transporte vinculados a operaciones de importación o exportación.
El impacto de esta medida es destacado por Gabriel Salomón, director general de Jidoka, empresa especializada en logística y comercio exterior. “Con la eliminación del Impuesto PAÍS para las importaciones de mercaderías en Argentina se obtienen varios beneficios para las empresas importadoras, como ser principalmente la reducción del costo de importación, lo que permite aumentar la competitividad de las empresas importadoras”, afirmó.
Además, este cambio incide en aspectos fundamentales del negocio. “Mejora la rentabilidad y la posición en el mercado, mejora la liquidez y con esta tener más recursos para seguir invirtiendo; aumenta la generación de empleo, ya que con el aumento de la inversión y del comercio internacional, las empresas pueden crear más empleos”, subrayó el especialista.
Otro punto clave señalado por Salomón es el efecto en las zonas francas, espacios donde la mercadería importada permanece hasta su nacionalización. Ahora, con la eliminación del Impuesto PAÍS, estas mercaderías quedan exentas de la carga fiscal, lo que genera un alivio directo en los costos de las empresas que operan desde estas áreas.
Nuevas estrategias para aprovechar el cambio
Este nuevo panorama también implica ajustes estratégicos para maximizar los beneficios. Según Salomón, cada empresa debe analizar su situación particular para adaptarse a las nuevas reglas del juego.
“Por supuesto, cada empresa debe analizar su situación, pero es importante que no dejen de implementar cambios en su análisis de costos y precios, como así también analizar riesgos y oportunidades para ajustar la estrategia de negocio”, afirmó.
La optimización de costos y la mejora de la eficiencia en la cadena de suministro son elementos centrales para aprovechar este cambio. Salomón sugiere que las empresas revisen los costos de producción y distribución para identificar oportunidades de reducción, renegocien contratos con proveedores y ajusten precios y condiciones de pago.
Además, destacó la importancia de invertir en tecnología y sistemas de gestión que permitan un control más eficiente de los procesos logísticos y de inventarios.