Seguramente en 2025, la productividad y la eficiencia serán ejes principales en la agenda de la industria argentina. Ante ese contexto, el management japonés emerge como una herramienta clave para la transformación. Facundo González, cofundador de la consultora TAHO, responsable de la diplomatura en Lean Management de la Universidad ITBA y del programa JAME de Japón, destacó cómo esta filosofía puede redefinir el panorama empresarial argentino.
“Es de esperar que el próximo año los debates sobre la necesidad de una mejora en la eficiencia de nuestros procesos productivos estén en la boca de todos los industriales de Argentina”, afirmó González a serindustria.com.ar.
Ante los desafíos de un mercado globalizado y la apertura de las importaciones, las empresas deben reevaluar sus estrategias. “Sin duda, el management japonés ofrece soluciones adaptadas a las necesidades del empresariado local”, aseguró.
El Lean Management, conocido mundialmente como el modelo de gestión japonés, se ha consolidado como un recurso esencial para las empresas que buscan mejorar su eficiencia. “En Argentina, las barreras arancelarias que restringían el ingreso de ciertos productos perjudicaron la competitividad de las empresas locales. Pero más allá de los factores macroeconómicos, internamente las organizaciones han comprendido que el camino hacia la competitividad pasa por mejorar la eficiencia. En este sentido, no existe un modelo mejor que el sistema de gestión japonés”, afirmó González.
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Más de 150 empresas argentinas ya han adoptado esta metodología y más de 500 ejecutivos han participado en los programas. Este creciente interés refleja la comprensión del valor estratégico que este sistema ofrece en un mercado global competitivo y exigente.
Puentes culturales
Adoptar este modelo de gestión en Argentina implica integrar una filosofía profundamente arraigada en la cultura japonesa. “Ninguna empresa, ni en Argentina ni en América Latina, pretende adoptar completamente la cultura japonesa. La clave está en comprender qué aspectos de la cultura japonesa podemos introducir en nuestras organizaciones. Algunas rutinas pueden moldear los comportamientos organizacionales diarios, permitiéndonos sostener y potenciar los resultados a lo largo del tiempo”, señala González.
En lugar de centrarse únicamente en las herramientas o procesos, el modelo de las “4P” (por sus siglas en inglés), desarrollado por el Dr. Jeffrey Liker tras estudiar a Toyota durante tres décadas, ofrece una guía integral para lograr la excelencia operativa.
Este modelo incluye la Filosofía, que subraya la importancia de tener un propósito claro y una visión a largo plazo en la compañía, más allá de las metas inmediatas. Se enfoca también en los Procesos, promoviendo la eliminación de desperdicios que aumenten costos o demoren el flujo de valor hacia los clientes.
La tercera P, Personas y socios, prioriza la creación de equipos excepcionales, el desarrollo de liderazgo y relaciones sólidas con socios estratégicos. Finalmente, la Resolución de problemas establece un compromiso continuo con el análisis y la mejora de los procesos para garantizar resultados sostenibles.
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Empresas de todos los tamaños
El programa brinda a los participantes una comprensión profunda de cómo los principios del Lean Management pueden aplicarse en diversas escalas organizacionales, demostrando su versatilidad tanto para grandes corporaciones como para PyMEs. “Más de 150 ejecutivos han viajado a Japón a través del programa JAME, donde interactuaron con líderes empresariales japoneses de grandes, medianas y pequeñas empresas”, compartió González.
Las condiciones económicas volátiles de Argentina hacen imprescindible que las empresas obtengan resultados inmediatos de cualquier inversión en tiempo o recursos. “Una implementación hecha a medida debe arrojar resultados en el corto, mediano y largo plazo”, agregó y sostuvo que “la hoja de ruta depende de las debilidades particulares de cada organización, asegurando que las mejoras se enfoquen en las áreas donde el cambio es más urgente”.
Uno de los desafíos recurrentes para muchas PyMEs argentinas es el elevado ausentismo, problema que el modelo japonés aborda fomentando un entorno laboral más motivador y positivo. “La metodología crea condiciones donde los empleados se sienten valorados, reduciendo el ausentismo. Cuando los trabajadores comprenden su rol fundamental en la organización y cómo su ausencia afecta al equipo, es más probable que acudan cada día. Ven el impacto más amplio de sus contribuciones”, aseguró.
Dado que las PyMEs forman el núcleo de la red productiva argentina, González aconseja a estas empresas comenzar con una evaluación diagnóstica. “Identifiquen las áreas críticas y prioricen la introducción de estas prácticas donde el cambio sea más necesario. Aunque este modelo trae excelentes resultados a cualquier escala, la mejor hoja de ruta dependerá de la cultura de la empresa y de los recursos disponibles”, expresó. Estos recursos no se limitan a los financieros, sino que incluyen la capacidad organizacional para impulsar cambios transformadores.
A pesar de la inestabilidad económica de Argentina, la planificación a largo plazo sigue siendo esencial. “Hace apenas dos años las condiciones del país, eran totalmente diferentes. Sin embargo, en el entorno global actual, centrarse solo en el corto plazo significa siempre llegar tarde”, advirtió el especialista.