“Debemos organizarnos para abastecer de alimentos al mundo”

José Martins sostuvo que un nuevo orden mundial generará oportunidades para Argentina.

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21 abril, 2025

La semana pasada, el campo argentino hizo la presentación de la Campaña Fina 2025/ 26, pronosticando que la cosecha será superior a la anterior (10% para el trigo y 2% para la cebada). Sin embargo, los productores expresaron su insatisfacción porque consideran que pueden producir mucho más

Este fue uno de los temas que José Martins, presidente de la Bolsa de Cereales y el Consejo Agroindustrial Argentino (CAA), abordó en Ser Industria Radio. Durante la entrevista, el dirigente destacó que la guerra comercial entre Estados Unidos y China, plantea un nuevo orden mundial que abre oportunidades para la producción y exportación de alimentos argentinos.

Asimismo, analizó el nuevo acuerdo con el FMI, la salida del cepo, el futuro de la Hidrovía y la marcha del gobierno de Javier Milei en relación a la agroindustria, entre otros puntos clave.

¿Qué se espera de la Campaña Fina? 

Esta semana presentamos la primera estimación, que surge del relevamiento que se hace consultando a todos los que amablemente nos informan qué pasa en el interior del país. Da la impresión que este año habrá una pequeña mejora en el área a sembrar, de manera que es auspicioso porque vamos a tener algo más de cosecha de trigo y cebada. No debemos perder de vista que son cifras que están por debajo de nuestro potencial. Celebramos que vayamos creciendo, pero todo esto es producto del tesón del productor, de las buenas condiciones climáticas, aunque, reitero, no expresan el potencial que tiene nuestro país en cuanto a la posibilidad de los cultivos finos. 

¿Qué hace falta para alcanzar esas metas? 

Desde el CAA hace tiempo venimos sosteniendo la necesidad de que Argentina tenga una política agroindustrial en serio, aprobada por el Congreso, con el acuerdo de todos los partidos políticos. Esto haría que,  cuando cambien los gobiernos por el ejercicio de la democracia, no tengamos cambios en estas políticas. En este sentido, siempre ponemos como espejo donde mirarnos a nuestros vecinos brasileros. Brasil ha pasado por gobiernos de centro, de extrema izquierda, liberales, de izquierda y la política agroindustrial no se ha movido un ápice y cuando uno observa el resultado, Brasil es una potencia como generador de productos agroindustriales abasteciendo al mundo. Nosotros estamos estancados hace 10, 15 años, producto de que cada gobierno implementa medidas según su ideología política. Venimos de subas y bajas de retenciones, cierres de mercados, cepos, fideicomisos,  etcétera. En resumen, este país necesita una política clara, sostenible en el tiempo y que dé previsibilidad para que el productor pueda hacer su diagrama a largo plazo de siembra. 

Incluso dentro de este mismo gobierno bajaron y ahora volverían a subir las retenciones… 

El gobierno actual ha dado pasos muy serios, muy importantes, para tratar de normalizar el país. Removió trabas burocráticas, unificó el tipo de cambio, el próximo año va a levantar el cepo para las empresas, removió fideicomisos, las barreras para exportar… Falta trabajar en el paquete fiscal,la carga tributaria que incluye las retenciones, pero también ingresos brutos, las tasas municipales… En ese sentido, la agroindustria tiene una rebaja coyuntural hasta fin de junio. Ojalá podamos convencer al gobierno de que esto es importante y lo sostenga en el tiempo, porque nos daría una mayor producción. 

Martins junto a Ramiro Costa y Maximiliano Moreno en la presentación de la Cosecha Fina.

Hace unos años presentaron un programa para generar producción, divisas y empleo. ¿En qué quedó? 

Era un programa integral que abarcaba distintas etapas, como la  desburocratización, que se viene cumpliendo, se ha implementado. Se han rebajado derechos de exportación a las economías regionales, se abrieron mercados de exportación… Muchas cosas de ese plan se vienen cumpliendo. Faltan otras importantes que tienen que ver con la carga fiscal y el desarrollo de infraestructura. Es importantísimo y necesario que haya inversión en caminos, accesos, puertos… No necesariamente tiene que hacerlo el Estado, puede hacerlo junto al sector  privado, pero tiene que haber normas que aseguren que la gente que invierta después no se vea perjudicada. De todo ese plan, dimos unos pasos adelante pero aún queda mucho por hacer. 

¿Qué impacto puede tener en la agroindustria argentina la guerra comercial entre Estados Unidos y China? 

Es un tema interesante, porque evidentemente estamos ante un nuevo orden mundial en términos de comercio. Todavía hay incógnitas que no se despejaron. Vemos a Estados Unidos tratando de proteger su mercado doméstico, su industria local, enfrentándose a China. China, por supuesto, va a reaccionar protegiendo sus intereses. No sabemos en qué va a terminar, pero hay oportunidades. China es el principal importador de muchos de los productos agroindustriales, en especial soja. Si deja de comprar a Estados Unidos,  por revancha o para perjudicarlo, tiene que venir a comprar a América Latina. El mejor posicionado es Brasil. Argentina tiene una cosecha de soja estancada en los últimos años y no podremos capturar esa oportunidad. Tenemos que esperar un tiempo más para ver cómo terminan de alinearse estas amenazas que se están lanzando y a partir de allí ver cómo Argentina captura oportunidades. Debemos organizarnos internamente para capturar las oportunidades y  abastecer de alimentos al mundo, tanto con productos para humanos o para animales que después van a ser alimentos humanos. 

¿Cómo evalúan el nuevo acuerdo con el FMI?

Nosotros nos hemos expresado favorablemente, porque tiene que ver con un esfuerzo muy grande por normalizar la macroeconomía argentina. Siempre respetando y confiando en la palabra del gobierno, a decir por las autoridades, este préstamo viene a fortalecer las reservas de la Nación. Esto, de la mano de un tipo de cambio único, que no haya emisión y que se cuide el déficit fiscal, nos da la impresión de que va a normalizar la macroeconomía para ser un país normal. Lo que pasa es que nosotros venimos de muchos años de no saber de qué se trata ser un país normal. Confiemos en todo este paquete de medidas. 

La semana pasada el mercado no convalidó subas de precios. ¿Marca una nueva etapa? 

Creo que esto implica un cambio muy importante de mentalidad para todos los argentinos. Desde el empresario, a no hacer abuso de las viejas políticas de tomar colchones por si pasaban determinadas cosas, hasta los consumidores de castigar cuando vemos que los precios se incrementan sin lógica. Entiendo que esto forma parte de una nueva política que, insisto, se emplea en los países normales donde no hay precios cuidados, máximos, ni nada por el estilo. El empresario y el consumidor son responsables. Va a llevar un tiempo adaptarse después de tantos años de reglas rígidas y paternalismos, que no funcionaron. Si uno mira para atrás, en el anterior gobierno había prohibición de exportación, precios máximos y cuidados. Sin embargo, la inflación estaba totalmente descontrolada. Creo que se vienen nuevas épocas de reconvertirnos como país, como ciudadanía, como empresarios… 

¿Cómo ve el desarrollo de los biocombustibles, sobre todo el bioetanol? 

No soy un especialista, pero estamos proponiendo que tengamos una ley  que dé previsibilidad. Hubo una ley que se cayó y otra que tiene mucho que ver con que el mercado fije los precios y que haya un corte un poco mayor. Está en el Congreso y esperamos que se legisle cuanto antes

Trump sacudió el comercio mundial. ¿Argentina aprovechará las nuevas oportunidades?

¿El campo ya tomó el camino hacia la sustentabilidad?  

La agroindustria argentina hace años que viene trabajando en términos de sustentabilidad. Lo que ha sucedido aquí es que, de pronto, Europa ha impuesto determinados patrones de comercialización y tenemos un año más para discutirlo. Está diciendo que tiene que certificar que no hay deforestación en zonas donde nunca en la historia hubo bosques. Desde todo el ámbito agroindustrial hay un respeto muy grande sobre el tema sustentabilidad. De hecho, la Red de Buenas Prácticas Agropecuarias es una entidad público-privada que siempre está marcando el camino en términos de proponer y controlar cosas. Estamos en el buen camino. Tenemos que tratar que este tema no termine siendo una barrera para arancelaria.

¿El planteo de la Unión Europea pone en riesgo las exportaciones argentinas? 

No. Argentina está preparada para proveer sus productos. Tenemos que ser cautos y demostrarle a los países de la Unión Europea que no se puede poner exigencias que impliquen mayores costos, porque después no hay repago de la mercadería. La Unión Europea es un mercado de un valor un poquito mayor que el resto de los commodities, el consumidor europeo siempre paga un poquito más. Sería bueno que eso también se traslade al repago de las materias primas que proveemos acá para que el productor argentino no termine cargando mayores costos. 

Se está replanteando la licitación de la hidrovía y ustedes participaron de la última reunión. ¿Qué conclusiones sacaron? 

Esperemos que haya un acuerdo cuanto antes y se llame a licitación, porque es la principal vía de salida de nuestras exportaciones agroindustriales. Tenemos que trabajar allí, no sólo por la eficiencia, sino para que mejoren los costos. Brasil, en ese sentido, ha trabajado fuerte, con lo cual no estamos siendo competitivos. Bueno, daría la impresión que ahora ha tomado impulso y aguardamos que se concrete el nuevo llamado a licitación. 

La licitación de la hidrovía es clave para la exportación agroindustrial.

¿Qué pedidos tienen al respecto? 

Como Consejo Agroindustrial, velamos que sea una licitación transparente. Que aquel que tenga la experiencia y la capacidad pueda participar, siempre propendiendo a cosas lógicas y razonables de la hidrovía, los trabajos y a un costo que implique una mejora respecto a lo que se está pagando hoy

¿El sector impulsará un programa de inversiones similar al RIGI?

Es un viejo proyecto que presentamos hace tres años y tiene que ver con estimular las inversiones agroindustriales a través de rebaja de impuestos, amortización acelerada y otros estímulos. Esto no implicaba ningún castigo a la recaudación fiscal porque siempre se ponía sobre lo nuevo que iba a venir, no lo que ya estaba hecho. Es un proyecto que se discutió mucho con el gobierno anterior y cuando todas las fuerzas políticas estaban de acuerdo, hubo elecciones, perdió el estado parlamentario y quedó en el olvido. El gobierno trabaja en una propuesta parecida, le dimos el apoyo, estamos pidiendo algunas modificaciones. El  RIGI no sirve para la agroindustria, porque habla de más de US$200 millones. Estamos impulsando este proyecto, sobre todo teniendo en cuenta que, si a partir del próximo año se levanta el cepo, la agroindustria es un lugar fértil para nuevas inversiones. Si le damos el mismo tratamiento que se le ha dado a la industria minera o petrolera, podemos aspirar de que haya un fuerte flujo de inversiones en el interior del país que es donde es más necesario.

En un mes con muchos feriados, se sumaron cuatro paros de los aduaneros. ¿Cómo afecta  la actividad? 

Creo que tiene que ver con lo que hablábamos, los nuevos patrones de comportamiento que tiene que tener la sociedad argentina. El empresario y el consumidor tienen que cambiar su mentalidad y también los sindicatos,   porque muchas veces el trabajador piensa distinto que los líderes gremiales. Tenemos que repensar las formas de protesta. Estos paros terminan perjudicando al trabajador, porque les hace perder presentismo, salarios y no logran lo que el sindicato pretende. Ojalá que haya un cambio de actitud y mesas de diálogo donde se puedan confrontar ideas. El gran desafío que tiene Argentina es crear fuentes de trabajo. No podemos tener un país con estos índices de pobreza, de desempleo… También habrá que trabajar fuerte en educación para volver a crear cultura de trabajo. Lamentablemente tenemos algunas generaciones que, por distintas razones, no saben lo que es trabajar.  

Además, creo que a nadie le gusta pedirle al FMI, pero para evitarlo hay que producir, exportar y generar dólares genuinos… 

Sí y la agroindustria ofrece un montón de oportunidades. Hoy  7 de cada 10 dólares que entran a Argentina provienen de este sector y el potencial es mucho mayor. Cuando hablábamos en el plan agroindustrial que podíamos ir a 180 millones de toneladas, generar 80, 100 mil puestos de trabajo, tiene que ver con hacer crecer el país de manera federal y eso es posible de la mano de inversiones en energía, conectividad, infraestructura, educación, salud…. Está todo por hacer, lo que falta es que, de una vez por todas,  pongamos manos a la obra.

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