Desde la óptica del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva (MinCyT), el petróleo, el gas, la petroquímica y las energías renovables constituyen un segmento estratégico para el desarrollo del país.
“Así lo establece nuestro ‘Plan Nacional Argentina Innovadora 2020’”, asegura Ruth Ladenheim, secretaria de Planeamiento y Política del Ministerio.
En su opinión, el energético es, de hecho, el sector económico más importante junto con el agroindustrial, porque está en el corazón de la matriz productiva local. “No en vano hay una apuesta muy fuerte del Gobierno nacional –con la recuperación de YPF, la creación de Y-Tec y los múltiples convenios de financiamiento en investigación y desarrollo– en pos de reconquistar grados de soberanía energética y tecnológica”, afirmó la funcionaria.
Según sus palabras, la meta es crear las condiciones para avanzar con el diseño de tecnologías 100% nacionales. “¿Por qué no posicionar a la Argentina como un centro de conocimiento y desarrollo tecnológico en yacimientos no convencionales o en energías renovables, aprovechando nuestra tradición de ciencia de alta calidad y nuestras riquezas, así como Brasil se ha posicionado en el ámbito off shore? Basta recordar que el Centro de Investigación (CEMPES) de Petrobras se creó a imagen y semejanza del Centro de Desarrollo que tenía YPF Argentina en Florencio Varela, provincia de Buenos Aires. Estamos convencidos de que es posible recuperar gradualmente esa capacidad de desarrollar tecnologías innovadoras”, señala.
El gran objetivo, agrega, es fomentar la investigación científica y tecnológica para mejorar la autosuficiencia y diversificación energética, y promover la sustentabilidad y protección del medio ambiente. “Con ese fin, buscamos establecer los temas prioritarios a investigar y desarrollar. Pero no nos quedamos sólo en la definición de temáticas, sino que también contamos con más de 40 herramientas financieras para impulsar la conformación de asociaciones público-privadas que lleven adelante iniciativas de ciencia aplicada”, apunta.
¿Cómo funcionan esas herramientas financieras?
A través de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica (ANPCyT), aportamos un 50% de los fondos necesarios para financiar proyectos de consorcios mixtos de hasta $ 20 ó 30 millones, ligados tanto al sector hidrocarburífero como a las energías renovables. No tenemos un problema de limitación de fondos, sino de proyectos. Por eso queremos que se conozca mejor la existencia de estos instrumentos y lograr que se presenten más emprendimientos asociativos de calidad. En petróleo y gas, la idea es fomentar el desarrollo de tecnologías clave para la explotación de yacimientos maduros y no convencionales, además de estimular la refinación de crudos. Tenemos una agenda muy prolífica de problemáticas identificadas al respecto. Asimismo, consideramos que hay mucho por hacer en materia de investigación de nuestras cuencas no productivas.
¿Puede citar algún programa en marcha?
Uno de los más emblemáticos es el denominado “Proyecto EOR” (por “Enhanced Oil Recovery”). En 2009 firmamos un convenio con el Instituto Argentino del Petróleo y el Gas (IAPG) –que involucró a ocho empresas (Pan American Energy, Chevron, Pluspetrol, Tecpetrol, Petrobras, YPF, Sinopec y Sipetrol) y a tres universidades nacionales (la de Cuyo, la del Comahue y la de Buenos Aires)– para optimizar la recuperación de hidrocarburos mediante la utilización de productos químicos. Tenemos pozos modelo en la cuenca Neuquina y en el Golfo San Jorge (en Cerro Dragón). Ya finalizamos la etapa de screening de los productos más aptos y estamos trabajando en su modelización para otros pozos. Avanzamos hacia la selección de químicos para estudiar la interacción de fluidos. Prontamente encararemos los estudios petroquímicos para la definición detallada del barrido de rocas. Y luego haremos la comparación de modelos a fin de simular una producción optimizada de petróleo y seleccionar la mejor alternativa para el mercado. Gracias a este proyecto, también sellamos un convenio con la Cámara de la Industria Química y Petroquímica (CIQyP) para desarrollar una producción local de químicos destinados al barrido de pozos petroleros maduros.
Además, estamos financiando directamente una plataforma tecnológica para que el modelado computacional brinde soluciones a distintas problemáticas de sísmica petrolera. La iniciativa, por un monto de $ 17 millones, está a cargo de un consorcio constituido por el Invap, la empresa Sintec, YPF, el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y las universidades nacionales de La Plata, San Juan, Cuyo y Río Negro.
¿También están financiando iniciativas petroquímicas?
Sí, en los últimos seis años llevamos adjudicados alrededor de $ 20 millones a Pymes del sector químico y petroquímico, sin incluir fondos para asociaciones público-privadas (que son de una envergadura mayor). También debe destacarse la relevancia del Fondo Fiduciario de Promoción de la Industria del Software (FONSOFT), que no siempre se considera vinculado con el segmento, pero que en verdad sí lo está. Hay mucho software aplicado a la actividad química y petroquímica que se financia con sus ANR. Un emprendimiento como Geomap, que diseña tecnologías para la previsión de fracturas en reservorios del NOA, no se hubiera desarrollado sin ellos.
¿Qué importancia le otorgan a la capacitación de recursos humanos?
Tenemos el foco puesto en ese aspecto, específicamente en la formación de gerentes tecnológicos. Estamos conscientes de la necesidad de investigadores básicos en sectores como el energético, y por eso venimos apoyando programas como Bec.Ar y las becas que en conjunto están entregando YPF y el CONICET.
En esa dirección, la flamante Y-Tec –que no sólo promoverá la innovación en exploración y explotación hidrocarburífera, sino que también apuntalará el desarrollo de las energías renovables– ofrece un espacio de incorporación sumamente interesante para profesionales altamente capacitados.