Mientras continúan las idas y vueltas judiciales en torno al proyecto de exploración offshore, planteado a 300 kilómetros de la costa de Mar del Plata, crecen las expectativas de que las tareas puedan iniciarse en 2023.
El tema se trató en el Encuentro Internacional de la Industria Naval (EINAVAL), organizado por la ABIN en el Museo Mar de Mar del Plata. Allí, tras una disertación que despertó gran expectativa, el Director de Exploración Offshore de YPF, ingeniero Néstor Bolatti, dialogó con Ser Industria.
Entre otros conceptos, el especialista destacó que ya están dispuestos los barcos para iniciar la actividad y expresó su satisfacción por la sociedad establecida con la empresa noruega Equinor. Dijo además que se estima alcanzar una producción de 200.000 barriles por día con 19 pozos activos.
¿En qué situación se encuentra el proyecto de exploración hidrocarburífera frente a las costas bonaerenses?
Tenemos dos proyectos. Uno es el que se judicializó, en estos momentos estamos esperando la resolución de la Cámara Federal. Si la decisión es favorable, comenzaremos inmediatamente las actividades de adquisición sísmica en los bloques CAN 114, CAN 100 y CAN 108. En paralelo está el proyecto de perforación del pozo, que fue presentado ante una audiencia pública que ya se cerró. Estamos esperando que se expida el ministerio de Ambiente sobre el estudio impacto ambiental, para proceder a su ejecución. Puede existir alguna medida judicial, pero en principio si la autorización está, procederemos a perforar o por lo menos planear la perforación a fin del año 2023. Es lo que tenemos en nuestro calendario.
¿Eso implica que aún siguen pendientes de instancias burocráticas?
Exactamente, son dos situaciones diferentes. La de la sísmica, se puede hacer inmediatamente, porque los barcos están esperando para iniciar la actividad que deberíamos haber empezado el 1 de noviembre. A raíz de que no ha salido todavía el fallo de Cámara, estamos en stand by. En relación al proyecto de pozo, estamos esperando la aprobación de la autoridad de aplicación, que es la secretaría de Medio Ambiente, para iniciar toda la preparación con el objetivo de perforar a fin del año próximo.
¿Qué significan esto proyectos para el país?
Son de una magnitud tal que, evidentemente, cambian el perfil productivo del país. En caso de éxito, estamos hablando de producciones cercanas a lo que produce actualmente todo YPF. Por lo tanto, eso implicaría mucha actividad relacionada con el mar y las ciudades costeras que va a tener un impacto realmente muy importante. Hay que tener en cuenta que no es inmediato. Son procesos que llevan su tiempo. La exploración va a decir si hay petróleo y cuanto hay. A partir de ahí, el pozo no se ensaya, no hay producción, se sella. Al año siguiente se empiezan a hacer los pozos para definir el volumen total y cuál es la forma óptima para extraer. Tenemos 1.500 metros de agua. Eso requiere una instalación submarina a esas profundidades, con robots, vehículos remotamente manipulados, drones… En base a los resultados del pozo, se hace todo un diseño de ingeniería. La producción tiene que ser tan alta que apalanque los costos que esto significa.
¿De qué volúmenes, potencialmente, se habla?
El modelo que tenemos como ejercicio, es de una producción de 200.000 barriles por día con 19 pozos. Es importante porque también apalanca la reducción de CO2 ya que, con muy pocos pozos, se logra una alta producción. Eso es muy eficiente energéticamente. YPF tiene 16.800 pozos produciendo y suman lo mismo que van a producir 19. Es el gran impacto que puede tener. Las evidencias son positivas, pero la única manera de saber si el recurso está o no, es perforando.
¿Puede ser una inversión “improductiva”?
Exactamente. El riesgo está, puede hacerse la inversión y perderse todo, no se recuperan ni los caños… Las chances de éxito son entre el 20 y el 35 % que para lo que es la exploración de cuenca de frontera es un número alto. Para cualquier otro negocio parecería que las chances son muy bajas.
De concretarse esta producción, sumando Vaca Muerta y el gasoducto Néstor Kirchner, ¿Argentina podría considerarse un país petrolero?
Sí, creo que realmente vamos a tener un escenario soñado. Vaca Muerta está funcionando mucho mejor de lo que esperábamos, también el gas. Desde YPF hemos sido los pioneros y hemos hecho más de cien pozos. Vaca Muerta es una realidad. Podríamos producir más si tuviéramos las facilidades para sacarlo. Podemos ser optimistas, tenemos un problema de crecimiento. Hacer un caño es mucho más fácil que encontrar petróleo. Yo creo que el desafío está en eso. Pasa lo mismo con el tema del offshore.
Por otra parte, quizás por la desgracia de la guerra en Europa, se tome mayor conciencia de la importancia de contar con fuentes propias de energía…
Claro, tenemos potencialidades desde el punto de vista energético de transformarnos realmente en un país exportador. Hay que hacerlo bien, son proyectos transversales a todo, acá no hay una cuestión ideológica. Esto requiere planificación, estudios, tiempo, improvisación cero. Es muy alto el costo y por lo tanto todo se debe hacer en gabinete, planear hasta el mínimo movimiento, por la seguridad de las personas, la seguridad de las instalaciones. Si la actividad de perforar o de trabajar en petróleo es riesgosa en tierra, agregarle barcos, helicópteros, requiere una estructura sumamente rígida en el término de planeamiento y previsibilidad.
¿La empresa noruega Equinor acerca esas seguridades?
Sí, es una empresa realmente líder en el tema. Llevo trabajando con ellos desde 2016, he visitado sus instalaciones en el Mar del Norte, un yacimiento que produce 500 mil barriles diarios. Realmente para nosotros es un orgullo contar con un socio de esas características que tienen la seguridad y el bajo carbono como leyes y las cumplen, no es un leit- motiv o un eslogan.
¿El offshore implica nuevos esquemas de trabajo?
Pensamos que abre un buen futuro a los jóvenes. A veces se dice “para qué estudiar…”. Bueno, por ejemplo, con todo el tema del off shore o Vaca Muerta, hay montones de tecnicaturas, especialidades, robótica, a los que hay que acercar a los chicos. Tienen que subirse a este tren de cosas, que les resultan familiares. Toda la operación en campo submarino se hace vía robótica con joystick. No hay nadie que vaya a agarrar una pinza a 1.500 metros de profundidad. De hecho, a los chicos les gustan los joysticks. Es un tema que hay que trabajar, porque abre una perspectiva muy favorable.
¿Qué cantidad de empleos nuevos generarse con la exploración offshore?
Se han hecho distintos escenarios. En la etapa exploratoria, la primera que vamos a hacer, estamos hablando de poca gente porque es una actividad que va a demorar sesenta días. Tiene un impacto muy acotado. Cuando pensamos en un desarrollo con producción, creemos que habrá un volumen importante, que puede rondar las cinco mil personas. Pero es muy relativo. Hemos hecho una serie de evaluaciones, asimilando cantidad de barcos, helicópteros que tienen que llevar comida, las personas hay en el barco… En Brasil, por ejemplo, en Macaé o algunas de las localidades que son evidentemente petroleras, el impacto es considerable en cantidad e implica empleos de calidad con salarios muy altos.
