“Expandir la industria naval” dice textualmente el primer compromiso en Tecnología e Infraestructura de la plataforma electoral de La Libertad Avanza (línea 26, pág.4). Milei no usó en este caso términos ambiguos como “incentivar, articular, mejorar o promover”, como con los otros 18 sectores mencionados en la plataforma.
Con visión de estadista, prometió la expansión de este sector que ha demostrado ser competitivo cuando el entorno se lo permite. Pero algunas de sus primeras medidas de gobierno harían imposible este desarrollo. Hay funcionarios que parecen desconocer la realidad naval nacional y global pues proponen políticas contrarias a las que expandieron los astilleros de las más exitosas naciones del planeta.
Por eso no pude evitar plantearme la pregunta: eso de la “expansión” industrial naval, ¿no habrá sido un error de imprenta que se les deslizó en la Plataforma Electoral?
Estoy esperanzado que, en realidad, el error esté en ciertas medidas iniciales, muy equivocadas. Espero que los nuevos funcionarios empiecen a asesorarse bien y a entender mejor el sector industrial naval nacional y cómo funciona en el mundo real, no sólo en manuales de teoría económica. Espero, en definitiva, que el fundamentalismo destructivo de todo lo existente (sin distinguir entre lo bueno y lo malo) se vaya reemplazando por el dedicado y minucioso trabajo, propio de una gestión profesional de gobierno, que erradique lo malo y se apalanque en lo bueno, de lo que afortunadamente aún queda bastante. Lo primero sin duda que sirvió para la campaña electoral, pero lo segundo es imprescindible para gobernar, que es lo que hay que hacer ahora.
Este fuerte compromiso de Milei contrasta con el hecho de que, en tres décadas, ningún gobierno nacional mencionó a la industria naval en su plataforma, lo cual terminó siendo un sincero anticipo del muy pobre apoyo que efectivamente tuvo este sector industrial. Los modelos aplicados no lograron ningún desarrollo industrial naval, sino lo contrario. En particular, los resultados de treinta años demostraron que, en la Argentina, el Estado-astillero es un modelo que no funciona. A diferencia de algunos pocos países, nuestros astilleros estatales no generan ningún valor económico, ni tecnológico, ni social desde hace más de tres décadas.
Pero tampoco será posible la expansión industrial naval si se mantienen los niveles de corrupción que imperan, en las compras navales estatales (ARA, PNA e INIDEP), en la concesión del dragado y en los regímenes de importaciones de barcos usados para Pesca, Hidrovía, Puertos y Cabotaje, una competencia desleal inaceptable para cualquier industria naval del mundo.
Para ser mínimamente exitoso en su compromiso de expandir la industria naval, el nuevo gobierno debe aceptar que, como en todos los casos exitosos del planeta, la alta competitividad industrial naval será el resultado de aplicar –por muchos años– inteligentes medidas de apoyo, pero también de defensa frente a industrias navales externas muy protegidas y subsidiadas por sus gobiernos. Pero para empezar se requiere reacomodar las ineficiencias fiscales, cambiarias y laborales, así como la gran distorsión de precios de insumos industriales.
Entre las propuestas desarrollados por el autor y enviadas oportunamente al equipo de Milei, se resaltan las siguientes:
- Cancelar los avances de las importaciones fraudulenta de 6 barcos por 900 millones de dólares para PNA, INIDEP y ARA. Obra pública externa (¡!).
- Privatizar o concesionar empresas y capacidades navales públicas nacionales que no generan valor social ni económico: Astillero Storni, Tandanor, y Diques de BNPB.
- Reunificar ARA y PNA como es en el resto del continente y casi todo el mundo.
- Articular iniciativas privadas para invertir en flotas estatales y gestionar ciertas operaciones de ARA, PNA e INIDEP, realizadas hoy con gran corrupción e ineficiencia.
- Desarrollar un Parque Logístico Antártico Internacional con inversiones extranjeras en Tierra del Fuego, fortaleciendo la posición geopolítica y generando recursos desde el nicho de la logística y la industria naval antártica exportadora.
- Apalancar el 50% de la expansión industrial naval incentivando la construcción local de un tercio de los barcos (15% de contenido local) para el Offshore en la Cuenca Argentina Norte.
- Lograr el otro 50% de expansión captando dos tercios de la demanda existente de barcos para Pesca, Hidrovía y otras actividades, recuperando, además, el 26% histórico de valor de Exportación Naval.
- Aceptar que la competitividad industrial naval será el resultado a largo plazo de aplicar medidas inteligentes de apoyo y de defensa frente a industrias externas protegidas y subsidiadas.