El presidente de la Federación de la Industria Naval Argentina (FINA), Domingo Contessi, sostuvo que “la restricción a las importaciones es sólo la punta del iceberg, la pérdida de competitividad es el problema de fondo” y que “es una tragedia que el atraso cambiario haya encarecido todos los productos de origen nacional”.
En el mismo sentido, afirmó que “la restricción a las importaciones, antes de impactar en la producción física, hizo cuadriplicar el costo de algunos insumos básicos y alteraron todos los precios relativos. Hoy no sólo no podemos acceder a insumos importados, tampoco podemos costear, no podemos competir. Así somos inviables”.
El titular de la entidad creada hace 60 años, hizo estas afirmaciones al participar del panel “Industria naval en un mundo en cambio”, en el marco del Encuentro Internacional de la Industria Naval (EINAVAL), desarrollado en Mar del Plata.
Contessi resaltó que los componentes más importantes de la industria naval son “las instalaciones industriales, la ingeniería, la experiencia de la mano de obra, la existencia de líneas de financiamiento, pero el concepto que mejor define a una industria de largo plazo como la naval es la confianza”.
“Sin un armador que confíe en un astillero, sin un banco que confíe en ambos, sin un estado que confíe en desarrollar al sector, sin trabajadores, empresarios y estudiantes de ingeniería que confíen que su futuro será construyendo buques, es imposible hablar de industria naval”, agregó.
Señaló seguidamente que “si el mundo cambia a un ritmo vertiginoso, Argentina lo hace a la velocidad de la luz, los escenarios cambian tan rápido y son tan cíclicos que si miramos la foto pareciera que estamos siempre en el mismo lugar”.
Asimismo, hizo referencia al mensaje pronunciado en la edición anterior de EINAVAL. “El año pasado advertí la preocupación que teníamos por el impacto que generaba el atraso cambiario en la competitividad. Hoy estoy obligado a hablar de la coyuntura porque la situación actual es un torpedo disparado a la línea de flotación de nuestra industria. Evadir el tema o ser “políticamente correcto” me haría responsable por omisión y como dirigente empresario tengo la responsabilidad y la obligación de defender a nuestro sector”.
En ese contexto, expresó que “hoy no sólo no podemos acceder a insumos importados, tampoco podemos costear, no podemos competir. Si alguno piensa que esto no es los suficientemente grave, me atrevo a preguntarle a mis colegas extranjeros presentes si las industrias navales de sus respectivos países subsistirían en este contexto: con la chapa naval a más de 4.000 dólares la tonelada y con aumento de costo en dólares de más del 50% en todos los rubros en poco más de un año”.
“Nos duelen los contratos que se caen, las inversiones que iniciamos y no sabemos si podrán amortizarse, el personal que contratamos y capacitamos y que quizás tengamos que despedir, pero lo que más nos apena es que este gobierno ha tenido muchas y muy buenas políticas tendientes a ayudar al resurgimiento de la industria naval argentina. Pero una mala macroeconomía destruye a la mejor política industrial. Cuánto tiempo va a durar esto y cuánta competitividad habremos perdido cuando la situación se normalice, nadie lo sabe. Lo que si estoy seguro es que nuevamente habremos destruido lo que señalé como el capital más importante de nuestra industria: la confianza, algo que seguramente tomará mucho tiempo recuperar”, concluyó el presidente de la FINA.